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Coronavirus Covid-19

El futbolista Toni Dovale, ayuda en la farmacia de su familia en A Coruña durante el Estado de Alarma

Ayuda a combatir la COVID-19 en la farmacia que su familia tiene en A Coruña mientras espera que la pandemia le permita centrarse de nuevo en el fútbol

Toni Dovale, futbolista y farmacéutico durante la crisis del Covid19 / Getty Images

Toni Dovale, futbolista y farmacéutico durante la crisis del Covid19

Toni Dovale, jugador formado en la Masía del FC Barcelona y trotamundos del balón en los últimos años, ayuda a combatir la COVID-19 en la farmacia que su familia tiene en A Coruña mientras espera que la pandemia le permita centrarse de nuevo en el fútbol, ya con una lección aprendida: "No podemos hacer muchos planes a largo plazo".

A él, el coronavirus le pilló preparando las maletas para regresar a Tailandia, su último destino futbolístico tras haber pasado por distintos clubes de España (Celta, Huesca, Leganés y Rayo), Estados Unidos (Kansas), India y Chipre.

"Como a la mayoría de los españoles, mi vida ha cambiado bastante. Acabé la temporada en la India antes de Navidad, que es el parón grande en el mercado asiático; estaba preparando todo para marcharme para jugar allí otra temporada y el tema empezó a complicarse", explica en una entrevista con Efe.

Relata que en India primero pusieron a los europeos que viajaban allí en cuarentena, después empezaron a impedir aterrizar los vuelos procedentes de su país de origen y a los pocos días decretaron el estado de alarma en España. Total, que se quedó en A Coruña, encerrado, como todos.

Y como terminó la carrera de Farmacia "hace tres o cuatro años" y solo tenía pendientes las prácticas, encontró la oportunidad idónea de estar en la farmacia de su familia y aportar así su granito de arena, apunta.

Falta de planificación

Desde la botica critica la falta de planificación que, entiende, ha habido en España para abordar un problema que ya se intuía. Hace cinco semanas, cuando se preparaba para viajar, intentaba conseguir mascarillas, geles hidroalcohólicos, y ya no había abastecimiento.

"Eso, a tres semanas de decretar el estado de alarma, cuando nos decían que no pasaba nada y nos estaban llamando a manifestarnos y nos decían que la película era muy diferente", cuestiona.

Pero él no dudó en exponerse en la farmacia en condiciones "bastante tercermundistas", primero con mascarillas hechas con papel de cocina y grapas y, ahora, con otras que no tienen filtro.

Quiere jugar al fútbol

Trabajar en la botica no es algo que entrara en sus planes porque lo que quiere es jugar al fútbol, pero el cuerpo le pidió acudir a la farmacia sin olvidar sus entrenamientos diarios para no perder la forma.

"Dada la situación, lo que pensé es qué puedo hacer yo por la gente, por mi familia. Y gracias a mi carrera puedo ayudar. Mi madre es mayor, ya en una edad cercana a la jubilación, está dando el callo con unas condiciones de seguridad bastante precarias como todos los sanitarios y farmacéuticos y siendo así la situación no me podía quedar en mi casa", arguye.

Sostiene que estas situaciones complicadas son las que definen el carácter real de las personas, y él quiso dar un paso adelante.

"Ahora somos todos igual de útiles, tanto el que está al pie del cañón, por así decirlo, como el que está respetando las normas y quedándose en casa", razona.

Agradecimiento por los aplausos

No se considera "héroe" aunque agradece los aplausos, como los que escucha del entrevistador porque son las 20 horas y la conversación le impide salir a la calle. "La gente te da ánimo, fuerza, noto mucho el agradecimiento, pero creo que las administraciones no han estado a la altura de lo que exigen las circunstancias", lamenta.

"Los aplausos llenan de orgullo pero yo no puedo ir a la guerra con tirachinas, y estar en una farmacia con mascarillas de papel de cocina y grapas es una vergüenza", precisa este futbolista gallego, que echa en falta más soporte de las autoridades y que ha tenido que revisar publicaciones, muchas de Asia, para poder informar a los clientes de la farmacia.

A Toni Dovale, que el sábado cumplió 30 años, le gusta ayudar a la gente, pero echa mucho de menos jugar al fútbol porque es su vida, sea en España, en India o en otro país que le seduzca.

"Ahora hay un nivel de incertidumbre alto. No sabemos cómo se va a desarrollar el fútbol, cuándo se van a abrir las fronteras, así que si aparece una buena oportunidad en España la valoraré también. Echo de menos eso, el día a día, el sonido del balón, el olor de la hierba, jugar en un campo lleno, esa adrenalina", concluye el futbolista farmacéutico.

 
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