Más de 160 años vistiendo las cabezas de los bilbainos

Bilbao

¿Hay algo más vasco que la txapela? Este accesorio tan querido ha estado siempre presente en las calles de los pueblo y ciudades de todo el País Vasco. A pesar de que su uso ha ido decreciendo con el paso del tiempo, la txapela supone todo un elemento folclórico y un emblema, parte esencial del ADN vasco.

En Bilbao, las mejores txapelas las encontramos en la Sombrerería Gorostiaga, situada en la calle Víctor del Casco Viejo. Su historia se remonta a 1857, cuando Fructuoso Gorostiaga se instaló en la calle Bidebarrieta de la capital bizkaina. Posteriormente, Benjamín Gorostiaga trasladó el negocio a la calle Correo, donde disponía de un local amplio, adecuado a las necesidades de la época.

El último Gorostiaga en llevar las riendas del negocio, Alejandro, pidió a Isidoro Pirla, un obrador de león, que enviase a alguno de sus vástagos para encargarse de la sombrerería. De esta forma, el negocio cambió de manos y pasó a las de los Pirla: primero Antonio Pirla, posteriormente Luis Pirla y, en la actualidad, Iñaki y Emilio Pirla, hermanos y socios, regentan el establecimiento.

Actualmente, realizan arreglos y réplicas de sombreros, además de vender las tradicionales txapelas. Entre otras, Gorostiaga ha trabajado con las fábricas Handya, Zbigau, Elósegi, La Encartada, Laurer y Z. Beigeau.

Ladeada, muy ladeada o recta sobre la cabeza, las formas de portar la txapela son múltiples dependiendo de en qué parte del País Vasco. Independientemente del estilo, lo que no hay duda es que el mejor sitio para comprarlas es la Sombrerería Gorostiaga, por donde han pasado personajes ilustres de la talla de Fito, Loquillo o Álex Angulo.