Los cuentos de Navidad de Federico Muelas, el poeta de Cuenca
El libro se editó por primera vez en 1981 y recoge las narraciones en prosa de escritor conquense quien tuvo en la Navidad una amplia fuente de inspiración para sus cuentos, poesías y villancicos
Ilustración 'Siguiendo la estrella'. / José Luis Cañas
Cuenca
En El rincón de leer de Hoy por Hoy Cuenca, que este lunes hemos compartido con Olga Muñoz, directora de la biblioteca municipal del Centro Aguirre de Cuenca, recomendamos el libro Cuentos de Navidad del poeta conquense Federico Muelas.
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Los cuentos de Navidad de Federico Muelas, el poeta de Cuenca
Federico Muelas Pérez nació en Cuenca el 7 de octubre de 1909. Por su cuenta y riesgo, añadió a su segundo apellido “de Santa Coloma”, como homenaje personal a un lejano antepasado, el general Santa Coloma, y decidió también que había nacido en 1910, porque no le gustaba el número real, pequeñas bromas con las que suele confundir a quienes quieren hacer su biografía.
Sí es cierto que nació en Cuenca, frente a donde estaba antes la Fuente del Escardillo, en la calle de San Juan, en un edificio que ya no existe, sustituido ahora por otro moderno, junto a la Puerta de San Juan.
Portada de la primera edición del libro. / Cadena SER
Portada de la primera edición del libro. / Cadena SER
Hijo del Jefe de Telégrafos, vivió una niñez solitaria, de salud delicada (siempre tuvo problemas con la vista), poco relacionado con los demás miembros de similares edades a la suya; en seguida mostró una clarísima vocación de interés y curiosidad hacia el mundo de las letras, que volcó, desde los años juveniles, tanto en lecturas como en la publicación de versos y artículos en revistas locales.
Además de escribir, impulsó varias actividades culturales. Junto con ello, aparece en seguida una firme tendencia por la vida activa y participativa, por ejemplo, como colaborador local en el programa de Misiones Pedagógicas que actuaba en pueblos de la Serranía de Cuenca o como uno de los promotores de la Asociación de Amigos de Cuenca, donde era, seguramente, el más joven de todos, entre los nombres más destacados de la vida cultural de la época.
Durante los años de la República pone en marcha El bergantín de la vela roja, una tertulia artístico-literaria en torno a un vaso de vino, ubicada en el mesón Los Claveles, en la calle Aguirre. Allí se reunían durante largas sesiones para hablar de literatura, de arte, de cultura y de la vida provinciana.
Había empezado estudios de Derecho, que sustituyó por los de Farmacia, oficio que ejerció en Madrid, que pronto se hizo famoso entre los escritores por sus animadas sesiones en la rebotica.
En los primeros años de la década de los 50, Federico Muelas participa con todo entusiasmo en dos empresas literarias: la edición de las revistas El Pájaro de Paja y Deucalión. En ambas, realiza audaces irrupciones en el mundo de la vanguardia poética y asume, durante unos años, las teorías del postismo.
Federico Muelas es ya un nombre consagrado mediante revistas y recitales, pero sin publicar ni un solo libro. Finalmente se decide en 1959, con la publicación de Apenas esto. Seis años más tarde con su siguiente poemario, Rodando en tu silencio, gana el Premio Nacional de Literatura. En sus siguientes libros supera los experimentos vanguardistas y se mantuvo en una línea poética fiel a la tradición lírica española, cultivando las formas clásicas, el soneto, el romance y la décima.
Libro de villancicos de Federico Muelas. / Cadena SER
Libro de villancicos de Federico Muelas. / Cadena SER
En 1946 ganó el premio nacional de guiones cinematográficos por el titulado Una huella en Tierra Firme, en torno a la figura del licenciado Eugenio Torralba, película que nunca llegará a rodarse.
Otros libros publicados de Muelas son: Tesorillo de pobre (Madrid, 1962); Sorpresa de España (Madrid, 1962); El niño que tenía un vidrio verde (Madrid 1963); Los villancicos de mi catedral (Cuenca 1967); Cuenca en volandas (Cuenca, 1968); Cuenca. Tierra de sorpresas y encantamientos (León, 1968).
A lo que se añade un incontable número de artículos periodísticos, tanto en la prensa local, sobre temas conquenses, como de interés general en periódicos nacionales.
Cuentos de Navidad
El libro se editó en el año 81, por lo tanto de manera póstuma por la editorial Toro de Barro. Incluye un prólogo de Carlos de la Rica, editor de El Toro de Barro y “albacea literario” de Federico Muelas. En el prólogo habla de cómo al poeta le gustaba escribir para niños, y de que estos relatos son una especie de “extensión” o añadido poético a sus villancicos, los villancicos clásicos de la Catedral de Cuenca que encontró en una librería de viejo y que él recompuso y editó en el año 67.
Además escribió un libro infantil con temática navideña, “Ángeles albriciadores”, que se reeditó con prólogo de Pedro Cerrillo en el año 2010 (la primera edición era del año 71 y llevaba un prólogo de Gerardo Diego). Está claro que era un tema que le gustaba mucho, y que le sirvió de inspiración para estos relatos.
Estos cuentos no necesariamente están dirigidos a niños, sino más bien a adultos (o para niños con ayuda de adulto). Son 10 relatos muy breves, basados en el momento que da origen a la fiesta de la Navidad, que es una fiesta religiosa (o al menos de origen religioso) en torno a un capítulo bíblico, el del nacimiento de Jesús en un pesebre, en Belén.
Estos relatos cuentan de manera fragmentada y muy personal este episodio del nacimiento, por lo tanto retoma la tradición, el origen de la fiesta y le da su toque muy personal.
Humaniza a los personajes de este relato tradicional, religioso y añade nuevos elementos. Por ejemplo el primer cuento parte del momento en que la Virgen y San José van buscando sitio para dormir, pero en lugar de seguir su recorrido, se queda en la fonda donde el mesonero que les niega un sitio, luego se siente culpable y no puede dormir.
En otro, cuenta la historia de un pastor (un niño pastor de 10 años) que descubre por casualidad el nacimiento y ve que todos los demás llevan regalos, y como él no lleva nada, tiene que improvisar (y canta un villancico)
Hay relatos en los que destaca la fantasía por encima de la historia conocida: En el segundo la luna busca algo para calentar al niño y se va por las casas buscando una llama de una chimenea, pero se cansa y se cae en el camino. Un ángel la encuentra y la usa de pandereta. O también otro sobre el rey Baltasar, que habla en primera persona, pero es un rey de barro, de un nacimiento de adorno (no el real).
La misma escena que nos han contado desde pequeños, que hemos visto, representado y reproducido cientos de veces (montando nacimientos, en películas, en el colegio, en belenes vivientes …) se nos vuelve a contar aquí desde todos los puntos de vista y centrándose en cuestiones en las que lógicamente el relato religioso que es simbólico, no entra. Hay incluso un relato sobre el buey que presenció el nacimiento en el pesebre y otro que comienza con el soldado al que Herodes le hizo el encargo.
También hay poesía, en cada relato hay unos versos, y aunque cada uno tiene un tono y un estilo, es una prosa muy poética y muy cuidada, está elegida cada palabra y al ser muy breves hay también un trabajo de síntesis. También hay muchos diálogos, al igual que en los villancicos.
