Juzgan hoy al vecino de El Palo acusado de matar a hachazos a su ex pareja
Estaba condenado por malos tratos y se saltó la orden de alejamiento
La Sección Octava de la Audiencia de Málaga tiene previsto juzgar este martes y el miércoles, días 29 y 30 de octubre, al hombre acusado por la Fiscalía de Violencia contra la Mujer por asesinar con un hacha y un cuchillo a su exmujer en la barriada malagueña de El Palo en 2011 y para el que pide una pena de 26 años de prisión y el pago de una indemnización para los familiares de la víctima de 300.000 euros.
Se le acusa por un delito de asesinato, y, además, por malos tratos habituales, amenazas graves y quebrantamiento de condena. Por su parte, la defensa planteará varias cuestiones previas, relativas a que no se ha acordado la práctica de las pruebas psiquiátricas que había solicitado, y pide que se le absuelva de esos delitos de los que se le acusa y sea condenado por homicidio, con la atenuante muy cualificada de alteración psíquica, a cinco años de prisión.
Más información
La Fiscalía sostiene en su escrito inicial que el acusado mantuvo una relación con la víctima durante seis años, fruto de la cual tuvieron una hija. El hombre fue desplegando en la convivencia, dice el ministerio público, conductas "de control y acoso", que supuestamente se agudizaron cuando ella se incorporó al mercado laboral; además de que "constantemente la amenazaba de muerte".
Esto llevó a la separación de la pareja a instancias de la mujer en abril de 2010. No obstante, "se fueron agudizando aún más los episodios psíquicos sobre ella", que derivaron en una denuncia en julio de ese mismo año, por la que se le condenó por un delito de lesiones y dos de amenazas. Tras la separación y a pesar de la condena, el acusado siguió con "constantes actos de acoso y atentatorio de su libertad", anunciándole que "la pensaba matar".
Según señala la fiscal delegada de Violencia contra la Mujer en su escrito inicial, la víctima llegó a manifestar a su madre, al tener "el convencimiento de que el procesado materializaría el mal anunciado", que "no le dejasen ver a la menor al procesado y que la incineraran pues ni siquiera después de muerta la pensaba dejar tranquila". Además, ante la separación, el hombre reaccionó violentamente e incumplió la medida de alejamiento impuesta.
En este contexto "de transgresión continua" de dicha medida cautelar, el 15 de febrero de 2011, relata la fiscal, "tras idear un plan para acabar definitivamente con la vida de la mujer", se fue a una calle de la zona de El Palo, sabiendo que ella pasaría para llevar a la hija común al colegio, por lo que estuvo "agazapado y esperando", con un cuchillo y un hacha para "asegurar el éxito de su acción".
Así, según la Fiscalía, cuando la mujer pasaba por el lugar, de forma repentina le salió al encuentro "sin posibilidad de defensa por parte de ésta, asestándole golpes en la cabeza, en la cara y cuello" con el hacha, que "dada la fuerza desplegada por el procesado se rompió en dos". La víctima logró huir unos metros por unas escaleras, cayendo inmediatamente al suelo, lo que supuestamente permitió al hombre ponerse encima para "consumar su acción".
En ese momento, sacó el cuchillo "asestándole desde un plazo superior que hacía imposible cualquier acto de defensa" un total de ocho cortes en zonas vitales, que le provocaron un 'shock' hipovolémico, además de tener perforada la yugular; heridas que le causaron la muerte instantánea. Además de la pena de prisión y la indemnización, pide que se le retire la patria potestad sobre la menor y la privación del permiso de armas durante cinco años.
Según el documento de la fiscal, el procesado no posee de forma pericialmente contrastada causas psíquicas de afectación de sus capacidades cognitivas ni volitivas ni consumo de sustancias o drogas en los días previos a los hechos que pudieran alterar dichas capacidades, ni tampoco se le han encontrado alteraciones psicopatológicas de personalidad ni de percepción de la realidad objetiva.
Por contra, la acusación pública sí considera que el hombre tiene indicadores psicológicos compatibles con la violencia de género, ya que posee "rasgos de su personalidad contrastados pericialmente consistentes en una exacerbada conducta de control acentuada con la separación de su pareja e indicadores de posición de dominación para la victimización. Así, presenta inestabilidad emocional, arrogancia, sobrevaloración de sí mismo y tendencia a la búsqueda del poder".