“Cuando le conté a mi madre que me maltrataba me contestó que en todos los matrimonios pasan cosas”

València

Son Carmen, Amparo, Dayana y Lamis. Cuatro mujeres de distintas generaciones, distintas procedencias y muy distintas vidas. Sin embargo, son cuatro mujeres con una historia común: son supervivientes de la violencia machista.

En 'A Vivir CV' estas cuatro mujeres han contado su historia y han insistido en la soledad que sintieron cuando dieron el paso de denunciar las agresiones que sufrieron. En todos los casos sus agresores les sometieron primero a un aislamiento social que les alejó de familia, amigos y entorno. Eso, afirman, es el primer paso que suelen dar los maltratadores y además dificultan que las víctimas puedan pedir ayudar e incluso ser creídas.

El extremo es tal que en muchos casos la família y entorno de la víctima se pone al lado del agresor. “Cuando le conté a mi madre que me maltrataba me contestó que en todos los matrimonios pasan cosas”, ha contado Carmen.

Ahora son mujeres resilientes, supervivientes y ayudar a través de la asociación Alanna a otras mujeres que pueden estar en su misma situación.

Estas son sus historias. Puedes escuchar la entrevista íntegra pinchando en la imagen.

“La custodia para el maltratador”

Carmen tiene alrededor de 40 años y ha superado el maltrato físico y psicológico, pero sufre violencia vicaria: "Mi exmarido nos amenazó de muerte a mi hijo y a mí con una escopeta; de hecho, yo puse la primera denuncia porque mi hijo me puso en aviso de lo que iba a hacer su padre conmigo esa noche".

Según recuerda, su exmarido tenía tres cartuchos de escopeta guardados en un armario. Cuando fue a comprobar dónde estaban, se percató de que él los había cargado en el arma: "Nos amenazaba con esos cartuchos y vi que, efectivamente, los tenía ya cargados en la escopeta esa noche. Mi hijo me dijo que no lo quería ver más, que nos fuéramos". Pese a eso, el niño, que cumple catorce años en un mes, sigue con su padre.

Carmen explica que, al ir a denunciar, los policías le preguntaron cuánto tiempo llevaba con él y por qué denunciaba ahora: "Eso está pasando actualmente en las comisarías de policía, no hay perspectiva de género. No te creen". "A mí el juez me dijo a la salida de uno de los juicios que me creería cuando viera mi cabeza en una bandeja", asevera.

“Por más que digan que van a cambiar, no lo hacen”

"Mi primer maltrato fue al decirme que no me maquillara. No podemos permitir que una persona nos diga cuál es nuestra felicidad". Así se explica Dayana, nombre ficticio, una mujer de 24 años procedente de Colombia. Sufrió maltrato psicológico y físico por parte de su expareja, con quien apenas estuvo cuatro meses: "Mi maltratador se aprovechó de que yo estaba en una situación de extrema vulnerabilidad porque yo estaba sin mi familia, sin mis amigos... No tenía nada".

Según explica, al principio él le hizo verlo como "un padre, un protector" y ella no se dio cuenta del maltrato "que era muy evidente" y que, según cuenta, llegó a lo físico. Dayana recuerda lo ocurrido un día: "Esta persona me maltrató en su casa y, cuando me fui a mi casa, me fue a buscar allá. Después me atropelló con el coche y por suerte no me hizo muchos daños". Ella acudió al hospital, y al volver, él estaba esperándola en casa: "Me volvió a hacer daño, pasaron dos personas a quienes les pedí ayuda y no me creyeron. Tuve que sacar el informe en el que se lee que es por maltrato, y luego llamaron a la policía".

"Mi marido cogió un cuchillo y me dijo que me rajaba de arriba a abajo"

Amparo, nombre ficticio, es una superviviente de la violencia machista. Tiene 69 años y durante dos décadas sufrió malos tratos por parte de su exmarido. Al principio era sutil, "no le gustaba que saliera, no me dejaba coger el teléfono, me aisló de mi familia", pero con el tiempo llegó a lo físico. "Habíamos discutido por la mañana, yo estaba poniendo la mesa y él estaba sentado. Él pensó que hasta ahí habíamos llegado, cogió un cuchillo y me dijo que me rajaba de arriba a abajo", asevera.

Según relata, pudo escapar "gracias a que él no se pudo levantar". Ella salió por la puerta y estuvo encerrada tres días en el coche en un descampado, donde la encontró la policía. Amparo explica que para ella fue "muy duro" y asegura que llegó a ser víctima de los propios policías: "Me preguntaron por qué motivo yo ponía la denuncia entonces si llevaba más de 20 años así". Después, "gracias a una amistad suya", dio con la Asociación ALANNA, a quien les agradece su labor.

"Me trasmitió una ETS y dijo en redes sociales que me la había comido en otro sitio"

Lamis tiene 23 años y sufrió maltrato psicológico y sexual por parte de su exnovio. Tanto ella como él son bailarines, él la difamó y aisló socialmente: "En el momento en que yo avisé a esta persona de la propia ETS [Enfermedad de Transmisión Sexual] que él me había pegado, decidió subirlo a redes sociales. Se inventó que yo era una difamadora, una acosadora y que la ETS yo me la había comido por la boca en otro sitio".

Según Lamis, él responde a un perfil de persona "que cae muy bien" porque es muy carismático y tiene cierta influencia dentro de la comunidad de danza. La gente creyó lo que él contaba: "Estaba aislada socialmente, la mitad del sector me había cancelado y algunos me habían dejado de seguir o decían que cuidado conmigo". Eso, considera, no ayuda: "Tú has pasado por algo que es duro y necesitas a las personas en las que confías". Una semana después de la difamación, denunció: "A mí me afectó bastante y ahí me di cuenta que había traspasado la línea".

El Ministerio de Igualdad ha comenzado a contabilizar en 2022 otros tipos de feminicidios y ahora se registran también vicarios, sociales, familiares y sexuales.