Acento tinerfeño para la dirección deportiva

Santa Cruz de Tenerife

Francisco Mauro Pérez Gorrín, a sus 47 años cumplirá el sueño de trabajar en el club de su tierra y al que tanto cariño profesa. Tras salir del banquillo de la UD Las Zocas en 2016, cogió la maleta y se aventuró como analista táctico en el Rayo Vallecano. De ahí pasó a la secretaría técnica del Getafe y posteriormente pasó, ya como director deportivo, al Albacete Balompié y al CD Lugo. Tras dejar atrás su etapa como técnico en la Tercera División canaria, Mauro se sumó al Rayo gracias a la apuesta que hizo por él Ramón Planes. En Vallecas hizo el trabajo de análisis y scouting del rival y estuvo adjunto a la dirección deportiva. En noviembre de 2016 llegó a dirigir una sesión del primer equipo tras el cese de José Ramón Sandoval como entrenador franjirrojo. En verano de 2017, sin moverse de Madrid, dejó el Rayo para fichar por el Getafe también junto a Ramón Planes. Fue ya en la 18-19 cuando el Albacete lo ató para la dirección deportiva empezando una nueva etapa en los despachos y permaneciendo en tierras manchegas hasta diciembre de 2020. Tras seis meses de espera, el Lugo llamó a su puerta y se hizo cargo de la dirección deportiva del club gallego en junio de 2021.

Fue en Albacete cuando Mauro Pérez y Luis Miguel Ramis coincidieron entre 2018 y 2020. Fue en febrero de 2020 cuando se produjo la destitución del actual técnico del Tenerife por parte del tinerfeño en sus funciones de máximo responsable del área deportiva del Alba. Ahora, Mauro Pérez y Ramis se volverán a encontrar aunque el futuro del entrenador parece estar más fuera que dentro del representativo blanquiazul a partir de junio. Mauro Pérez es hijo de Mauro Pérez Rodríguez (Tenerife, 1946), apodado 'el Patanga', futbolista que se formó en el Arenas y el Toscal y que con 15 años emigró a Venezuela. De vuelta a España fichó por el Real Madrid, que lo cedió a Recreativo de Huelva, Hércules y Celta, equipo con el que ascendió a Primera División como titular y con 23 años. Una grave lesión de rotura de menisco y ligamentos lo dejó inactivo un tiempo. Una vez recuperado se incorporó al CD Tenerife, que militaba en Tercera División y donde permaneció hasta la campaña 74-75. Casi 50 años después, su hijo será el nuevo director deportivo del club y la apuesta del binomio Rivero-Garrido para el ambicioso proyecto deportivo de las, al menos, tres próximas temporadas en la isla.