Andrea Valenzuela: "Las trabajadoras de la limpieza tuvimos que plantarnos y luchar por nuestros legítimos derechos"

Córdoba

Andrea Valenzuela ha sido la voz de las trabajadoras de la limpieza del hospital Reina Sofía de Córdoba. Lleva dedicada a este sector desde hace 17 años. Una profesión profundamente feminizada en la que predomina la precariedad. Especialmente en la parte más vulnerable de las más de 4.000 mujeres que se dedican a esta actividad en la provincia.

A mediados de enero, las trabajadoras de este centro hospitalario decidieron acampar de forma indefinida allí para visibilizar su situación. Un bloqueo del convenio que las sitúan en las peores condiciones de toda Andalucía. Y con una propuesta de la patronal que los sindicatos rechazan: Alcanzar el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a costa de sus complementos. En este momento, su salario base es de 771 euros.

"Hubo un momento en que tuvimos que plantarnos. Y hemos llegado a esa situación en la que hemos estado día tras noche luchando por nuestros derechos, que creemos que son legítimos", ha explicado a Radio Córdoba.

Además, Valenzuela cuenta cómo entre las mujeres limpiadoras hay muchas familias monoparentales o cuidadoras de dependientes. Mientras que, precisamente por ser un sector feminizado, se sigue considerando un trabajo "de segunda". Un complemento "cuando muchas somos cabezas de familia".

Han sentido el respaldo de los profesionales sanitarios, pero lamentan su situación cuando han sido "trabajadoras esenciales", sin medios al inicio de la pandemia.

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Conscientes de que era necesaria esta lucha, decidieron quedarse en la protesta hasta que, por fin, las parte se han sentado en el SERCLA para negociar. Aunque no hay muchos avances.

"Ni siquiera se nos reconoce que esa enfermedad haya sido producida por el servicio que estamos realizando. Sino que, cuando vamos a la mutua, nos dicen que es una enfermedad común. Tenemos compañeras que limpiando una habitación les ha dado un lumbago y le han dicho que es una enfermedad común porque ya la tendrían ellas. Sólo se nos reconoce como enfermedad profesional el túnel carpiano", cuenta con impotencia Andrea.

Llama a las más jóvenes a luchar por sus derechos, "básicos".