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El nuevo gobierno iraní reemprende el diálogo nuclear

El jefe negociador iraní, Ali Bagheri Kani, ha anunciado la nueva postura de su país desde Bruselas.

Ali Bagheri Kani, jefe negociador de Irán en materia del acuerdo nuclear, junto con la ministra de Asuntos Exteriores belga, Theodora Gentzis / Getty Images

Estambul

Nunca lo dejó. Pero, los cuatro meses que el nuevo gobierno de línea dura de Ibrahim Raisi se ha tomado hasta anunciar este miércoles la continuación del diálogo nuclear habían enervado al resto de firmantes del pacto atómico. También a Estados Unidos, que se había retirado del acuerdo nuclear en 2018 y reimpuesto sanciones, factor desencadenante de la presente crisis. El jefe negociador iraní, Ali Bagheri Kani, ha anunciado la nueva postura de su país desde Bruselas.

“Tuve un diálogo muy serio y constructivo con Enrique Mora sobre los elementos esenciales para unas negociaciones exitosas. Acordamos comenzar las negociaciones antes de finalizar noviembre. La fecha exacta será anunciada durante la próxima semana”, informó Bagheri Kani a través de Twitter. Lo hizo al concluir su reunión con el español Enrique Mora, mano derecha de Josep Borrell y al frente del equipo de mediadores de la UE que han tratado durante meses de desatascar la situación.

El primer esfuerzo de diálogo tuvo lugar el pasado marzo. Joe Biden había expresado su voluntad de negociar desde la presidencia de EE. UU., por lo que Irán accedió a dialogar con el resto de países firmantes -Alemania, Francia, el Reino Unido, Rusia y China- e indirectamente con Washington. El resultado de estos primeros contactos, con el objetivo de revivir el acuerdo nuclear firmado en 2015, fue positivo. Pero, tras seis rondas de contactos, el equipo negociador iraní tuvo que dejar el puesto.

El candidato de línea dura, Ibrahim Raisí, venció en las elecciones presidenciales del pasado junio. Desde ese momento, los nuevos gobernantes dejaron claro que sus exigencias a las contrapartes serían mayores que las de sus predecesores o, al menos, su interés en acercarse a Occidente era menor. El nuevo ministro de Exteriores, Husein Amirabdollahian, instó a Biden a desbloquear alguno de los depósitos de dinero iraníes en el exterior como “gesto de buena voluntad”. No hubo respuesta.

Los rigoristas, tradicionalmente más críticos con los países occidentales, han apostado estos últimos años por un giro a Oriente. China es, de hecho, el principal importador de crudo iraní, y el único que ha mantenido tal comercio durante el período de sanciones. Por contra, la UE ha reducido al máximo sus relaciones comerciales, forzando a Teherán a remozar su modelo económico, con cierto éxito. Hoy, aunque la economía iraní funciona a medio gas, la dependencia de Occidente es menor.

La respuesta que dio Irán a las sanciones, renunciando a gran parte de sus compromisos con el pacto atómico, enervó a sus rivales regionales y a sus socios occidentales. Teherán aumentó la beligerancia en Irak a través de las milicias que apoya, convirtiendo el país en un campo de batalla de proximidad contra Washington. La guerra encubierta con Arabia Saudí e Israel principalmente, en los últimos años, ha encendido Oriente Próximo hasta ponerla, en enero de 2020, al borde del choque total.

Con la salida de Donald Trump del poder y la llegada de Biden, hubo cierta relajación, pero la continuidad del draconiano régimen de sanciones, que ha afectado seriamente a la población iraní en plena pandemia, no ha ayudado al entendimiento. Tampoco que Irán haya llegado a enriquecer uranio al 60% de pureza, un 30% por debajo de lo requerido para crear una bomba nuclear. Eso ha llevado a Washington a amenazar con “otras medidas”, como la fuerza, si Irán no accedía a negociar.

Por su parte, según el Think Tank Quincy Institute, la Casa Blanca se había mostrado reticente a cumplir con la reciente exigencia iraní de que se comprometiera a no abandonar de nuevo el acuerdo nuclear durante la era Biden, como condición para acceder a negociar. Anteriormente, Teherán había tratado de arrancar a EE. UU. una promesa de que un nuevo Trump no volvería a hacer saltar por los aires una eventual refundación del acuerdo nuclear, pero toda demanda al respecto fue declinada.

Tras la luz verde de Irán, se abre un período incierto. De las palabras del jefe negociador iraní se desprende que Teherán abandonará la senda esbozada por el anterior equipo y buscará un recomienzo del proceso de negociación. No obstante, ninguna de las partes ha ofrecido detalles concretos de qué se ha aceptado para volver a reunirse, y qué dirección tomará el diálogo en el próximo encuentro. La única garantía, por el momento, es que la senda belicosa parece estar más lejos desde este miércoles.

 
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