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Pobreza

La pandemia deja seis millones de personas en situación de pobreza severa

Un informe de Cáritas arroja el peor dato desde 2007

Cáritas y Foessa constatan un gran deterioro de las condiciones de vida del conjunto de los hogares a causa de la COVID-19. / Getty

Cáritas y Foessa constatan un gran deterioro de las condiciones de vida del conjunto de los hogares a causa de la COVID-19.

La pandemia ha ensanchado el espacio de pobreza en nuestro país. Seis millones de personas viven a día de hoy en situación de pobreza severa, el peor dato desde 2007, cifra que supone un incremento de dos millones con respecto al 2018. De igual modo, la exclusión social es una realidad para 11 millones de personas. 

Son las conclusiones del informe de Cáritas y la Fundación Foessa, "Sociedad expulsada y derecho a ingresos", con el que alertan de que la crisis provocada por la pandemia está dejando importantes consecuencias en las condiciones de vida y niveles de integración social.

Según el informe, se aprecia un empeoramiento generalizado de los niveles de integración para el conjunto de la población: han aumentado las familias en situación de pobreza pero también se han reducido los hogares sin problemas de exclusión, que son el 41,2% cuando en 2018 eran el 49,3%.

Familias con niños, en mayor riesgo

Aunque el aumento de la exclusión se ha dado de forma generalizada en toda la población, en las familias con niños y adolescentes en su seno ha tenido mayor impacto. Las dificultades que entraña la crianza y la debilidad de los apoyos públicos a las familias incrementan el riesgo de exclusión social en estos hogares: el 27% en parejas con hijos frente al 18% en parejas sin hijos.

Esta incidencia es mucho más acusada en el caso de que se trate de una familia numerosa (47%) o de un hogar monoparental (49%), especialmente cuando la persona sustentadora principal es una mujer, señala el estudio.

De igual modo, "la pandemia ha intensificado situaciones de exclusión críticas para la población de origen inmigrante y ha cronificado una obvia posición de desventaja, el 38% este grupo está el espacio de la exclusión y se leva al 65% en exclusión severa", ha indicado Tomas Ubrich, técnico del Equipo de Estudios de Cáritas.

La pandemia ha intensificado situaciones de exclusión críticas para la población de origen inmigrante.

La pandemia ha intensificado situaciones de exclusión críticas para la población de origen inmigrante. / Getty

La pandemia ha intensificado situaciones de exclusión críticas para la población de origen inmigrante.

La pandemia ha intensificado situaciones de exclusión críticas para la población de origen inmigrante. / Getty

Empleo y vivienda, lastres de la pobreza

El 25% de los hogares atraviesan graves dificultades en la dimensión del empleo, debido a las situaciones de desempleo, pero también por la realidad de un mercado laboral cada vez más precarizado y donde obtener un trabajo digno es cada vez más difícil, lo que conlleva una realidad de ingresos bajos e insuficientes. Son los "trabajadores pobres".

El informe destaca que se ha duplicado el número de hogares con todas las personas activas desempleadas (pasando de 5,9 % a 10,3%) y de hogares cuya persona sustentadora principal está activa, en inestabilidad laboral grave (del 4,8 % al 10,3%).

Asimismo, se sigue incrementando el número de familias para quienes los gastos de la vivienda suponen una carga tal que, una vez realizados estos, se quedan en situación de pobreza. Una realidad que a día de hoy vive el 14% de los hogares, muestra el análisis.

"La estrecha relación entre dificultades con el empleo y exclusión en el consumo se hace patente al comprobar que, para el conjunto de hogares afectados por la exclusión en el empleo, la pobreza severa se eleva hasta el 30%, triplicando el nivel de afectación del conjunto de la sociedad", indica el informe.

Mayor tensión personal en los hogares

"La familia, sostén tradicional de nuestra sociedad, se está erosionando y, de confirmarse, esta tendencia podría ser muy preocupante para el desarrollo psicoemocional de la población", ha explicado Ubrich.

Según la investigación, se ha duplicado el número de hogares cuyo clima de convivencia presenta dificultades serias. En esas familias, a los problemas del confinamiento y las restricciones de la pandemia se han sumado la reducción de ingresos, el impacto sobre su salud mental o las malas condiciones de los pisos.

Programa de ayuda alimentaria en una imagen de archivo.

Programa de ayuda alimentaria en una imagen de archivo. / CRUZ ROJA - Archivo

Programa de ayuda alimentaria en una imagen de archivo.

Programa de ayuda alimentaria en una imagen de archivo. / CRUZ ROJA - Archivo

"El estrés, la ansiedad o la fatiga vital no pueden abordarse solo desde una perspectiva individual; nuestro sistema público de salud debe integrar una perspectiva de salud mental colectiva y comunitaria", ha reclamado Cáritas.

La brecha digital en estas familias es un nuevo motor de exclusión social y desigualdad: una realidad que afecta a un 46% de los hogares en situación de exclusión frente al 35% del conjunto de hogares.

"Se ha producido un deslizamiento de los diferentes estratos de la sociedad hacia situaciones de mayor precariedad y exclusión social. Una fuga imparable hacia una sociedad más desigual, donde el grupo que más crece es el de los más desfavorecidos", ha aseverado Ubrich.

Por su parte, la secretaria general de la entidad, Natalia Peiró, ha reclamado "fortalecer el ingreso mínimo vital, que solo está cobrando o se ha concedido al 18,6% de los solicitantes en pobreza severa, mientras que para casi la mitad le ha sido denegado".

"Este ingreso puede estar ayudando en niveles tan básicos como poder comer durante todo el mes o dormir más abrigados", ha destacado Peiró, quien ha subrayado la importancia de que "exista una garantía de acceso a la vivienda y a sus suministros", ha concluido Peiró.

 
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