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Abbas Karimi, el único competidor afgano en los Paralímpicos: una historia frente al bullying lejos de casa

El nadador, nacido sin brazos, participará bajo la bandera del equipo de refugiados tras dejar su país con 16 años

El kickboxing fue su primera barrera en Afganistán ante las humillaciones sufridas en el colegio

Abbas Karimi, único competidor de Afganistán en los Juegos Paralímpicos de Tokio / Getty Images

La compleja situación política que atraviesa Afganistán ha propiciado una crisis social que ha despertado las alarmas alrededor del planeta y también ha salpicado al mundo del deporte. A nivel internacional ha tenido gran impacto la ausencia de atletas representando a Afganistán en los Juegos Paralímpicos que arranca este 24 de agosto. El nadador Abbas Karimi es la única excepción afgana en el programa, preparado para la gran cita dentro del equipo de refugiados al emprender vuelo desde Estados Unidos.

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Karimi sí podrá vivir la sensación de la villa, un privilegio que a última hora ha dado la espalda a sus compatriotas Zakia Khudadai (taekwondista) y Hossain Rasouli (atleta), sin posibilidad de partir desde el aeropuerto de Kabul con rumbo a Tokio por el colapso vivido tras la llegada de los talibanes al poder.

A sus 24 años, el nadador afgano competirá arropado por la bandera del Equipo Paralímpico de Refugiados procedente de Estados Unidos, a donde ha tenido que emigrar después de una infancia repleta de menosprecios que fueron a más. "Mi vida estaba en peligro", admite el propio Karimi para la página oficial de los Juegos Paralímpicos.

Emigrar para salvar la vida

Abbas Karimi entrenando en la piscina / Getty Images

La pasión de Karimi por la natación se erigió como una vía de crecimiento profesional para un joven que acumuló numerosas trabas desde su nacimiento. Sus brazos no se desarrollaron en el vientre materno y su etapa escolar estuvo marcada por el bullying. El deporte, a los 12 años, se convirtió en una forma de escape ante esta pesadilla, y es que su entrada en el kickboxing le permitió controlar una herramienta de defensa durante la adolescencia.

Por aquel entonces, su desconocimiento en la superficie acuática era total. "Tenía 13 años cuando salté al agua por primera vez. Tenía mucho miedo, pero así es como empecé. Día a día lo encontré más interesante y aprendí a nadar. A veces mis amigos y yo ni siquiera íbamos a la escuela, íbamos al río y saltamos con la ropa puesta. El río no era profundo y cuando salíamos nos secábamos la ropa al sol", ha confesado, agradeciendo que su hermano construyera en las proximidades de Kabul una piscina comunitaria en la que perfeccionó poco a poco su técnica.

El temor por su futuro y su propia vida emplazaron a Abbas Karimi a abandonar su país natal con apenas 16 años y sin compañía. Irán fue su primer destino de acogida y seguidamente encontró nuevo acomodo en un centro de refugiados para menores en Turquía.

Nueva vida en EEUU

Su salto a tierras estadounidenses vino de la mano del exentrenador de lucha libre Mike Ivers, que supo de su existencia a través de vídeos del joven en redes sociales. Su empeño por llevarse al pequeño dio sus frutos y Karimi terminó cruzando el charco en 2015, encontrando allí su ansiada estabilidad y compitiendo en sus primeros torneos al más alto nivel. Afganistán, para él, ha sido una página pasada desde hace tiempo y es que el deportista solamente ha regresado una vez desde su partida: en 2019 y exclusivamente para llorar la muerte de su padre.

Los riesgos del viaje han terminado conformando una nueva vida con aspiraciones reforzadas y un hambre incesable de cara a los éxitos. "No voy solo a competir. No me gusta perder. Quiero subir al podio para hacer felices a todos los refugiados del mundo", manifestó antes de tomar el camino hacia Tokio.

En Japón, Karimi focalizará sus esfuerzos es morder metales a finales de mes. Su participación está prevista para arrancar el día 27 en los 50m mariposa y el 30 en 50m espalda. Este martes, además, vivirá un momento emotivo con la ceremonia de inauguración, en la que se contemplan muestras de apoyo público al pueblo afgano.

 
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