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El salto al vacío de cinco jóvenes simboliza el terror de la junta birmana

La crudeza del suceso ocurrido en Rangún, la mayor ciudad del país, ha inundado las redes sociales de imágenes y 'memes' reivindicativos

Protesta en Londres contra el golpe de estado militar de Myanmar, el pasado 8 de agosto. / Wiktor Szymanowicz (Barcroft Media via Getty Images)

Protesta en Londres contra el golpe de estado militar de Myanmar, el pasado 8 de agosto.

Bangkok

El salto al vacío de cinco jóvenes que escapaban de las fuerzas de seguridad o la detención de familiares de opositores, incluido un bebé, muestran la brutal campaña de represión de la junta militar de Birmania (Myanmar), mientras siguen fracasando los intentos diplomáticos para solucionar la situación del país.

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Aunque en un principio varios medios locales indicaron que los cinco jóvenes habían muerto en el acto tras saltar el martes desde la azotea de un edificio de cuatro pisos en Rangún, el diario oficial Global New Light of Myanmar señaló este jueves que tres de ellos sobrevivieron pese a la gravedad de sus heridas.

Los fallecidos, un hombre y una mujer, escapaban de una redada que se saldó con la detención de otras tres personas bajo la acusación de poseer explosivos y armas de fuego, dentro de una campaña emprendida por los militares en los últimos días, según el diario The Irrawaddy.

La crudeza del suceso ocurrido en Rangún, la mayor ciudad del país, ha inundado las redes sociales de imágenes y 'memes' reivindicativos y se ha convertido en una metáfora de la contumaz represión del régimen y del pavor que las fuerzas de seguridad infunden en algunos disidentes, dispuestos a jugarse la vida para no caer en sus manos.

En el medio año transcurrido desde que la junta militar tomó el poder con un golpe de Estado, las fuerzas de seguridad han matado a al menos 965 personas, según datos de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP), que contabiliza además 7.151 arrestos por motivos políticos.

Dos de esas detenciones han sacudido las conciencias de miles de ciudadanos en los últimos días: la de la joven de 21 años Poe Ei Khine y su bebé lactante por los supuestos vínculos de su marido con grupos opositores a la junta militar.

El esposo, Aung Kyaw Htet, que permanece oculto, relató al diario digital Myanmar Now cómo el bebé fue "liberado" a los dos días y está a cargo de su abuela hasta que la madre, retenida bajo el pretexto de que está enferma de COVID-19, sea liberada.

La pandemia, con más de 3.700 infecciones y 250 muertes diarias de media en la última semana y con escasez de oxígeno médico y camas hospitalarias, ha agravado aún más el drama que vive el país.

Riesgo de guerra civil

El enquistamiento de la situación desde que los militares, liderados por el general Min Aung Hlaing, tomaron el poder el 1 de febrero, llevó a la enviada especial de Naciones Unidas para Birmania, Christine Schraner Burgener, a advertir del riesgo de guerra civil total si no fructifican los esfuerzos diplomáticos.

"Me preocupa que si este diálogo, que esperamos que pueda empezar la ASEAN, no tiene éxito, se vaya a más y más en dirección a una guerra civil", aseguró el martes en una conferencia virtual desde Suiza, en referencia a la mediación de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) con los uniformados birmanos.

Esta asociación formada por diez países de la región, que incluye a Birmania, nombró hace una semana al viceministro de Exteriores de Brunéi, Erywan Yusof, como enviado especial para la crisis de Birmania, uno de los puntos de consenso acordados en abril entre el bloque y el líder militar birmano.

El nombramiento fue criticado por la organización Justice for Myanmar debido a los supuestos vínculos de la empresa petrolera estatal de Brunei con empresas controladas por los militares birmanos.

Sin embargo, el propio grupo aclaró hoy que Brunei Energy ha suspendido sus negocios en Birmania y ha detenido la explotación de campos de petróleo y gas en el país.

Presión internacional

Schraner Burgener también advirtió de los altos niveles de violencia de los militares y de las fuerzas opositoras a la junta, que en los últimos meses optan de manera creciente por la vía violenta ante la ineficacia de sus protestas pacíficas.

Según la diplomática, el general Min Aung Hlaing, "parece decidido a consolidar su control del poder" con sus últimos movimientos, como su nombramiento como primer ministro de un Gobierno interino el pasado 1 de agosto y la prórroga de dos años como máximo que él mismo se dio para estabilizar el país antes de convocar nuevas elecciones.

Mientras ASEAN trata de consolidar sus esfuerzos mediadores, potencias occidentales como EEUU, la Unión Europea, Reino Unido o Canadá han tratado de presionar a la junta por medio de sanciones económicas que hasta el momento no parecen dar frutos.

Aislados por Occidente, los militares han encontrado en Rusia y China sus únicos asideros de entidad en la escena internacional, especialmente Pekín, que este miércoles anunció el desembolso de seis millones de dólares para financiar 21 proyectos de desarrollo en Birmania.

 
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