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Al pan, pan y al vino, vino: ¿qué son las tautologías?

La tautología no da lugar ni a antónimos, ni a refutaciones o excepciones

Una manifestante en la manifestación del 8M, el año pasado. / Cadena SER

Una manifestante en la manifestación del 8M, el año pasado.

Madrid

Las tautologías se caracterizan por una serie de propiedades que las distinguen de los proverbios. Los diccionarios no determinan los límites entre los distintos enunciados sentenciosos. Sin embargo, la estructura sintáctica y semántica de las tautologías tienen características propias.

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¿Quién no ha oído alguna vez “La pela es la pela”, “Un trato es un trato” o “Al pan, pan y al vino, vino”? Ahora bien, definir este tipo de enunciado es harina de otro costal. Los diccionarios no ayudan en esta tarea. El Diccionario de María Moliner dice de la tautología que “significa lo mismo que ‘pleonasmo’, pero se emplea con significado más despectivo”. Lo asemeja a “redundancia” y “repetición”. El diccionario francés Le Petit Robert para lapalissade (perogrullada) remite a la tautología, y lo mismo sucede con pléonasme o truisme.

Proverbios y tautologías

Además, los refraneros, desde la Edad Media hasta la actualidad, presentan de forma heterogénea proverbios, locuciones o tautologías. En el Diccionario de refranes de Sbarbi (1922) encontramos “Al pan, pan, y al vino vino”; “Algo es algo”; “Lo bueno es bueno”; Correas (1627) registra “Lo dicho, dicho”.

Varios rasgos distinguen el proverbio de la tautología. Esta última presenta una repetición de un sintagma nominal –la pela es la pela– o verbal –lo hecho hecho está– separado por el verbo ser o estar, aunque no siempre –al pan, pan y al vino, vino–. Tiene una estructura bimembre –un trato / es un trato– o quatrimembre –Lo mío, / mío, / lo tuyo, / tuyo. Esta estructura lo distingue ya de los proverbios que suelen ser bimembres –A caballo regalado / no le mires el dentado– pero no tienen una repetición de términos separados por ser o estar.

Estructuras tautológicas

En cuanto a su estructura sintáctica, aunque los moldes contemporáneos más corrientes han reducido el esquema principalmente a X es X –“Business is business”; “Une femme est une femme”; “La donna è donna”; “Vol is vol” (lleno es lleno, en holandés); “La pela es la pela”– antiguamente las estructuras eran numerosas.

En francés las formas “un X est un X”; “Les X sont les X” surgen a finales del siglo XVIII. Fórmulas corrientes actualmente –“Une femme est une femme”, “Un sou est sou”, “Les affaires sont les affaires”– datan del siglo XIX. Y, sin embargo, el francés medieval poseía una gran riqueza de estructuras.

Así, “Mere que mere” (una madre es una madre), “Qui est mort si est mort”, (si uno está muerto, está muerto) ya no existen. Es curioso ver incluso en francés antiguo “Li mort aus morz, li vif aus vis”, fórmula desaparecida actualmente pero presente en castellano: “El muerto al hoyo y el vivo al bollo”.

En español “Al pan, pan y al vino, vino” surge en 1922 (Sbarbi) y antes se conocía bajo la forma “Pan por pan y vino por vino” (Diccionario de Pedro Vallés, 1549). La primera ocurrencia de “Lo primero es lo primero” data de 1767, en un texto de Ramón de la Cruz. Las estructuras de los siglos XVI o XVII eran más variadas: “Lo mejor, mejor es” (Pedro Vallés, 1549), “A cartas, cartas, y a palabras, palabras” o “Ruido, hechizo; fué ruido, hechizo” (Diccionario de Correas, 1627).

Fuerza categórica

Otra característica de la tautología es su fuerza semántica. La tautología es categórica, lo cual se transluce ya en su forma X es X. Podemos comprobar esta fuerza tautológica en la siguiente escena de la serie británica The Crown (T.3, episodio 5). El periodista no está satisfecho con el titular de una noticia que tacha y reemplaza por el categórico “Enough is enough

Este aspecto tajante y categórico distingue a la tautología del proverbio, que admite refutaciones, excepciones y parejas de antónimos: “A quien madruga Dios le ayuda”; “No por mucho madrugar amanece más temprano”. La tautología no da lugar ni a antónimos, ni a refutaciones o excepciones.

Así, no podríamos decir “No es no pero hoy te voy a decir que sí”.

Encontramos un contraejemplo en la serie El cuento de la criada. Pensando que la criada está embarazada –objetivo primordial para la señora de la casa– la agasajan, trayéndole un excelente desayuno y hasta un pequeño jarrón con rosas. Ella piensa inquieta: “A rose is a rose, except here”. (T1, episodio 3, mn.9.05).

Este ejemplo muestra precisamente el carácter categórico de la tautología. En un mundo normal una rosa siempre es una rosa (algo maravilloso, bonito, amoroso), pero El cuento de la criada habla de un mundo distópico, alienado y solo aquí cabe la excepción.

La ley es la ley o la ley prototípica

A nivel semántico, la tautología es un enunciado genérico –válido para todo tiempo y para toda persona– donde el segundo segmento es un prototipo del primero. En “La ley es la ley”, el segundo término la ley no corresponde a cualquier ley sino a la ley prototípica, aquella que ha de cumplirse obligatoriamente. El locutor de la tautología está diciendo a su interlocutor que la ley no es lo que él cree, algo que en algún momento se podría franquear, una ley blanda, sino la ley en su sentido pleno. El siguiente fragmento de Galdós refleja bien este valor:

“Muerto el pequeñín, había que enterrarle. Leoncio se procuró un ataúd blanco. (…) Figúrese usted si iría desolado el hombre.

Sí… desoladísimo, y la situación algo novelesca… Ya sé lo que usted me va a decir ahora… Que los policías escogieron aquel momento de emoción tan grande y bella para echar el guante a Leoncio… Sí, sí: es tremendo; pero qué quiere usted, la ley es la ley.”

(B. Pérez Galdós, O’Donnell, 1904, Corde)

El “qué quiere usted” muestra a un interlocutor que piensa que la ley no es una ley prototípica sino una ley algo blanda. El locutor, al enunciar la ley es la ley, está diciendo: cuidado, la ley es la ley en su sentido pleno y hay que cumplirla. La fórmula es categórica, genérica y ha de ser aceptada. El locutor de una tautología no debe olvidar estas propiedades. Así, al enunciar “No es no”, no cabe la excepción, y, si no, que se lo pregunten a Pedro Sánchez.

Sonia Gómez-Jordana Ferary, Catedrática de Universidad, Universidad Complutense de Madrid, Universidad Complutense de Madrid

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

 
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