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Juana de Aizpuru: "Esta edición de ARCO es forzada y un contrasentido"

La veterana galerista cree que ha habido presiones para que se celebre esta edición de ARCO, que comienza este miércoles

El 'Guernica' de Ibarrola en ARCO / EUROPA PRESS / CÉZARO DE LUCA (EUROPA PRESS / CÉZARO DE LUCA)

El 'Guernica' de Ibarrola en ARCO

Madrid

Menos galerías, pasillos más anchos, protocolos de seguridad y mayor impulso a la presencia de mujeres artistas. Son las claves de esta nueva edición de ARCO, que cumple 40 años de existencia celebrándose por primera vez en verano. Desde la organización sostienen que la feria mantiene su esencia aunque cambie su escala, que se modifica bastante. Desde este miércoles y hasta el 11 de julio, en la feria de arte contemporáneo más importante del país participan 130 galerías procedentes de 26 países -más de la mitad son extranjeras-, y mostrarán su trabajo más de 1500 artistas. ARCO también reduce a la mitad su aforo -aunque podría tener hasta el 75%-, y no podrá haber más de 8.000 personas a la vez en los pabellones 7 y 9.

Es una feria más pequeña pero con un nivel de calidad “altísimo”, ha asegurado estos días su directora, Maribel López, que define el momento como “muy emocionante, ha sido un año muy largo, las galerías lo han pasado francamente mal, pero no han cerrado, son pequeñas empresas con un compromiso muy fuerte, tengo admiración absoluta hacia ellas”. López añade que este año la feria “da un paso más” para fomentar la presencia de mujeres artistas y pedirá a los galeristas que los “Proyectos de Artista”, unos espacios diferenciados de la feria en los que se exhiben obras en solitario, sean solo de mujeres.

Obra 'Monumento a la corrupcion', de Eugenio Merino. Galería ADN, ARCO

Obra 'Monumento a la corrupcion', de Eugenio Merino. Galería ADN, ARCO / Cadena SER

Obra 'Monumento a la corrupcion', de Eugenio Merino. Galería ADN, ARCO

Obra 'Monumento a la corrupcion', de Eugenio Merino. Galería ADN, ARCO / Cadena SER

En el programa general, las veteranas Helga de Alvear, Elvira González, Elba Benítez, Marlborough o Juana de Aizpuru y otros como Perrotin, Chantal Crousel o Lelong. Entre las grandes ausentes se encuentran las galerías británicas y estadounidenses y muchas españolas. “Ha sido un proceso largo", ha explicado López, "algunas galerías vieron clarísimo que vendrían desde el principio, otras no y otras se decidieron en el proceso”. La feria ha aplicado descuentos del 30% en las tarifas de los stands (300 euros el metro cuadrado) y de un 50% en el precio de los almacenes. Respecto a las cifras de visitantes de otros años, la directora de ARCO advierte que "no podemos pensar en los términos de 2019, en un ARCO de 100.000 personas. Estamos trabajando para que sean visitantes de calidad”.

Entre las obras que se llevarán los selfies este año, 'Veteranos', de Santiago Sierra, en la galería Helga de Alvear, seis fotografías de veteranos de guerra cara a la pared y a tamaño real. Además, las propuestas siempre políticas de Eugenio Merino, en el stand de la galería ADN, que muestra 5 de sus obras, entre ellas el Monumento a la corrupción. Se trata de la maqueta de unas puertas giratorias doradas que el artista pretende colocar, a tamaño real y en el futuro, en las puertas del Congreso. La maqueta vale 4.000 euros. Y otra obra llamativa, el Guernica de Ibarrola, un mural de 2x10 metros, que el artista vasco pintó en 1977 como parte de una iniciativa que pretendía traer al País Vasco la obra de Picasso. Además, piezas de arte NFT firmadas por Daniel G. Andújar en la galería Àngels Barcelona, en la que explora la relación entre arte y dinero. Ah, y la pieza más cara (hasta el momento), es del artista Jesús R. Soto, una obra titulada 2a blanca (Gran escritura blanca nº2), fechada en 1979 y con un precio que supera el millón de euros.

La galerista Juana de Aizpuru, en ARCO

La galerista Juana de Aizpuru, en ARCO / Cézaro De Luca

La galerista Juana de Aizpuru, en ARCO

La galerista Juana de Aizpuru, en ARCO / Cézaro De Luca

Horas antes de la inauguración de la feria, la SER conversa con Juana de Aizpuru, galerista y pionera del coleccionismo de arte contemporáneo en España, además de ser la fundadora de ARCO y su directora desde 1982 a 1986. Aizpuru llega a esta edición con un stand de 160 metros cuadrados y obra de Dora García, Miguel Ángel Campano, Rogelio López Cuenca y Cristina García Rodero. Pero Aizpuru, la más veterana entre las veteranas, confiesa sus reservas sobre la idoneidad de esta edición:  

¿Qué le parece esta edición de ARCO? 

"Está un poco metida con calzador porque la pandemia no ha acabado y las ferias son un contrasentido durante la pandemia porque nos piden que nos aislemos, que no hagamos una vida muy próxima los unos a los otros, que mantengamos una distancia y una feria es, precisamente, un lugar de encuentro. A la gente no solo le gusta venir a comprar sino a verse, a saludarse, a que los coleccionistas nos comenten que han descubierto a un artista... Una feria es un contrasentido con la pandemia", explica Aizpuru, que cree que ha habido presiones para que ARCO se celebre: "Yo creo que habido alguna fuerza más de más arriba que han obligado un poco".

¿Por parte del ministerio de Cultura?

"No sé si el ministerio o más arriba todavía, yo que sé, pero pero es un poquito forzada porque hace un par de meses parecía que la pandemia había pasado y, aunque algunos ilusos se lo creían, la mayoría sabíamos que estábamos en plena pandemia, que tiene olas, y ahora mismo estamos subiendo". 

¿Hubiera preferido no venir?

"Si hubiera sido otra feria, yo no hubiera venido y se lo quise quitar de la cabeza a la directora (Maribel López), pero claro, ella obedece también lo que le dicen". 

El número de galerías internacionales supera a las españolas, ¿a qué cree que se debe?

"Las (galerías) catalanas han venido un poco a última hora forzadas, hay mucho miedo al contagio y luego, más que nada, hay miedo a que esto no funcione y venir a perder dinero en estos momentos difíciles para las galerías. Hay miedo a que no vayan a venir coleccionistas y a que esto sea económicamente un fracaso y se pierda dinero. Son unos momentos en los que el que más y el que menos está justo para ir saliendo adelante y uno no se puede permitir perder dinero ahora. Los que han venido ha sido arriesgándose. Las extranjeras porque ya tienen aquí su público y eso es una labor que han hecho durante los años que llevan viniendo y eso tampoco se puede tirar por la borda. 

¿Percibe el interés de los coleccionistas en esta edición?

"A última hora parece que están respondiendo. A mí me han llamado muchísimos pidiéndome entradas y diciéndome que van a venir. A última hora parece que se están animando y, según me ha dicho la directora, los extranjeros sí han confirmado. Es una incógnita, pero parece que la última tendencia es que van a venir. Yo era muy reacia, muy reacia, yo le quise quitar a Maribel (López) la idea de la cabeza. Le dije: ¿ARCO necesita por narices hacer una nueva edición? No. Pues, ¿para qué vamos a correr el riesgo de fracasar? Es absurdo someter a ARCO al fracaso, a un posible fracaso, lo dejamos pasar este año y en febrero, que está a la vuelta de la esquina, las cosas estarán mejor. Yo creo que ha habido una fuerza de más arriba que ha obligado y que ha dicho: hay que hacer feria, que ya está bien la broma de la parálisis y hay que hacer ventas, se acabó, a empezar a moverse todo el mundo".

 
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