El futuro de la logística tiene acento español y puede ser clave en la lucha contra la despoblación
Ante las necesidades de la sociedad nacen soluciones que pueden cambiar la historia de un pueblo
Madrid
Eva vive en un pueblo de poco más de 400 habitantes según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Un pueblo perteneciente al concello de Monterrei (Ourense) en el que no hay ni rastro de farmacias, bancos, ni de muchas de esas comodidades que se pueden encontrar en las villas cercanas. A pesar de que dispone de un pequeño centro de salud y una escuela al que acuden niños del resto del concello, Villaza apenas cuenta con dos bares y un sencillo centro de alimentación. Para el resto de gestiones hay que desplazarse cinco kilómetros hasta llegar a Verín.
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Dado que estamos hablando de un pueblo envejecido, hay muchas personas que carecen de vehículo propio y requieren de la ayuda de terceros para poder realizar una gestión concreta en el banco o ir a comprar medicinas. Pese a que hay algún autobús que conecta ambas localidades, la oferta para viajar a Verín en transporte público es muy limitada y, en ocasiones, insuficiente. Para poder ir al hospital, sin ir más lejos, tendrías que esperar a coger el bus de las 9 de la mañana y, una vez en Verín, andar aproximadamente un kilómetro para llegar al centro de salud. La otra opción es el taxi, pero supone un gasto de veinte euros para ir y volver a casa. Por esa misma razón, Eva se pone en contacto con sus allegados cada vez que se acerca hasta Verín para preguntarles si necesitan cualquier cosa.
"Ya me sé hasta las pastillas que se toma cada uno"
De hecho, y cuando llega a la farmacia de Albarellos, otro pequeño pueblo situado en el mismo concello, vuelve con medicamentos para vecinos y vecinas que, en ocasiones, ni tan siquiera conoce. Según cuenta en declaraciones a la Cadena SER, los responsables de la farmacia tienen preparadas a veces bolsas para llevar a los vecinos y vecinas del pueblo. Dado que no se pueden desplazar hasta la farmacia, los responsables de la misma esperan a que alguien del pueblo se pase por allí para llevar las medicinas a quienes, por problemas de logística, no se pueden acercar: "Ya me sé hasta las pastillas que se toma cada uno".
Como Eva, cada vez son más las personas de la España despoblada que tienen que echar un cable a quienes no disponen de un vehículo con el que moverse. Y no todos tienen la suerte de tener la farmacia o el banco a escasos cinco kilómetros. Una distancia que a priori parece corta pero que, a medida que nos vamos haciendo mayores se hace más y más larga si no disponemos de facilidades. Hay quienes tienen que recorrer diez, veinte e incluso 50. Si la sociedad española sigue marchando a las grandes urbes, y gente como Eva deja el pueblo, ¿Qué pasará con las medicinas de esa persona que las necesita de urgencia?
El futuro de la logística tiene acento español: de la industria farmacéutica hasta las grandes superficies
Hace algo más de un año, concretamente en marzo de 2020, el proyecto Urban Ray se imponía al resto de candidaturas en el NASA/DLR Design Challenge. Un certamen, desarrollado por la agencia espacial y la universidad alemana mediante, el que se pretenden encontrar ideas que revolucionen el mundo de la aeronáutica. Y en un mundo en el que los drones tienen cada vez más presencia en nuestras vidas, este equipo de la universidad alemana presentó un proyecto que, sin duda alguna, puede ser de gran utilidad en la conocida como España vaciada.
La manchega Lourdes Camarma es una de las integrantes de este equipo que aspira a romper todas estas barreras. En nuestro canal de Twitch, la nacida en Guadalajara nos explica que Urban Ray nace como solución, entre otras cosas, a la congestión de las grandes urbes. Una opción mucho más respetuosa con el medio ambiente que permitiría completar las necesidades de la sociedad de una forma mucho más sostenible. Y es que los drones de Urban Ray, de propulsión eléctrica, alcanzan velocidades de hasta 140 kilómetros por hora y han sido diseñados para soportar una carga de 2,5 kilos de peso. Una solución que también podría aplicarse en zonas más remotas como, por ejemplo, el pueblo en el que vive Eva. Las baterías de Urban Ray le permiten recorrer hasta 15 kilómetros de distancia (junto a los 15 de vuelta) para entregar cualquier paquete. ¿De qué manera podría ayudar esta tecnología en la España vaciada?
Desde repartir medicamentos a regiones con falta de infraestructura hasta transportar pruebas sanguíneas
Camarma explica que Urban Ray tiene un sinfín de aplicaciones médicas: "Si tienes un pueblo en el que necesitan ciertos medicamentos de urgencia o incluso sacar sangre para analizar posteriormente en el hospital más cercano, estos drones podrían hacerlo". Una herramienta muy útil en épocas como la actual, ya que evitarían posibles colapsos en hospitales gracias a las consultas telemáticas y a la posibilidad de estos drones de aterrizar en sus plataformas de aterrizaje para abastecer a los pueblos remotos.
También en el mundo, por ejemplo, de la agricultura. Basándose en su experiencia en un pequeño pueblo de Guadalajara, Camarma entiende que una persona de edad avanzada que se dedica al mundo de la agricultura no puede estar desplazándose hasta la propia ciudad de Guadalajara, hasta Alcalá de Henares o Madrid en busca de recambios. Por esa misma razón, esta persona podría comprar el producto a través de su teléfono móvil y recogerlo en la plataforma de Urban Ray más cercana. En definitiva, Urban Ray tiene aplicaciones para todo tipo de industrias y está preparado para comenzar a operar en cuanto las normativas lo permitan.
Objetivo 2024
¿Cuándo llegará ese momento? Según explica Camarma en nuestro canal de Twitch, con la tecnología integrada dentro del dron podrían ponerse en marcha de forma inmediata. Sin embargo, el problema es la normativa: "Cuando la normativa esté completamente desarrollada, madurada y el control del tráfico aéreo también, el proyecto podrá implementarse en un rango más amplio. Podría ser para el 2024". Para entonces podrían comenzar a operar por el cielo y ayudar a todas esas personas que requieren de la ayuda de terceras personas para cumplir necesidades básicas.
Por el momento, la compañía plantea encargos de menos de 2,5 kilos de peso. No obstante, y con miras a llegar todavía más lejos, trabajan en una nueva versión de su dron capaz de recorrer distancias mucho más largas y soportar una mayor cantidad de peso. Una solución que, si la tecnología continúa implementándose en los pueblos con la llegada de la fibra óptica e incluso redes 5G, podría ayudar a hacer frente a la despoblación.
Por lo tanto, proyectos como Urban Ray nacen como una solución para las grandes urbes y para esos pequeños pueblos que, con el éxodo de la sociedad a la ciudad, han quedado en un segundo plano. Los drones han llegado para quedarse y aspiran a resolver un problema de logística todavía por resolver. Todo ello mediante proyectos como Urban Ray, que aspiran a ayudar a todo tipo de industrias para facilitarles la vida tanto a ellas como a la sociedad que vive en estas regiones.
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David Justo
(Astrabudua, 1991) Periodista especializado en tecnología que aborda la vida digital desde otro punto...