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Festival Eurovisión

¿Por qué España no queda bien en Eurovisión? Las claves del fracaso más allá de la excusa fácil del vecinismo

A pesar de haber hecho una magnífica actuación, Blas Cantó ha quedado en la antepenúltima posición

Blas Cantó ha quedado en el puesto 24 tras interpretar su tema 'Voy a quedarme'. / Sander Koning / POOL (EFE)

Blas Cantó ha quedado en el puesto 24 tras interpretar su tema 'Voy a quedarme'.

Madrid

Un año más España no ha conseguido un buen puesto en Eurovisión. A pesar de la sublime actuación de Blas Cantó, parece que resulta imposible escapar de los últimos puestos de la clasificación. Pero ¿cuáles son las causas? ¿Planea sobre España el fantasma del 'vecinismo' en el Festival? ¿Hay otros factores más relevantes?

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En las últimas semanas, han sido varios los representantes que han pasado por el canal de Twitch de Cadena Ser para analizar su paso por el Festival: Lucía Pérez (2011), Barei (2016), Manel Navarro (2017), Daniel Diges (2010) y Alejandro Abad (1994). En mayor o menor medida, todos coincidían en que la delegación española presenta aspectos de mejora que se deben corregir de cara a los próximos años.

El vecinismo existe, pero no es definitivo

Sí es verdad. Todos recuerdan a José Luis Ulibarri y José María Íñigo adelantando a quien votaría cada país en Eurovisión. En esta edición, los clichés de 'vecinismo' han seguido en pie. Por ejemplo, Chipre ha votado a Grecia y viceversa. Pero, desde luego, no es decisivo. Como bien apuntaba Lucía Pérez a modo de hipérbole, "al ganador de Eurovisión lo votan todos los países". 

Asimismo, Alejandro Abad recordaba que es normal que las votaciones estén relacionados con la "latitud geográfica". En esta línea, es lógico que los países mediterráneos se voten más a menudo entre sí, debido a que tienen gustos parecidos; al igual que los nórdicos, o los eslavos. Sin embargo, es evidente que esta regla no se cumple. Y para muestra, un botón: los dos únicos países que han votado a Blas Cantó han sido Bulgaria y Reino Unido.

¿Un cambio de delegación?

Ya se produjo una renovación tras la participación de Barei en 2016. Federico Llano dejó su puesto como responsable de la delegación española en Eurovisión para dejar paso a Ana María Bordas. Si nos ceñimos a los números, las posiciones no han mejorado. De hecho, han empeorado.

Aún así, algunos representantes como la propia Barei aseguran que ven un cambio en el trabajo de RTVE hacia mejor desde a partir de 2017. Sin embargo, otros siguen manteniendo sus críticas. Lucía Pérez sentenciaba: "A RTVE le falta ilusión con Eurovisión"; mientras que Manel Navarro aseguraba que le "obligaron a traducir su tema al castellano", en un año posterior a la renovación mencionada.

No han sido pocos los eurofans que han pedido un cambio de delegación, y que Mediaset se encargara de llevar los mandos de la candidatura española en Eurovisión. Estos comentarios se han producido después de que Telecinco promocionara en la serie documental de Rocío Carrasco más el Festival que la propia RTVE.

La necesidad de unificar la preselección

En cuanto al formato de selección, los representantes entrevistados han mostrado una opinión bastante parecida: no se puede hacer cada año de una forma. Lucía Pérez recordaba que, en su año, la preselección fue un caos: "Elegían las canciones por un lado, y por otro, los cantantes".

Ciertamente, en la última década encontramos varios formatos diferentes de selección:

  • Interna con canción ya elegida (Edurne, 2015)
  • Interna con canción decidida por el público (Blas Cantó, 2020)
  • Gala especial en Operación Triunfo (Amaia y Alfred, 2018; Miki, 2019)
  • Galas tipo 'Objetivo Eurovisión' (Ruth Lorenzo, 2014; Barei, 2016; Manel Navarro, 2017).

Quizás, la clave estaría en buscar una fórmula que funcione. El ejemplo más evidente sería el Melodifestivalen (Suecia); pero también tenemos otros modelos cercanos, como el Festival da Canção (Portugal) y San Remo (Italia).

La puesta en escena: una 'asignatura pendiente'

No hay manera... De una forma u otra la puesta en escena de España en el Festival no suele convencer. Cierto es que desde en los dos últimos años se percibe un mayor trabajo: una marioneta gigante, una casa gigante, una luna gigante. Pero, parece que el camino no es 'gigantizar' los elementos del escenario (y si no, que se lo digan al representante de Reino Unido, con trompetas gigantes), sino hacer una utilización óptima de los elementos que pone a disposición el escenario.

Desde luego, está claro que no existe una receta mágica que se pueda escribir para dejar una patente sobre cómo triunfar en Eurovisión. Pero, lo que sí está claro es que algo falla, más allá de la típica excusa del vecinismo. Pedro Sánchez ha mandado un mensaje de ánimo a Blas Cantó por Twitter. En el tuit, el presidente del Gobierno escribía que Eurovisión es "una cita única". Pues bien, démosle en España la importancia que tiene un Festival de tal calibre, con trabajo, esfuerzo e ilusión.

 
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