Ocio y cultura
Museo Reina Sofía

El Museo Reina Sofía rompe con la mirada patriarcal y colonialista

El museo que dirige Manuel Borja-Villel reordena su colección permanente y muestra las primeras salas bajo el título 'Nos ven: de la modernidad al desarrollismo'

'Araña', de Louise Bourgeois y, al fondo, 'Abrazo' de Dorothea Tanning / Museo Reina Sofía

'Araña', de Louise Bourgeois y, al fondo, 'Abrazo' de Dorothea Tanning

Madrid

Treinta años después de su nacimiento, el Museo Reina Sofía reordena su colección permanente en una propuesta que propone una relectura integral y que afecta a la colección al completo, incluyendo el arte más reciente, desde los años 80 hasta la actualidad. Una nueva lectura que engloba cerca de 2.000 obras de las que un 70% se verán por primera vez, agrupadas en seis espacios diferentes: 4ª y 2ª planta del edificio Sabatini, las salas A1 y A0, esta última aún en reconstrucción y Nouvel 1 y Nouvel 0.

El Reina Sofía, que irá presentando al público este proyecto a modo de serie compuesta por 6 episodios, ha presentado este martes el primero de ellos, titulado 'Nos ven: de la modernidad al desarrollismo', ubicado en la cuarta planta del museo. Un recorrido que se inicia en torno al American Way of Life y la hegemonía cultural de EEUU, con una interpretación del contexto del arte y la cultura estadounidenses tras la Segunda Guerra Mundial, cuando el país se consolida como primera potencia mundial y propaga su hegemonía cultural, encarnado en el modo de vida americano. Mientras, en Europa las experiencias artísticas derivan de las últimas corrientes del surrealismo y su crítica del modo de vida capitalista.

Este primer episodio del nuevo relato del Reina Sofía ahonda en el uso de las exposiciones como armas de poder del franquismo, en la respuesta utópica latinoamericana, el colonialismo español en los años 50 y 60, la reivindicación feminista, la pervivencia de la cultura popular y la obra de Val del Omar, entre otros. 

¿Por qué el Reina Sofía propone una nueva lectura de su colección? "Porque hace diez años fue el 15M y ahora hemos tenido la pandemia: ha cambiado todo de un modo tan, tan radical que un Museo de Arte Contemporáneo tiene como función, entre otras cosas, dar herramientas a la gente para que entienda de dónde venimos y dónde estamos", explica el director del museo, Manuel Borja-Villel. 

Obras de Constant, Gallizio y Asger Jorn

Obras de Constant, Gallizio y Asger Jorn / Museo Reina Sofía

Obras de Constant, Gallizio y Asger Jorn

Obras de Constant, Gallizio y Asger Jorn / Museo Reina Sofía

"Desde que hicimos la última reordenación, en 2010, había una serie de elementos que queríamos desarrollar", sostiene Borja-Villel, que explica esos ejes sobre los que se articula esta nueva lectura de la colección de la institución: "Primero, el Reina Sofía es un museo situado, lo que quiere decir que habla desde un lugar determinado y ese lugar es este este país, y es un museo situado también en el sentido de que nuestra mirada nunca es neutra y esa es una novedad radical sobre otros momentos, la de hablar a través de la recepción de las obras en su momento y a través de las exposiciones, a través de cómo se veían ellos en su momento y también cómo los vemos nosotros ahora".

Uno de los ejes fundamentales de la Colección que presenta el Reina Sofía es el énfasis en la historiografía de las exposiciones, que permite entender cómo se veían los artistas en su contexto histórico. Y en esa lectura que no es neutra, el museo muestra también lo que Borja-Villel califica como "anacronismos", entre ellos una pieza de Rogelio López Cuenca "que recoge la aventura colonial del franquismo con elementos de humor".

Instalación 'Y coloniales...' de Rogelio López Cuenca

Instalación 'Y coloniales...' de Rogelio López Cuenca / Museo Reina Sofía

Instalación 'Y coloniales...' de Rogelio López Cuenca

Instalación 'Y coloniales...' de Rogelio López Cuenca / Museo Reina Sofía

Sostiene Borja-Villel que "vivimos en una época determinada que es la contemporánea, en la que hay temas que no podemos evitar y en los que ha cambiado nuestra visión, entre ellos la condición de exilio, de migración que tiene la mitad del mundo, un asunto en el que, por desgracia, este país sentó un precedente con el exilio de la República". El museo, que muestra en estas primeras salas piezas de Max Aub y Renau, abordara este tema en el tercer episodio de su reordenación a través de dos líneas argumentales: "la entrada de los nacionales en Madrid y las fotografías de los exiliados saliendo por la frontera", explica su director.  

El feminismo tendrá también un lugar preponderante en esta nueva lectura que plantea el museo, desde la mirada que plantean artistas de los 60 como Louise Bourgeois o Dorothea Tanning que, aunque no se autoproclamaban como feministas, ejemplifican inquietudes y preocupaciones ligadas al movimiento y al papel de las mujeres en la sociedad. Se expone la imponente Araña de Bourgeois, realizada en 1994, relacionada con la idea de la casa y del espacio interior. De Dorothea Tanning, las salas acogen diferentes piezas incorporadas a la Colección tras la muestra que el Museo le dedicó en 2018 y que construyen ahora un relato en el que sobresale su escultura Abrazo (1969). Tras ellas, el Reina recogerá las tesis del siglo XXI en torno "a la idea del género fluido como una forma de romper el binarismo hombre mujer".

Borja-Villel sostiene que la colección de un museo es su corazón, "es la cosa patrimonial pero patrimonial tiene mucho que ver con patriarcal y patriarcal tiene mucho que ver con una normativa, con esta línea de autores, en general hombres, donde nada se mueve y aquí hemos decidido cambiarlo".  En opinión del director del museo, "la colección suele ser algo en lo que algunas veces cambias algunas piezas y a veces haces una pequeña excursión pero básicamente nada se mueve en las épocas de crisis y, cuando viene el enemigo, hay dos tendencias: ser un poco atrevido, lanzarte y cambiar cosas o quedarte atrás y sin tocar nada". Pero matiza Borja-Villel que no se trata de imponer cuotas, sino de ver "quién nos gobierna, cómo nos gobiernan y de romper el binarismo".

Además de la patriarcal, otra de las rupturas que propone esta relectura del museo es la de "decolonizar nuestra mirada, una decolonización política: habrá una sección en el último episodio dedicada, por ejemplo, a Guatemala y a artistas indígenas que empezaron a trabajar a partir de los 90, porque, dice Borja-Villel, "se trata de repensar la historia".

 
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