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El funeral del duque de Edimburgo: guerra de uniformes y orden de mantener separados a Guillermo y Enrique

De acuerdo con los portavoces del Palacio de Buckingham, la soberana ha tenido que tomar "algunas decisiones muy difíciles", para elaborar la lista final. Isabel II también ha debido zanjar algunos desacuerdos entre sus vástagos

Se ultiman los preparativos del funeral del duque de Edimburgo.(Getty Images)

Londres

El coronavirus y las desavenencias en la familia real británica, han obligado a reescribir la puesta en escena del funeral del duque Felipe de Edimburgo. Muchas de las portadas de la prensa británica el viernes estaban dedicadas a irreconciliable disputa entre el príncipe Guillermo y su hermano Enrique, que por orden de la reina caminarán por separado, acompañando el féretro de su abuelo.

En la capilla del St. Jorge, del castillo de Windsor, se dan los últimos toques a los preparativos a las honras fúnebres que tendrán lugar el sábado a primera hora de la tarde. A la ceremonia religiosa con la que se despedirá al duque, fallecido el pasado 9 de abril a los 99 años, sólo asistirá la familia más cerca y algunos íntimos. Todos llevarán mascarilla y respetarán la distancia de seguridad que impone el COVID. La reina se sentará sola en el templo.

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Las actuales normas en Inglaterra con la pandemia reducen a 30 el número de personas en los entierros, aunque lo previsto para esta ocasión era que fueran 800 los asistentes. De acuerdo con los portavoces del Palacio de Buckingham, la soberana ha tenido que tomar "algunas decisiones muy difíciles", para elaborar la lista final. Isabel II también ha debido zanjar algunos desacuerdos entre sus vástagos.

Había una disputa sobre quién podía llevar uniforme militar en la ceremonia. El príncipe Enrique, excapitán del ejército británico, llegado especialmente desde California, iba a ser el único en asistir sin uniforme castrense, al haber perdido los títulos militares honoríficos, tras su convulsa ruptura con las funciones oficiales que ejercía en nombre de la Corona. Más espinoso era el caso del príncipe Andrés de 62 años, expiloto de helicópteros, apartado de la vida pública en noviembre del 2019 tras el escándalo de su amistad con el pederasta estadounidense, Jeffrey Epstein y su negativa a ser interrogado por el FBI sobre el caso. El príncipe quería ir vestido de Almirante, un título honorífico que debía haberle concedido su madre al cumplir 60 años, aunque no hay confirmación de que haya sido así.

La salomónica decisión de la monarca ha sido la de que todos los miembros de la realeza vestirán de civil, si bien podrán llevar sus medallas militares, para evitar humillaciones y más fricciones. Por esos motivos también la reina ha ordenado que, dada la pésima relación actual entre sus nietos, Guillermo y Enrique, los dos caminen tras el féretro separados por su primo, Peter Phillips, hijo de la princesa Ana.

Los cuatro hijos del Duque de Edimburgo e Isabel II caminarán al lado del ataúd trasportado en un Land Rover Jaguar rediseñado por el duque. También asistirán a la ceremonia, Camila, duquesa de Cornualles y Catalina, duquesa de Cambridge, así como todos los nietos y sus respectivos cónyuges. No estará Sara Ferguson, exconsorte del príncipe Andrés, a la que el duque tenía especial inquina. Si ha sido invitada en cambio lady Penny Bradbourne, condesa de Mounbatten de Birmania, amiga muy cercana, de Felipe de Edimburgo, 30 años más joven que él, su confidente como la describe la prensa británica, la otra "gran mujer" en la vida del duque, con la que compartía desde hace años la pasión por el deporte hípico de las carreras de enganche.

 
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