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Nicolas Sarkozy, condenado a tres años de cárcel por corrupción y tráfico de influencias

El expresidente francés ha sido declarado culpable por el tribunal que le juzgaba

El expresidente Nicolas Sarkozy. / IAN LANGSDON (EFE)

El expresidente Nicolas Sarkozy.

París

Un tribunal francés ha declarado culpable al expresidente francés Nicolas Sarkozy por corrupción y tráfico de influencias y ha dictado tres años de cárcel. Sarkozy, de 66 años, estaba acusado de haber maniobrado en 2014 para obtener informaciones confidenciales de parte de un alto magistrado en otra investigación abierta contra él a cambio de conseguirle un puesto en Mónaco.

El caso fue descubierto por los investigadores en las escuchas telefónicas intervenidas entre el expresidente y su abogado, Thierry Herzog, en el marco de una tercera investigación judicial contra él.

Durante la vista, que tuvo lugar en noviembre y diciembre pasados, Sarkozy negó las acusaciones, mientras sus abogados se obstinaron en tratar de invalidar las escuchas telefónicas, a su juicio protegidas por el derecho a la confidencialidad entre un cliente y su abogado.

Para la Fiscalía no había duda de que Sarkozy, su abogado y el alto magistrado Gilbert Azibert hicieron "un pacto de corrupción" en febrero de 2014 tendente a obtener beneficios en otra investigación, el llamado "caso Bettencourt". En el mismo, en el que el expresidente ya fue absuelto, se incautaron sus agendas en el Elíseo y Sarkozy buscaba recuperarlas, para lo que acudió a Azibert, a quien, según la acusación, prometió ayudar a conseguir un puesto judicial en Mónaco.

"Le haré ascender", le dijo Sarkozy a su abogado en una de esas conversaciones intervenidas por los investigadores, que tenían pinchado su teléfono dentro de la causa por la presunta financiación irregular de la campaña presidencial de Sarkozy en 2007 con dinero del régimen del entonces líder libio Muamar Gadafi.

Sarkozy apuntó el "ensañamiento" de la Fiscalía contra él y justificó las conversaciones con su abogado en la confianza entre ambos, que trabajaban juntos desde hace años y que nada tenían que ver con la corrupción ni el tráfico de influencias.

"De las conversaciones se desprende que hay un acusado muy inquieto y un abogado afectuoso que quiere tranquilizarlo", explicó Sarkozy, quien reconoció que, sacados de contexto, esos intercambios podían dar impresiones erróneas.

Además, siguen en proceso de instrucción la de financiación de su campaña presidencial de 2007 con dinero libio y su nombre aparece también en las investigaciones sobre una indemnización pagada al exministro y empresario Bernart Tapie sobre el encargo de encuestas sin concurso público en su etapa en el Elíseo o en las ventas de helicópteros a Kazajistán y de armamento a Pakistán

 
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