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Carbón

La irreversible muerte del carbón

La advertencia de un nuevo estudio realizado por el prestigioso Instituto de Postdam para la Investigación del Impacto Climático

El sol sale detrás de la central eléctrica de carbón Mehrum, en Alemania / Getty Images

El sol sale detrás de la central eléctrica de carbón Mehrum, en Alemania

Madrid

La COVID-19 no solo ha provocado una reducción histórica de las emisiones de gases contaminantes en todo el mundo, sino que también ha disminuido la proporción de energía generada por la quema de carbón, uno de los combustibles fósiles más contaminantes. Esta es la advertencia de un nuevo estudio realizado por el prestigioso Instituto de Postdam para la Investigación del Impacto Climático. Y estos expertos en economía auguran que esta tendencia se mantendrá también cuando termine la pandemia.

En todo el mundo, la pandemia redujo las emisiones de los gases que provocan el cambio climático y la contaminación atmosférica un 7%. Pero en Europa, India y Estados Unidos esta reducción fue mucho mayor: hasta un 50% menos, porque el consumo de electricidad bajó hasta un 20% durante el confinamiento más duro de la población.

Este es uno de los pocos beneficios que nos ha traído la COVID-19, según advierte un nuevo informe del Instituto de Postdam para la Investigación del Impacto Climático, un prestigioso centro que tiene su sede en Berlín. Y el dato más positivo de este estudio, realizado por economistas, es que la bajada en el consumo de energía ha provocado la disminución en el uso del carbón, uno de los combustibles que más contaminan el aire tanto en el exterior como en el interior de las viviviendas. Según este informe, la pandemia ha causado estragos en la vida de las personas y la economía mundial, pero también ha provocado que esta tendencia actual a la disminución del uso del carbón "sea ya irreversible".

Plan verde

Además, la puesta en marcha de las medidas adecuadas para frenar la catástrofe del cambio climático podrían acelerar más rápidamente la desaparición del carbón como fuente de energía sucia. "El carbón se ha visto más afectado que otras fuentes de energía, y la razón es simple", explica el autor principal de este estudio, Christoph Bertram, del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático. "Si la demanda de electricidad cae, las plantas de carbón generalmente se apagan primero".

Esto se debe no a razones ecológicas y de salud, sino económicas. De hecho, los operadores de las planta térmicas de carbón tienen que pagar por cada tonelada que queman, mientras que, en cambio, las fuentes de energía renovables, como la eólica y la solar, una vez construidas, tienen costos de funcionamiento significativamente más bajos y siguen funcionando incluso si se reduce la demanda.

Estos expertos auguran que la demanda de electricidad en el 2021 volverá a los niveles previos a la pandemia, pero gracias a las inversiones en energías verdes, la producción de los combustibles fósiles, como el carbón, mantendrá su clara tendencia a la baja. "Nuestra investigación muestra que invertir en energía de combustibles fósiles no solo es irresponsable con el medio ambiente, es económicamente muy arriesgado", concluye el investigador Ottmar Edenhofer.

Javier Gregori

Javier Gregori

Periodista especializado en ciencia y medio ambiente. Desde 1989 trabaja en los Servicios Informativos...

 
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