El futuro de Rusia en manos de los jóvenes
Las protestas a la largo del país se suceden para denunciar el autoritarismo y la corrupción de Putin
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La Policía rusa cierra el centro de Moscú para impedir la principal protesta por la liberación de Navalni. / SERGEI ILNITSKY (EFE)
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Madrid
De Moscú a Vladivostok. 11 husos horarios y a lo largo de más de 9000 quilómetros, los ciudadanos rusos están saliendo a la calle para demostrar su descontento con Putin, sus políticas y la constante sombra de corrupción que sobrevuela su círculo más íntimo. El encarcelamiento del líder opositor Alexéi Navalni la semana pasada a su vuelta a Rusia es lo que ha servido de catalizador para que la población se echara a la calle para denunciar el autoritarismo de Putin. Mira Milosevich, investigadora principal sobre Rusia en el Real Instituto Elcano destaca: “Estas manifestaciones no son a favor de Navalni porque los rusos ven en él una alternativa política. De hecho más del 50% de los rusos no están a favor de Navalni, solo tiene un apoyo de cerca del 20%”. Y añade: “Navalni ha decidido convertirse en mártir al volver a Rusia y no le importa pagar el precio si eso lleva a un despertar cívico”.
Esta oleada de protestas son las más multitudinarias desde el 2011, justo después de las elecciones generales, cuando hubo varias manifestaciones a lo largo del país para denunciar un supuesto fraude electoral que daba la victoria a Putin. Lo destacable de estas movilizaciones en comparación con las anteriores -según los expertos- es que han acudido mayoritariamente jóvenes de entre 25 y 39 años y este cambio generacional puede llevar a la esperanza de un cambio político a Rusia. Sin embargo, Milosevich no cree que estas manifestaciones motivadas por el malestar social de los rusos puedan afectar al actual presidente: "cada vez que hay movilizaciones se cree que empezará el fin del putinismo, pero la realidad es que el Kremlin tiene muchas maneras de controlar cualquier tipo de oposición política".
Entre las manifestaciones de este domingo y las de la semana pasada ya hay más de 6000 detenidos. Según Milosevich, "el objetivo de Putin y del Kremlin es demostrar que un sistema político no se puede y no se debe cambiar en la calle". El uso de violencia en las detenciones le ha valido a Rusia reprimendas de varios gobiernos e instituciones, entre ellas de la Unión Europea, que ya lleva años aplicando sanciones a Rusia. Javier Morales, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid cree que estas sanciones "van a tener un impacto limitado" porque "Rusia es un país con suficiente capacidad de resistencia a la presión exterior para poder mantenerse en la misma línea de actuación". "Las sanciones tendrían que ir enfocadas a los que son verdaderamente responsables de lo que está ocurriendo en Rusia", zanja Milosevich.