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Tokio 2020

El retorno que mantiene con hambre a Carolina Marín

Un nuevo reto, con paso por Tokio, ha llenado un vacío que ha necesitado de un fuerte trabajo psicológico los dos últimos cursos

Campeona olímpica, mundial y europea de bádminton, Carolina Marín pudo verse en la cima tras su oro en Río de Janeiro 2016. Tras arrasar en las pistas y despachar una rival tras otra en unas temporadas casi redondas, la española se vio inmersa en un camino sin apenas objetivos motivantes. Los reveses sufridos tanto en lo físico como en lo anímico han servido para querer firmar un regreso que pone el foco en hacer historia.

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“Ser la mejor jugadora de la historia” es su última gesta por conseguir y con esa actitud ha emprendido el 2021. Marín, tras acumular dos años con noticias negativas que han marcado su vida, dio sus primeros pasos este enero en el Open de Tailandia. Como antaño, la onubense volvió a dar razones la pasada semana del por qué es uno de los mayores baluartes del deporte español con una contundente victoria. Un título con aviso a navegantes, además, al derrotar en la final a la número uno actual del ránking, la taiwanesa Tai Tzu Ying.

Carolina Marín, que actualmente copa el quinto puesto mundial de la clasificación femenina, ya ha metido la directa para recuperar su trono. El privilegiado puesto de la BWF, que dominó por primera vez en 2015, sufrió una caída impropia para la mujer que aspira a ser la GOAT (mejor de todos los tiempos, del inglés ‘greatest of all times’). “Hubo un periodo de tránsito en el que hubo un vacío tanto en mí como en mi equipo. Habíamos conseguido todo, entonces la motivación costaba recuperarla”, reconoció la jugadora en el programa Los Otros: Bajo presión de Movistar+.

Una rehabilitación reivindicativa

Un diagnóstico de rotura de ligamento cruzado anterior suele ser una de las peores pesadillas de un deportista profesional. Lo creyó también Carolina Marín al recibir la noticia: “Quizás se me ha acabado mi carrera deportiva”, llegó a pensar, mientras trataba de asimilar su caso.

Mientras tanto, el circuito profesional siguió su curso con la ausencia de la gran amenaza española. Desde la distancia, sin embargo, la de Huelva comenzó su camino de regreso asombrando al mundo en 2019 tan solo una semana después de pasar por el quirófano. Su retorno a los entrenamientos, con toda la pierna derecha inmovilizada mientras realizaba ejercicios sentada con la raqueta, fueron las primeras muestras del despertar de la bestia.

Tras su crisis de objetivos, fue curiosamente su grave lesión de rodilla la que permitió cambiar de chip. Su planteamiento quedó plasmado en el mismo documental de Movistar citado anteriormente. “¿Por qué no somos los mejores jugadores de la historia?”, propuso, aun a sabiendas de que “para eso tenía que conseguir unos cuantos Mundiales más y otro oro olímpico”. “Eso es lo que me motiva a mí en el día a día”, reconoció, a pesar de que su sonada lesión acabaría quedando en un plano muy secundario para ella por culpa del maldito 2020 para muchos.

Nueva dedicatoria en mente

De repente la vida me cambia y pierdo a mi padre, ese tipo de cosas me ha hecho darme cuenta de las cosas que son verdaderamente importantes”, comentaba recientemente la máxima referente del bádminton nacional en una charla con Alejandro Blanco para el canal de YouTube del Comité Olímpico Español.

La pandemia tocó de cerca a Carolina Marín en lo personal y en lo deportivo. La huella emocional que dejó su pérdida hizo mella en la vuelta a la competición después del confinamiento. No obstante, superado el mal trago, la campeona asume el histórico camino hacia los aplazados Juegos Olímpicos de Tokio con un fiel seguidor en las alturas. “Siempre lucharemos juntos”, como transmitió la jugadora en su carta más emotiva a través de las redes sociales.

 
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