Ocio y cultura

Luis García Montero defiende el legado ético y la decencia de Gil de Biedma

La familia del poeta deposita su legado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes cuando se cumplen 30 años de su muerte

El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, e Inés García-Albi, sobrina de Jaime Gil de Biedma, depositan el legado del poeta en la Caja de las Letras / Carlos Alvarez (Getty Images)

El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, e Inés García-Albi, sobrina de Jaime Gil de Biedma, depositan el legado del poeta en la Caja de las Letras

Madrid

Este viernes, un acto pequeño y reducido de homenaje a Jaime Gil de Biedma en el Instituto Cervantes se ha convertido en toda una reivindicación del legado ético y literario del poeta barcelonés a cargo del director de la institución, Luis García Montero. La familia del autor ha depositado en la Caja de las Letras del Cervantes un legado "muy familiar, escaso, como la obra de Jaime", compuesto por una separata numerada con el número 12 de una tirada de 50 ejemplares de Para vivir aquí (1958) dedicada a una de sus hermanas, una carta, la primera edición de Diario del artista seriamente enfermo (1974) y una semblanza que el poeta dedicó a Picasso en un libro de homenaje al pintor malagueño.

Luis García Montero ha comenzado su intervención admitiendo que el acto era "de importancia personal" para él, ya que "quien conozca la poesía española contemporánea sabrá que recordamos a un maestro decisivo para las generaciones posteriores a la suya y, desde luego, un maestro decisivo para mí". García Montero ha señalado que la herencia del poeta, de cuyo fallecimiento se han cumplido 30 años, es "decisiva en la cultura literaria y democrática española" y ha afirmado, tajante, que "cuando aprendamos a respetarnos a amarnos a nosotros mismos lejos del fango, a estar orgullosos de nuestra cultura y de poetas como Jaime Gil de Biedma, dejaremos sin voz a muchos demonios de tres al cuarto".

En su intervención, más larga de lo habitual en este tipo de actos, García Montero ha reivindicado a Gil de Biedma como alguien que hizo de su literatura "un acto de negación de la hipocresía y de afirmación contra la mentira". Además de defender su "honestidad literaria", el director del Cervantes ha sumado su "honestidad ética" al explicar que Gil de Biedma dejó preparada una versión definitiva de su diario, Retrato del artista, en 1956, cuando fue consciente de la proximidad de su muerte. En esa versión, Gil de Biedma "contó con una sinceridad descarnada su viaje a Filipinas, sus experiencias homosexuales, no muy diferentes a las experiencias de prostitución que eran propias de la España de la época, incluso en sus detalles más sórdidos".

El director del Cervantes ha recordado que "muchos autores españoles y latinoamericanos han narrado sus primeras experiencias sexuales vividas bajo la atmósfera estrecha de una sociedad muy represiva y no conviene sacar los hechos de su contexto, sino aprender hacia el futuro de las desigualdades del pasado". En su opinión, "Jaime fue una persona decente, no conviene confundir a una persona decente con un puritano" que, además, dejó clara su empatía con "los más débiles, con las personas más necesitadas, con las mujeres explotadas por el machismo imperante de la España que le tocó vivir".

La sobrina del poeta, Inés García Albi ha concluido el acto de legado y homenaje recordando que su tío era un hombre “muy cariñoso” y ha confesado algunas de las "marcas de la familia" como "el amor" por la casa familiar de la provincia de Segovia o su afición a la tertulia nocturna que comparte toda la familia, "y si es posible con un whisky mejor”. "Que Jaime esté en esta sede -ha concluido- tiene todo el significado, el paso del tiempo era una de sus grandes preocupaciones, pero a la obra de Jaime el paso del tiempo le sienta fenomenal, no envejece". 

 
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