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Temporales

Cinco episodios históricos en los que los temporales paralizaron el fútbol español

La borrasca 'Filomena' se ha llevado por delante numerosas competiciones previstas para el fin de semana, las últimas suspensiones de un largo historial que no entiende de grandes citas

La final de Copa del Rey entre Deportivo y Valencia, antes de su suspensión / Twitter

La final de Copa del Rey entre Deportivo y Valencia, antes de su suspensión

'Filomena' ha borrado protagonismo a todas las previsiones del calendario futbolístico de este fin de semana. Las cancelaciones por el temporal se cuentan ya por decenas desde categorías inferiores hasta la élite del fútbol. Sus estragos, sin embargo, no son los primeros que han necesitado de decisiones drásticas en forma de suspensiones.

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Diluvios, granizadas, nevadas, ventoleras y hasta tormentas de arena se han entrometido en los calendarios de las federaciones deportivas en España. La climatología extrema tampoco entiende de grandes citas, por lo que la hemeroteca ha acumulado episodios con guiones más propios de la ficción que de la realidad. Aquí viene un repaso de algunas de las suspensiones más sonadas a consecuencia del tiempo:

Un Barça-Atleti de 25 días

Las trombas exageradas de agua se han erigido tradicionalmente en el mayor enemigo meteorológico del fútbol nacional. Los encuentros aplazados por diluvios en nuestro país se cuentan por decenas y, de todos ellos, destacamos la jornada liguera en la que dos clubes históricos vieron interrumpido su particular frente a frente en el Camp Nou allá por 1987.

El encuentro, que se inició el 3 de octubre, no pudo completarse hasta el día 28 del mismo mes. El colegiado de aquel día, Joaquín Ramos Marcos, tomó en su momento la criticada decisión de que el desenlace tuviese que llegar en otra ocasión cuando corría el minuto 70. Las predicciones de inestabilidad atmosférica en Cataluña se fueron de las manos, asolando el verde de numerosos charcos.

Barcelona-Atlético bajo la lluvia en 1987

Barcelona-Atlético bajo la lluvia en 1987 / Twitter

Barcelona-Atlético bajo la lluvia en 1987

Barcelona-Atlético bajo la lluvia en 1987 / Twitter

El tramo restante, sin embargo, no encontró hueco en el calendario hasta pasados 25 días. Reanudado con el 1-1 en el marcador que habían establecido Roberto y López Ufarte, este histórico Barcelona-Atlético tuvo también emoción en los 20 minutos finales. El colchonero Roberto Marina terminó marcando el gol que plasmó la remontada definitiva en el partido más largo vivido en España a consecuencia de un temporal.

La granizada que mantuvo un título en vilo

La madre de todas las granizadas se presentó en el estadio Santiago Bernabéu en el peor momento del año 1995. El Deportivo de La Coruña y el Valencia CF se jugaban la gran final de la Copa del Rey cuando una espectacular tormenta de verano asoló la capital en medio de la disputa del choque. El aguacero cayó con tanta intensidad que el césped del feudo blanco se convirtió rápidamente en una piscina.

Pese a las dificultades en el drenaje, el mayor aliciente para la suspensión se produjo cuando la lluvia se tornó en hielo. Contundentes bolas de granizo obligaron a buscar cobijo a la desesperada a los aficionados presentes en la grada y el equipo arbitral optó por parar el encuentro ante el peligro existente para la salud también de los protagonistas.

Alfredo Santaelena marca el gol de la victoria en la final copera de 1995

Alfredo Santaelena marca el gol de la victoria en la final copera de 1995 / Twitter

Alfredo Santaelena marca el gol de la victoria en la final copera de 1995

Alfredo Santaelena marca el gol de la victoria en la final copera de 1995 / Twitter

La espera a una mejora en el temporal acabó con la histórica decisión de una suspensión, quedando citados ambos equipos tres días más tarde para disputar los poco más de 10 minutos restantes. Este mínimo periodo, para el que ambas aficiones volvieron a movilizarse, terminó siendo glorioso para los coruñeses, que vieron entonces el gol de Alfredo Santaelena que les brindó su primer título.

Nevada de dimensiones europeas

Fuera de nuestras fronteras, el Real Zaragoza fue víctima de una inoportuna nevada que pospuso su finalísima de la Supercopa de Europa. Meses después de alzar la Recopa, los maños se emparejaron frente al todopoderoso Ajax de los 90’ campeón de la Champions League. Tras una igualada a un tanto en La Romareda, el desenlace de Ámsterdam se hizo de rogar más de lo previsto.

Una fuerte nevada dejó impracticable el tapete del ahora Estadio Johann Cruyff, entonces Estadio Olímpico de Ámsterdam, en febrero de 1996. A pesar de que los neerlandeses mostraron su buena predisposición para jugar en medio de la tormenta, las comprobaciones en el terreno de juego constataron la imposibilidad de que así fuera debido a semejante helada.

El aplazado Ajax-Zaragoza de la final de la Supercopa de Europa

El aplazado Ajax-Zaragoza de la final de la Supercopa de Europa / Twitter

El aplazado Ajax-Zaragoza de la final de la Supercopa de Europa

El aplazado Ajax-Zaragoza de la final de la Supercopa de Europa / Twitter

Una semana más tarde, fue el Ajax el que azotó con fuerza a un Zaragoza que se vio superado en su intento de hacer historia. Las esperanzas blanquillas quedaron congeladas con un contundente 4-0 que dejó más que encarrilado el resultado global.

Los daños materiales del viento en Galicia

Otra borrasca quiso ser protagonista en un polémico fin de semana para el fútbol en Galicia a comienzos del 2017. En su caso, el temporal trajo unas rachas de viento que hicieron peligrar la seguridad de todo aquel que saliera a plena calle. Destrozos, desprendimientos y otros daños materiales asolaron la región en una jornada que se llevó por delante los dos partidos de Primera División prefijados: Celta-Real Madrid y Dépor-Betis.

La polémica inundó especialmente el primero. La brutal ventolera provocó incluso desperfectos a lo largo de la semana en la cubierta del Estadio de Balaídos que tenía previsto albergar la visita de los merengues, pero estos riesgos no parecían ser suficientes para una expedición madridista que insistió para que no hubiera lugar al aplazamiento.

Cubierta de Balaídos levantada por el viento en 2017

Cubierta de Balaídos levantada por el viento en 2017 / Getty Images

Cubierta de Balaídos levantada por el viento en 2017

Cubierta de Balaídos levantada por el viento en 2017 / Getty Images

Después de horas de especulaciones e intentonas, fue el mismísimo alcalde de Vigo, Abel Caballero, quien anunció su inviabilidad basándose en los informes técnicos solicitados. El duelo liguero terminó teniendo lugar en la recta final del campeonato, saldándose con 1-4 para los blancos en un mes de mayo en el que se abrió camino al título para el Madrid ya con los objetivos celestes cumplidos.

Una tormenta de arena histórica

Si bien es cierto que a lo largo de la historia se han acumulado partes descontentas por algunas suspensiones, el pasado 2020 abogó por mayores medidas para hacer frente a un fenómeno sin precedentes tan graves. Una potente calima -partículas de polvo en suspensión provocadas por ráfagas de viento procedentes de áreas arenosas- obligó a los vecinos de las Islas Canarias a adoptar más precauciones que nunca debido a las dificultades respiratorias que conllevó en una zona en la que son habituales este tipo de circunstancias, aunque en menor medida.

Ese fin de semana, las autoridades asumieron la cancelación de todas las competiciones territoriales y de categorías inferiores a modo de prevención. En el caso de los equipos profesionales, la UD Las Palmas sí pudo disputar su correspondiente duelo en Alcorcón, aunque la plantilla tuvo que posponer su viaje de vuelta a Gran Canaria por el cierre de los aeropuertos ante la escasa visibilidad. Las críticas, sin embargo, sobrevolaron el Tenerife-Elche que se jugó en mitad del temporal, desoyendo las recomendaciones sanitarias.

Aquel partido, bajo la turbia atmósfera del Helidoro Rodríguez López, se cerró con un triunfo local por 1-0 que no hizo olvidar el malestar de los asistentes. Respirar se convirtió en una misión complicada incluso para los espectadores en el graderío tinerfeño. Las noticias para los ilicitanos, peores aún, que después del mal trago de la derrota quedaron atrapados en la isla dos días más de lo previsto hasta que su vuelo pudo despegar.

 
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