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Los estadounidenses encaran el racismo sistémico antes de las presidenciales

Que EEUU sea la única gran potencia que no tiene un sistema de salud universal no es casual; viene de leyes impuestas tras la Guerra Civil para que los negros no pudieran acceder a atención médica. El sistema tan complejo de votación, tiene su origen en evitar la participación de los negros

Las protestas constantes desde finales de mayo se han metido inevitablemente en la campaña electoral y los candidatos tienen maneras muy diferentes de interpretar este fenómeno.

Los estadounidenses encaran el racismo sistémico antes de las presidenciales

Los estadounidenses encaran el racismo sistémico antes de las presidenciales

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Washington

Desde su oficina en Petersburg, Virginia, Vincent Tucker habla de un hombre que llevaba su mismo apellido y que vivió hace 400 años a 120 kilómetros de su negocio de transportes. "El capitán William Tucker era un inglés que vivía en la primera colonia del nuevo mundo". Ese hombre "fue el primero en comprar y someter a una veintena de africanos, provenientes de Angola, en 1619". Son los primeros esclavos africanos de los que se tiene registro.

"Según el censo de 1624-1625, estos veintitantos negros llegaron a bordo del White Lion y atracaron en Old Point Comfort", un punto en la costa de la actual Virginia. "Los nombres que les pusieron están registrados en documentos oficiales, a dos de ellos les llamaron Anthony e Isabella". La pareja tuvo un hijo, la primera persona nacida en la esclavitud de este país. Al bebé le pusieron William Tucker, como su "dueño". Vincent y su familia son descendientes de esa primera familia de esclavos.

"Según la tradición oral de mi familia, mis antepasados vivieron y trabajaron en la plantación de los Tucker, generación tras generación". El cementerio familiar se conserva en esa zona. "Creemos que formaba parte de la plantación del capitán, que tenía una extensión de miles de acres".

Los Tucker empezaron a investigar hace años, buscando avalar con documentación oficial la historia oral que se ha perdurado en su familia, contada de padres a hijos. Hace dos años hicieron un escáner geológico al terreno del cementerio y encontraron decenas de cadáveres enterrados en fosas comunes. "Hay al menos 106 personas", dice Vincent, "no sabemos quiénes son".

Los esclavos no tenían derecho a guardar ninguna pertenencia, ni siquiera sus documentos oficiales, si es que los tenían. Esto hace prácticamente imposible rastrear el pasado de la mayoría de los descendientes de los doce millones de esclavos que tuvo este país. Los Tucker son, en ese sentido, unos privilegiados. "Estamos investigando, nos hemos hecho pruebas de ADN que indican que provenimos de la costa occidental africana y hemos logrado reconstruir nuestra historia hasta finales principios del 1800. Es difícil investigar tu historia cuando han intentado borrarla durante siglos".

En este proceso de búsqueda de su propia identidad han conocido a "los otros" Tucker, los descendientes directos del capitán William Tucker, con quienes han cruzado información sobre sus antepasados que les ayuda a reconstruir las historias cruzadas de sus familias, una esclavista, otra esclavizada.

Han pasado 400 años desde que llegó el White Lion con los primeros esclavos y miles de personas, como los Tucker, están intentando conocer la realidad sobre la que se construyó este país. "Lo que nos muestra nuestra historia personal es que lo que nos han enseñado en los libros de historia no es toda la verdad", dice Vincent. "Quienes escribían y poseían esos libros no querían revelar lo que ocurrió porque no querían que se supiera la realidad de sufrimiento a la que estaban sometiendo a millones de personas". Vincent cree que ahora es el momento de revisar la historia y entender qué es este país, quiénes lo crearon y cómo lo consiguieron.

Fosas comunes de la familia Tucker

Fosas comunes de la familia Tucker / Marta del Vado

Una necesaria revisión histórica buscando la verdad

Las manifestaciones contra la brutalidad policial que se han extendido por cientos de ciudades de todo el país en los últimos meses; el derribo de estatuas que representan algún tipo de sometimiento, tanto esclavista como colonialista o las voces que denuncian un racismo sistémico en Estados Unidos, no son coyunturales. Son parte de una revisión histórica que está haciendo buena parte de la sociedad.

La periodista Nikole Hannah-Jones, del New York Times, ha hecho este ejercicio en un trabajo llamado "Project 1619", en el que explica que Estados Unidos está construido sobre unos ideales de libertad y democracia y sobre mucha hipocresía.

"Thomas Jefferson escribió, en uno de los textos más famosos en lengua inglesa, que todos los humanos son iguales, con derechos inalienables a la vida, libertad y búsqueda de la felicidad" dice la periodista en la presentación del proyecto. Pero mientras lo escribía "era dueño de 130 personas que no tenían ninguno de esos derechos". Algunos de ellos eran sus propios hijos, que tuvo con esclavas violadas.

"La versión oficial es que este país se fundó queriendo ser una democracia perfecta y resultó ser una esclavocracia, un Estado fundado por esclavistas". Los primeros diez presidentes eran traficantes de personas, dice Hannah-Jones, y escribieron una constitución de la que excluyeron a más de la mitad de la población. Los derechos y libertades que predicaban solo los disfrutaban plenamente los hombres blancos; ni las mujeres, ni los nativos, y un quinto del total de la población, los esclavos negros, no tenían ningún tipo de derecho.

"Nos hay enseñado que la esclavitud pasó hace muchos años, nos han dicho que lo superemos ya, pero el problema es el legado que perdura del esclavismo", asevera la periodista. "El racismo está en la base fundacional de Estados Unidos y todavía sufrimos sus consecuencias. Entender la historia significa entender por qué somos quienes somos y cómo somos".

"Hay que reconocer que hay un problema de racismo endémico en la sociedad estadounidense y, quien no quiera reconocerlo, tiene una visión miope de lo que está pasando en el país", dice Juan Verde, subsecretario de Comercio para Europa de la Era Obama, que asegura que el asesinado de George Floyd a manos de la policía y el resto de abusos similares que han ocurrido estos meses van a influir en las elecciones del tres de noviembre. "Las movilizaciones han inyectado ilusión en la comunidad afroamericana para ir a votar, sienten que lo que está en juego es su vida". Y es literal, lo ven como un asunto de vida o muerte. "Tengo amigos afroamericanos en Washington que no les dejan a sus hijos adolescentes ir en coche, prefieren pagar un Uber porque si les para la policía saben que hay un riesgo de que pierdan la vida".

Decir que el racismo es sistémico en este país no es una frase hecha. Y casi cualquier aspecto estructural del país, lo demuestra. Por ejemplo, la capital financiera del mundo, Wall Street, se construyó alrededor del muro en el que ponían a los esclavos para ser vendidos. Los bancos y las aseguradoras surgieron al sur de Manhattan a partir del comercio de esclavos.

Que Estados Unidos sea la única gran potencia que no tiene un sistema de salud universal no es casual; viene de leyes impuestas tras la Guerra Civil para que los negros no pudieran acceder a atención médica.

El sistema tan complejo de votación, tiene su origen en evitar la participación de los negros. Y como esto, el sistema político, educativo, el sistema bancario, la desigualdad, el urbanismo de este país, hasta la música (el góspel, el blues, en country), tiene raíces esclavistas.

El racismo se mete en la campaña electoral

Las protestas constantes desde finales de mayo se han metido inevitablemente en la campaña electoral y los candidatos tienen maneras muy diferentes de interpretar este fenómeno.

Donald Trump las vincula con la violencia, los saqueos y la izquierda radical y propone una única receta para hacerles frente: Ley y orden para confrontarlas y mano dura contra los antifas.

El candidato republicano acusa a su rival de querer eliminar la policía aunque Joe Biden propone redistribuir el presupuesto policial y reformar un cuerpo que está fuertemente militarizado desde el 11-S.

Trump propone además aprobar una ley de "educación patriótica" para que los niños crezcan "respetando la vadera y el himno, no como sucede ahora", como cree que pasa ahora. El demócrata sin embargo habla enfrentar "el pecado original de este país", refiriéndose a la esclavitud y al racismo derivado de ella hasta nuestros días. Admite que no puede prometer arreglar el país en una administración pero asegura que avanzarán en la justicia histórica mucho más que si ganara Donald Trump.

 
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