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Adopciones

Las familias adoptantes reclaman alternativas a las embajadas para reunirse con sus hijos

La pandemia ha provocado que la llegada de niños adoptados descienda drásticamente

Desde marzo han llegado 14 pequeños a Madrid, tres veces menos de lo habitual

Adopciones Internacionales

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Madrid

La pandemia ha provocado un importante descenso de los menores adoptados que llegan desde otros países a España para comenzar una nueva vida. Los procesos de adopción suelen prolongarse de dos a cuatro años pero el Covid-19 está provocando que se alarguen entre seis y nueve meses más. Suponen un gasto de entre 15.000 y 30.000 euros, dependiendo del país de origen del pequeño.

La pandemia ha provocado que la llegada de niños adoptados descienda drásticamente. Desde marzo han llegado 14 pequeños a Madrid, tres veces menos de lo habitual

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El jefe del área de adopciones de la Comunidad de Madrid, Antonio Ferrandis, explica que "en la primera mitad del año apenas han llegado 27 niños, menos de la mitad de lo que en ese semestre esperaríamos haber recibido". Y señala que desde que estalló el coronavirus en nuestro país solo han llegado un tercio de los pequeños que suele ser habitual en este periodo de tiempo: "Solo han llegado 14 niños a Madrid desde marzo". Ana Miramontes, abogada de la organización MIMO que gestiona adopciones internacionales, señala que “a nuestro retraso se unen los retrasos motivados por la situación sanitaria del país en concreto. Va más ralentizado. Todo se ha adaptado a las nuevas circunstancias. Algunas cosas que antes era presenciales ahora son por correo o previa cita”.

La espera es especialmente complicada para las familias a las que solo les queda el último trámite: recoger a sus hijos en sus lugares de origen. Ana Bernal decidió hace cuatro años y medio ser madre soltera a través de la adopción. En marzo se canceló su vuelo para el último paso de este largo recorrido: recoger a su hija Dya de dos años en un orfanato de la India. Debería estar con ella en su casa de Málaga desde el 28 de marzo. Desde entonces espera una solución para reunirse con Dya. Ha creado un grupo de Facebook al que se han unido 58 familias en su misma situación.

A pesar de la empatía que les muestran desde las embajadas españolas, les falta información y soluciones. Tras meses de espera reclaman al Gobierno y las embajadas españolas alternativas. Solicitan acuerdos con los países de recogida de los menores para fletar vuelos con Visados por Reagrupación Familiar. "Nosotros no podemos decirles a nuestros diplomáticos como hacer su trabajo. Pero ante la falta de información empezamos a pensar que no han indagado en todas las posibilidades. Me gustaría que nos explicarán el trabajo que están haciendo, lo que están intentando para que nos reunamos con nuestros hijos". También piden soluciones imaginativas como la puesta en marcha por Italia que ha conseguido reunir a niños de Haití y Burundi en Roma para que les recojan sus familias.

Ana Bernal, de 45 años, decidió ser madre soltera a través de la adopción hace cuatro años y medio.

Ana Bernal, de 45 años, decidió ser madre soltera a través de la adopción hace cuatro años y medio. / Javier Villaverde

Ana Bernal, de 45 años, decidió ser madre soltera a través de la adopción hace cuatro años y medio.

Ana Bernal, de 45 años, decidió ser madre soltera a través de la adopción hace cuatro años y medio. / Javier Villaverde

Esta espera añadida debido a la pandemia ha provocado momentos duros y tristes para muchos padres y madres que esperan el comienzo de una nueva vida junto a sus pequeños. Ana explica que el grupo les ha servido para ayudarse mutuamente: "Estas circunstancias nos erosionan, no podemos evitarlo. Algunos de nosotros hemos necesitado ayuda para intentar manejar todas estas emociones. Estamos luchando para salir adelante y mantenernos con mucha energía. Lo más importante es que nuestros niños nos encuentren fuertes para que cuando ellos lleguen lo podamos celebrar cada minuto y cada momento con ellos".

El cuarto de la hija Dya, la hija de Ana.

El cuarto de la hija Dya, la hija de Ana. / Javier Villaverde

El cuarto de la hija Dya, la hija de Ana.

El cuarto de la hija Dya, la hija de Ana. / Javier Villaverde

Las familias españolas solo pueden recoger a sus pequeños en tres países: República Dominicana, Bulgaría y Hungría. Allí tienen previsto volar mañana domingo Nerea y Juan a recoger a Dominique, un niño rubio de seis años. El jueves Hungría ha impuesto nuevas restricciones a España. Exigen una prueba PCR negativa 48 horas antes del vuelo, un obstáculo más que ha superado esta pareja de Santiago. Nerea cuenta que "ambos hemos dado negativo y parece que vamos a poder viajar casi al cien por cien de seguridad. Esperemos que no pase nada más".

En Hungría estarán un mes conociendo a su hijo. Cuando Dominique esté cómodo comenzará a dormir con ellos. Después nueva vida en Santiago. "Por lo menos los primeros días que le hacemos visita en la familia de acogida que esta, que no duerme con nosotros, iremos con mascarilla. O sea es un elemento añadido que dificulta un poco la comunicación él. Pero haremos lo que podamos. Hemos aprendido algunas palabras en húngaro que nos puedan ayudar como 'tranquilo', '¿te gusta?', '¿vamos?' o '¿quieres?'… estas cosas que nos pueden resultar útiles. A partir de que este ya durmiendo con nosotros supongo que se irá haciendo él un poco a escucharnos en español e irá aprendiendo palabras".

Para Nerea y Juan es muy importante que Dominique se adapte a su ritmo. Juan explica que no quieren que se sienta agobiado. "Respecto a presentarle a la familia iremos poco a poco, según él se encuentre cómodo". Estos técnicos audiovisuales han tenido mucho tiempo para organizar la llegada de Dominique y han pensado planes para hacer en familia. Juan cuenta que quieren llevar a Dominique a la playa. "Como es húngaro tenemos curiosidad. Igual no ha visto el mar así que lo primero que haremos será ir a la playa para que vea el mar que en Galicia hay mucho".

España está lejos de las cifras del año 2004 cuando 5.541 niños extranjeros comenzaron una nueva vida en nuestro país. En 2014 llegaron 824 mientras que en 2018 lo hicieron 445, casi la mitad. El coronavirus no ha frenado el ritmo de solicitudes para adoptar. Ahora los procesos se retrasan pero no se frenan. Así que en 2021 se espera un repunte de menores adoptados que lleguen a nuestros país, que comiencen una nueva vida aquí y que, si son afortunados como Dominique, lo hagan pronto y cerca de la playa.

 
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