Miles de personas marchan en Madrid contra el racismo
La manifestación, que ha comenzado frente a la Embajada de Estados Unidos, ha llegado hasta la Puerta del Sol
Madrid
Trece días después de las primeras protestas contra el racismo en Estados Unidos, la rabia y el dolor ya se han extendido por todo el mundo con el mismo mensaje: "Las vidas negras importan" ("Black lives matter"). Así lo han gritado miles de personas este domingo en decenas de ciudades de toda España.
En Madrid, cerca de 3.000 manifestantes levantaban sus puños frente a la embajada de EEUU a las once de la mañana, según ha informado la Delegación del Gobierno. Desde Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente en España (CNAAE), quienes se han encargado de organizar estas protestas, comunicaban el pasado sábado que a última hora las autoridades habían limitado el aforo a 200 personas. Sin embargo, el número de asistentes se ha superado con creces antes de la hora prevista.
"I can't breathe", un grito colectivo
La concentración se ha iniciado al grito de “No justice, no peace” (Sin justicia no hay paz), otro de los lemas más sonados durante las protestas que se suceden cada día en Estados Unidos desde que el pasado 25 de mayo un agente de la policía de Minneapolis (Minnesota) asesinara en plena calle a George Floyd, un ciudadano afroamericano al que ahogó presionando su cuello contra el asfalto, pese a advertirle de que no podía respirar. Estas fueron las últimas palabras de Floyd, las mismas que ahora gritan millones de personas para pedir justicia: “I can’t breathe”. Este domingo, el recuerdo de Floyd ha estado presente en la capital junto al de otras víctimas mortales del racismo.
El asesinato de Floyd ha sido el detonante de las protestas y representa uno de los eslabones visibles del racismo que la población negra sufre a diario. Unas cámaras de seguridad recogieron su muerte violenta, permitieron ver el cuerpo del agente sobre el de este ciudadano, y las caras de ambos mientras uno de ellos pedía auxilio. Las imágenes sirvieron de prueba para detener y acusar al agente, pero también permitieron que la rabia y el dolor estallasen al evidenciar una realidad a menudo ocultada y bajo la que existen múltiples formas de violencia.
De otros asesinatos como el de Breonna Taylor no hay imágenes, solo un relato escalofriante: tiroteada por la policía mientras dormía en su habitación, esta joven de 26 años fue asesinada doce días antes del homicidio de Floyd, pero su nombre y su rostro han trascendido ahora. Con el suyo el de Michael Brown, Ahmaud Arbery, Eric Garner, Bettie Jones, Michael Noel, Kieth Childress... Algunas pancartas les han recordado este domingo, pero también a Mame Mbaye, Lucrecia Pérez o Samba Martine, víctimas mortales del racismo en España.
Una marcha multitudinaria
Rodeados por un fuerte cordón policial, los manifestantes tampoco han olvidado la situación de las personas migrantes en el campo, ni las muertes diarias en el Mediterráneo y en las vallas de Ceuta y Melilla. Frente a la policía, algunos de ellos han extendido una tela donde podía leerse “vergüenza” y el símbolo de la Unión Europea representado con forma de concertina. Al grito de “Ningún ser humano es ilegal”, la multitud ha comenzado a marchar hacia la Puerta de Alcalá para dirigirse desde allí hasta la plaza de Cibeles y, finalmente, hasta la Puerta del Sol.
De manera espontánea, lo que iba a ser una protesta limitada, se ha abierto paso por las calles del centro de la capital, donde hace días tenía lugar una manifestación convocada por la extrema derecha. De repente, silencio. Cientos de personas, puño en alto, se arrodillaban en solidaridad a las víctimas, un gesto que se ha repetido varias veces, y tras él minutos de aplausos y, de nuevo, gritos.
El grupo organizador había recordado a lo largo de la semana las medidas de seguridad necesarias para que la marcha fuera segura: mascarillas, dos metros de distancia entre cada persona, guantes y gel y, en definitiva, evitar el contacto. Algo que la mayoría de asistentes han tratado de cumplir pese a la magnitud que ha adquirido la concentración, lo que ha provocado que en algunos tramos fuera imposible una separación adecuada.
Jóvenes y mayores, personas racializadas y blancas, padres y madres acompañados de sus hijos… La asistencia ha sido diversa, pero el protagonismo de ellos: los grupos afros y de personas racializadas que, apoyados por la multitud, han pedido también el cierre de los polémicos Centros de Detención de Inmigrantes (CIE) y han exigido la derogación de la Ley de Extranjería y una reforma policial. “El silencio también mata” o “Mi color de piel no me hace sospechosa” podía leerse en algunas pancartas.
España se suma así a la cadena de países a los que ya ha llegado este nuevo eco antirracista. Tras producirse convocatorias multitudinarias en Nueva Zelanda, Francia, Alemania, Reino Unido, Austria o Australia. Los organizadores de estas marchas en España aseguran que seguirán saliendo a las calles si no se ponen soluciones, que pasan por el ámbito institucional pero también por el ámbito social, porque el racismo “también es una pandemia”.