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Racismo en EEUU | El caso de George Floyd

La muerte de Floyd aviva la lucha contra el racismo institucional en EEUU

El racismo está encima de nuestras mesas, lo vemos en nuestros teléfonos

La muerte de George Floyd aviva la lucha contra el racismo institucional en EEUU / TANNEN MAURY (EFE)

Washington

El cuerpo de George Floyd no tenía pulso en la ambulancia que le trasladaba al hospital. El equipo de emergencias intentó reanimarle pero, 90 minutos después del macabro episodio policial en el que un agente le estranguló en plena calle, fue declarado muerto.

En el vídeo que grabó una viandante se ve a Floyd esposado, tumbado en el suelo boca abajo, con la rodilla del policía sobre su cuello diciendo que no puede respirar, ha dado la vuelta al mundo. “No puedo respirar”, dice. “Por favor, me voy a morir. No puedo respirar”.

Cuando el agente levanta la rodilla, Floyd no se mueve. Le sangra la nariz. Tiene los ojos cerrados. Una de las personas que contempla la escena grita “le acaban de matar”. El informe policial dice que Floyd tenía “problemas médicos” pero no menciona que un policía le estuvo presionando el cuello con la rodilla durante varios minutos hasta que dejó de responder.

Ocurrió el martes, 26 de mayo, por la tarde. Esa misma noche miles de personas salieron a protestar en las calles de Minneapolis, pidiendo justicia para Floyd. Horas después el departamento de policía local despidió a los cuatro agentes que estaban presentes en la escena.

Pero el vídeo ha levantado la conmoción y la conmoción a la rabia. Un despido no devuelve la vida Floyd. Y tampoco tapa las décadas de abusos policiales injustificados y racistas. Un hermano de la víctima, Philonise Floyd, ha puesto voz a lo que reclaman miles de personas en las calles desde hace 48 horas. “Estos oficiales tienen que ser detenidos. Tiene que haber justicia”, decía a CNN. “Han matado a mi hermano”.

El miércoles 27 la protesta se extendió hasta la madrugada. Una marcha pacífica terminó con enfrentamientos con la policía, que disparó bombas de humo y pelotas de goma para dispersar a la multitud. Luego empezaron los disturbios. Hubo saqueos en varios comercios y quema de una treintena de locales que terminaron con un número indeterminado de detenidos, al menos cinco personas heridas de bala y un fallecido por arma de fuego.

El alcalde de Minneapolis, Jacob Frey, ha pedido que se detenga y juzgue a los responsables de lo que califica como “crimen”. Asegura que los disturbios son la materialización de 400 años de ataques, trauma y agresión contra la comunidad afroamericana en la ciudad. Frey pide también calma y el refuerzo de la Guardia Nacional para que no se repitan escenas violentas.

Minneapolis es una de las ciudades con más disparidad racial de Estados Unidos, como apunta Jennifer Brooks en el Star Tribune. En una ciudad donde el 36% de la población es afroamericana, el 63% de las personas asesinadas a tiros por la policía entre el año 2000 y 2018, eran negras.

Fotografía de las protestas en Minneapolis tras la muerte de George Floyd.

Fotografía de las protestas en Minneapolis tras la muerte de George Floyd.

Las agresiones racistas de la policía sobrepasan son una constante insoportable en este país. Por eso otras ciudades, desde Chicago a Los Ángeles, se han sumado a las protestas para pedir justicia.

Las últimas palabras de Floyd son exactamente las mismas que las de Eric Garner, que murió también estrangulado por la policía en 2014, en Staten Island, Nueva York. El jurado popular exculpó al agente, blanco, del homicidio.

En 2015, también en Minneapolis, la policía disparó a un chico negro de 24 años, llamado Jamar Clark, que supuestamente estaba en una disputa con una mujer. Los testigos alegaron que Clark estaba esposado y en el suelo cuando le dispararon. La organización Black Lives Matter organizó protestas en la ciudad que duraron 18 días. Nunca hubo acusación contra los agentes.

En 2016, un agente paró el coche que conducía Philando Castile, también en Minnesota. Castile iba con su novia y su hija de cuatro años en el coche. El policía le pidió la identificación. El joven se la dio y le informó que tenía un arma, legal, en el coche. El policía le dijo que no la cogiera. Castile respondió que lo la iba a coger. El policía disparó siete veces y le mató. La novia de Castile grabó toda la secuencia con el móvil. El agente fue absuelto de todos los cargos.

En marzo de este año, Breonna Taylor, de 26 años, fue asesinada en su propia casa, en Louisville, Kentucky, tras el registro de unos agentes que buscaban un alijo de droga. La familia de la víctima asegura que se equivocaron de domicilio. Taylor murió de ocho balazos. El fiscal general del estado ha retirado los cargos contra los policías implicados.

El 23 de febrero, Ahmaud Arbery estaba entrenando, corriendo por su barrio en Brunswick, Georgia, cuando fue asesinado por dos hombres blancos, armados, de 64 y 34 años, padre e hijo, respectivamente. Estos no son policías. Alegaron que Arbery se parecía a un ladrón que había robado varias veces en el vecindario. El caso se demora en la vía administrativa y la pandemia lo entierra sin detenidos ni acusados. Hasta el 5 de mayo, que aparece un vídeo en el que se ve cómo el chico estaba simplemente corriendo cuando los hombres se bajan del coche y le disparan. La presión social hace que dos días después, las autoridades detengan a Gregory y Travis McMichael, acusados de asesinato y asalto agravado. El 21 de mayo, el FBI acusa a un tercer hombre, William Bryan, que iba con ellos y fue el que grabó el crimen. Está acusado de asesinato grave e intento criminal de cometer un encarcelamiento falso.

Georgia, Kentucky, Minnesota. Por tercera vez en 2020 se han vuelto a sacar las pancartas de Black Lives Matter, los manifestantes han vuelto a salir con el puño en alto pidiendo justicia para las víctimas, negras, asesinadas sin justificación alguna por policías, blancos.

Ahora el racismo está encima de nuestras mesas, lo vemos en nuestros teléfonos. Parafraseando a Will Smith en una entrevista con Stephen Colbert “No es que haya más racismo, es que ahora se está grabando”. Y tuiteando.

 
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