Ocio y cultura

Las librerías pasan la página del confinamiento

Retos e ilusiones de pequeños libreros tras reabrir sus locales después de 50 días con la persiana echada

Los pequeños libreros confían en la vuelta de los lectores, el trato personal recomendando obras e iniciativas más intimistas con los escritores para mantener el pulso / Álvaro Zamarreño

Los pequeños libreros confían en la vuelta de los lectores, el trato personal recomendando obras e iniciativas más intimistas con los escritores para mantener el pulso

Madrid

Las librerías son esos peligrosos espacios que te atraen irresistiblemente al pasar por delante, para cometer el pecado de perder el tiempo con holganza y acabar llevándote lo que sabes que no deberías. Pues hoy no. La veterana Pérez Galdos, en la calle Hortaleza de Madrid, tiene su persiana metálica medio echada, porque aunque trabajan dentro, están cerrados al público; en Berkana, en esa misma calle, ordenan cajas y preparan paquetes; Cervantes & Cia está cerrada y dentro se encaraman a una escalera mientras limpian las lámparas; y en Tipos Infames dos mesas bloquean la puerta y sirven para atender a quien tenga algun asunto pendiente con ellos.

Las librerías pasan la página del confinamiento

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Sólo en la librería Antonio Machado nos encontramos con un cliente, que cuenta a una de las encargadas que él pasó el coronavirus pero flojito. Aquí han tenido el detalle de poner al costado de la puerta el pequeño atril con un bote de gel desinfectante y guantes: obligación de lavarse las manos y enfundárselas a continuación si, cuando se autorice la apertura sin cita previa, se quiere entrar y tocar libros.

Y aún así, reabrir “ha sido como recuperar la alegría de vivir”, nos dice Aldo García, responsable de la Antonio Machado. “Lo primero que nos hemos encontrado es a la gente del barrio, que es lo que más ilusión te puede hacer”, cuenta Alfonso Tordesillas, de Tipos Infames. Ese cálido reencuentro es el que espera Marina San Martín en Cervantes & Cia cuando abran el lunes, ya perfectamente adaptados “a todas las medidas que ha aconsejado el gremio [de Libreros] y el gobierno”, que implican limpieza en profundidad de los locales, marcas para mantener distancia de seguridad, aforo limitado, limpieza de cada libro que una persona ojee, mascarillas, etc.

De momento no es muy apetecible llegar así a la librería, pero en Tipos Infames nos prometen que volverán a ser ese lugar de encuentro que siempre han sido

De momento no es muy apetecible llegar así a la librería, pero en Tipos Infames nos prometen que volverán a ser ese lugar de encuentro que siempre han sido / Álvaro Zamarreño

De momento no es muy apetecible llegar así a la librería, pero en Tipos Infames nos prometen que volverán a ser ese lugar de encuentro que siempre han sido

De momento no es muy apetecible llegar así a la librería, pero en Tipos Infames nos prometen que volverán a ser ese lugar de encuentro que siempre han sido / Álvaro Zamarreño

Nieves, que atiende en penumbra en la librería antigua y de segunda mano Pérez Galdos, se ha encontrado con “una librería con mucho que preparar, con mucho volúmen de libros acumulado por todos sitios que hay que despejar”. Dice con resignación que hará falta ser imaginativos para prepararse.

Pero esta media docena de libreros coinciden en que lo que más les preocupa no es adaptarse a este tipo de normas, sino la incertidumbre económica. “A mi lo que más me preocupa es el verano”, aclara Aldo García, “porque esta era la época pico para nosotros, con el Día del libro y la Feria de Madrid, y ahora vamos a los meses duros de verano sin colchón”. En Cervantes & Cia confían en que las editoriales vayan sacando en esos meses de verano algunos de los títulos más comerciales, de esos que salvan la caja a fin de mes.

Les preocupa verse atrapados en una espiral de recurrir a crédito, por ventajoso que sea, cuando ni siquiera saben cuándo podrán volver a generar ingresos. “Estoy convencido de que podemos salir adelante -dice Alfonso Tordesillas-, pero el problema es que podamos aguantar seis meses pagando alquiler, proveedores, etc”, cuando el negocio está parado.

Mili Hernández, de Berkana, dice que pasó los dos primeros días en shock. “Pensé que era una señal para cerrar la librería, pero después me dije que algo había que hacer” y sin esperar a que hubiera ayudas específicas al sector (presentadas el 6 de mayo), se fue a su banco y pidió dos créditos ICO, uno para la librería y el otro para la editorial que también lleva, y que ya tiene concedidos.

Ella cree que este gobierno está actuando de forma mucho más decidida para paliar los efectos económicos y sociales de la crisis que lo que estuvieron los gobiernos hace una década. El problema es que el sector del libro todavía intenta recuperarse de aquella, cuando le llega este nuevo golpe. “El problema que tenemos nosotros -Alfonso, Tipos Infames- es que nos pilla con un nivel de endeudamiento muy alto”, fruto de que nacieron hace una década y no han conocido otro contexto que el de crisis, y justo cuando empezaban a ver la cosa más desahogada se embarcaron en una ampliación de su librería a la que ahora tienen que hacer frente.

Esta media docena de librerías independientes coinciden en la sorpresa no sólo del apoyo dado por sus lectores, de cómo la gente ha aprovechado las semanas de encierro para recuperar el placer de leer, sino por lo bien que han funcionado los canales de venta a través de internet. “Si los grandes puede, nosotros también”, dice Mili Hernández, que ha compensado una parte de lo perdido con las ventas a domicilio.

En Tipos Infames, cuyo exitoso reclamo es el del perfecto maridaje de los libros con los vinos, y una intensa actividad de presentaciones y exposiciones, prefieren optar por “recuperar el espacio poco a poco, volver a lo que es una librería en sí”, explica Tordesillas. Su primera iniciativa será un encuentro con el autor con cita, el sábado 16 de mayo, con la escritora Marta Sanz.

Haciendo de la necesidad de dar cabida a poca gente una virtud, también en Berkana optan por esos pequeños formatos, con una ‘feria del libro’ virtual, firmas en Instagram e incluso en algunos casos en el local. Cervantes & Cia, también muy activa en eventos sociales en su local en la calle Pez, ha puesto en marcha la ‘bolsa misteriosa’, en que dices tu presupuesto, rellenas un cuestionario variopinto y ellos seleccionan un libro por ti: “en definitiva, lo que siempre hemos hecho los libreros, aconsejar a nuestros lectores”, dice Marina San Martín.

Como todos los negocios, las librerías tienen ante sí muchas incertidumbres, desde cuándo su ciudad pasará a cada una de las nuevas fases del confinamiento, a cómo será esa nueva etapa en que, aunque bajo control, tengamos que convivir el virus. Pero, como dice Alfonso en Tipos Infames, las librerías goza de una mala salud de hierro y “el libro es lo suficientemente fuerte para aguantar por sí solo”.

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