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Coronavirus Covid-19

¿Por qué dos médicos chinos se han vuelto negros tras superar el coronavirus?

Disfunciones en el hígado, alteraciones hormonales o efectos secundarios de la administración de cloroquina o hidroxicloroquina son algunas de las posibles explicaciones a la pregunta de por qué dos médicos chinos que han superado la COVID-19 han visto oscurecer su piel hasta parecer africanos

El antes y el después de los dos médicos chinos / CCTV

Madrid

Disfunciones en el hígado, alteraciones hormonales o efectos secundarios de la administración de cloroquina o hidroxicloroquina son algunas de las posibles explicaciones a la pregunta de por qué dos médicos chinos que han superado la COVID-19 han visto oscurecer su piel.

La ausencia de vacunas y de tratamientos que aseguren la cura efectiva del coronavirus ha llevado a distintos países afectados a emplear medicamentos en fase de prueba para frenar la crisis sanitaria, a pesar de que sus resultados no son concluyentes y se desconoce la totalidad de sus efectos adversos.

Uno de los efectos más llamativos, recogido por televisiones chinas y otros medios asiáticos, es el de dos médicos de Wuhan con coronavirus (Yi Fan y Hu Weifeng) que despertaron en el hospital con la piel oscurecida tras superar la fase crítica de la enfermedad. Las imágenes se han viralizado a través de las redes sociales, pero, ¿qué hay detrás del insólito caso de "los chinos que se han vuelto negros"?.

Los efectos de la cloroquina y su derivada

Desde el primer momento se empezó a hablar de la cloroquina y de su derivado, la hidroxicloroquina, como posibles causantes de este extraño fenómeno. Y lo cierto es que hay estudios médicos que relacionan hidroxicloroquina con hiperpigmentación. Pero en todo caso no se puede extraer ninguna conclusión definitiva, porque no ha trascendido qué medicación se administró a esos dos médicos chinos.

Inicialmente recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para tratar la malaria y otras enfermedades autoinmunes, la cloroquina se ha empleado. al igual que la hidroxicloroquina, para tratar la COVID-19 ante la situación de emergencia nacional que sufren varios países, a pesar de que su eficacia no ha sido demostrada en ninguno de los ensayos clínicos en marcha.

"No hay datos suficientes que permitan determinar la eficacia de ninguno de esos medicamentos ni en el tratamiento de pacientes de COVID-19 ni en la prevención del contagio del coronavirus", advierte la OMS, antes de alertar de que "la ingestión de altas dosis de esos medicamentos podría estar asociada a resultados sanitarios adversos o gravemente adversos".

La Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha recordado también los riesgos que supone la toma de ambos fármacos sin prescripción médica, pues los datos clínicos son todavía "muy limitados e inconcluyentes" y "no se han demostrado" efectos beneficiosos.

En lo que respecta especificamente a la hidroxicloroquina, usada para tratar enfermedades como lupus o artritis, figuran entre sus efectos secundarios, aunque no sean muy comunes, hemorragias subcutáneas o moratones inusuales en la piel.

Su consumo en altas dosis podría provocar además trastornos en el ritmo cardíaco, sobre todo si se mezcla con la azitromicina, antibiótico para tratar infecciones como bronquitis o neumonía, según avisa la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps).

Fuentes de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) consultadas por EFE explican que no hay constancia de que un oscurecimiento de la piel tan llamativo le haya ocurrido a algún médico con COVID-19 tratado en España, pero sí destacan que varios estudios apuntan a una relación entre la hidroxicloroquina y la hiperpigmentación.

Uno de estos informes, publicado en agosto de 2013, concluía que 22 de un total de 24 pacientes de lupus tratados con este fármaco y sometidos a evaluación presentaban alteraciones pigmentarias en la dermis, tras una media de seis años de tratamiento y con la aparición previa de hematomas en la piel.

Problemas hepáticos y hormonales

Otra posible explicación a las radicales alteraciones cutáneas de los dos médicos chinos sería un fallo en el funcionamiento del hígado ante la metabolización de los medicamentos usados para tratar la COVID-19.

La manifestación más conocida de este problema es la coloración amarilla de la piel propia de la ictericia, si bien la dermis vuelve a su estado natural una vez normalizadas las funciones hepáticas.

También se vincularía con la hemocromatosis, una enfermedad caracterizada por el aumento de hierro en la sangre ante la incapacidad del hígado para almacenarlo y que se traduce en una pigmentación bronceada de los pacientes.

Un estudio sobre daños hepáticos derivados de la COVID que fue publicado el pasado marzo por la prestigiosa revista médica The Lancet detalla que "la lesión hepática es más frecuente en casos graves" de coronavirus, tanto por el deterioro de las células como por los medicamentos administrados.

Las fuentes de la AEDV consultadas también plantean la posibilidad de que la pigmentación oscura se deba al daño que el virus "puede causar en las glándulas suprarrenales", encargadas de producir la cantidad de hormonas necesarias.

En algunos casos, como en la enfermedad de Addison, se produce una alteración hormonal que activa la producción de melanina en exceso, de forma que la piel se oscurece.

No obstante, todas estas explicaciones alternativas no pasan de ser hipótesis, puesto que, aunque el equipo médico que trató a ambos pacientes ha apuntado a problemas hepáticos y hormonales, no ha trascendido qué fármacos se emplearon con ellos. Y ese es el elemento clave para entender un suceso tan extraordinario.

 
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