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Y el Goya es para... el Ramón y Cajal

Isabel de Ocampo ganó un Goya en 2009 por su corto "Miente" y ahora quiere utilizarlo para cambiar el ánimo de los enfermos de Covid-19

Los profesionales sanitarios del Hospital Ramón y Cajal de Madrid posan junto al Goya de Isabel de Ocampo. / Twitter

Los profesionales sanitarios del Hospital Ramón y Cajal de Madrid posan junto al Goya de Isabel de Ocampo.

Madrid

Conocer vecinos, ver la sonrisa de los recuperados del coronavirus, buscar la cara amable de una sociedad que se transforma en la adversidad. Hemos conocido una idea, ¿a quién le dedicarían un Goya si lo tuvieran en sus manos? Pues esta pregunta es la que se les está haciendo a los hospitalizados en el Ramón y Cajal de Madrid, porque hay un Goya en sus habitaciones y esto es fruto de un cúmulo de casualidades. Así se lo ha contado a Àngels Barceló en Hoy por Hoy

La cineasta Isabel de Ocampo ganó la estatuilla en 2009 por su corto “Miente”, un día, al salir a su balcón a aplaudir a las 20.00 conoció a su vecina Marta Rosas. Ella es doctora especialista en enfermedades víricas y trabaja en el Ramón y Cajal. Nunca se habían visto a pesar de vivir puerta con puerta desde hace años. La casualidad fue que, en ese mismo hospital estaba uno de los amigos de Isabel y a ella se le ocurrió una idea:

Cogió el Goya de la estantería, lo desinfectó con agua y lejía y se lo llevó a Marta para que pudiera entregárselo a su amigo.

“Yo estuve enferma hace unos años y sé que un libro no es el mejor regalo porque la cabeza no está para leer”.

Cuando Marta se incorporó al trabajo tras pasar la enfermedad llevó consigo el premio. La segunda casualidad fue que el amigo de Isabel consiguió el alta ese mismo día. Desde entonces el Goya está en el Ramón y Cajal de Madrid, de cama en cama para que los enfermos de Covid-19 puedan también recibir un premio.

“Hacer feliz y arrancar una sonrisa a los que están en estas situaciones es muy importante. Ahora tenemos que conseguir cambiar el ánimo de los que luchan. Ellos saben que no les están dando de verdad un Goya, pero les entra la risa y eso es importante”.

Gracias a esta idea de Isabel, otros artistas están llevando sus premios a los hospitales públicos. Niña Pastori, por ejemplo también ha cedido su Grammy para que los enfermos y todos los profesionales sanitarios sientan el apoyo de la sociedad, porque gracias al trabajo de todos estamos conociendo a personas extraordinarias.

 
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