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El "acuerdo del siglo" para Oriente Próximo que busca más votos que consenso

El plan de paz, que no tiene el respaldo de la Autoridad Nacional Palestina, contempla la creación de dos estados, con Jerusalén como capital de Israel, la anexión del Valle del Jordán y la soberanía de los asentamientos en Cisjordania

Donald Trump y Benjamin Netanyahu, en la Casa Blanca / Kobi Gideon/Government Press Off / DPA (EUROPA PRESS)

Washington

Donald Trump ha presentado su esperadísimo plan de paz para Oriente Próximo, el llamado “acuerdo del siglo”, en presencia de Benjamín Netanyahu pero sin contar con Mahmud Abás, a quien ha mandado una carta pidiéndole que considere esta propuesta como la “última oportunidad” de alcanzar la paz en la región.

El plan contempla la solución de dos estados, con Jerusalén como la capital “indivisible” de Israel. Y al mismo tiempo promete –sin aclarar cómo- que la capital de Palestina estará en Jerusalén Este.

El texto, de 80 páginas, reconoce la anexión del Valle del Jordán y la soberanía israelí de la mayoría de sus asentamientos en Cisjordania, dos puntos que la Autoridad Nacional Palestina ha rechazado con anterioridad.

Donad Trump ha publicado vía Twitter un mapa de cómo quedarían los dos Estados bajo su propuesta, con las zonas palestinas dibujadas en verde:

LA VOZ DE IÑAKI
LA VOZ DE IÑAKI

<p>El "acuerdo del siglo" no dura ni un día</p>

Durante un periodo de cuatro años, Israel se comprometería a congelar los asentamientos mientras abre una negociación con la parte palestina para implementar el plan. En materia de seguridad, exige la desmilitarización del Estado Palestino mientras Israel asumiría las funciones de seguridad en toda la región. Con el tiempo, apunta el texto, los palestinos trabajarán con Estados Unidos e Israel para incorporar más responsabilidad en este asunto.

Oportunidad electoral para Trump y Netanyahu

Lejos de buscar la ecuanimidad entre las partes, Jared Kushner, responsable la elaboración del “acuerdo del siglo”, ha redactado esta propuesta sin el consenso de la Autoridad Nacional Palestina.

A la hora de presentarlo, la Casa Blanca tampoco les ha invitado. Sí lo ha hecho con los líderes políticos israelíes, a menos de cinco semanas para las terceras elecciones que celebran en un año. Veinticuatro horas antes de su presentación pública, Trump lo compartió, por separado, con Netanyahu (primer ministro en funciones, imputado por corrupción e incapaz de formar gobierno con los votos actuales) y con Benny Gantz, un candidato más centrista que también ha avalado el plan de paz.

Una gran parte de los analistas en Washington creen que, en la práctica, esta propuesta va a tener más rédito político que consenso. Para Netanyahu, porque moviliza al voto de derecha y extrema derecha que necesita el próximo dos de marzo. Para Trump, porque busca el respaldo de los evangélicos para su reelección. Estos últimos creen que el presidente de Estados Unidos ha tenido la “inspiración divina” para llevar a cabo esta propuesta de paz, como dijo al Jerusalem Post el influyente pastor, Mike Evans.

La enésima concesión de la administración Trump al gobierno israelí

La administración Trump nunca ha buscado la objetividad en Oriente Próximo. Ni siquiera ha intentado disimular su cercanía con el gobierno de Benjamin Netanyahu. Y la presentación del “acuerdo del siglo” es la enésima muestra de ello.

El mes pasado, la Casa Blanca dejaba de considerar ilegales los asentamientos israelíes de Cisjordania, ignorando el Derecho Internacional.

En 2017, Trump se atrevió a hacer lo que ningún presidente había hecho antes: reconocer Jerusalén como capital del Estado de Israel y, unos meses más tarde, trasladó allí su embajada, algo que provocó la condena de 128 países en una votación en la Asamblea General de Naciones Unidas.

Estados Unidos recortó a principios de 2019 todos los fondos que destinaba a la UNRWA, la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos, que asiste a cinco millones de personas. Argumentó que su modelo de gestión era “defectuoso”. Estados Unidos era el donante más importante desde la creación de la agencia en 1948.

En otra decisión unilateral, la Casa Blanca de Trump reconoció la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, donde viven unos 20.000 colonos israelíes y que la comunidad internacional sigue considerando como territorio sirio ocupado.

 
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