Ocio y cultura
Hedy Lamarr

20 años sin Hedy Lamarr, la mujer que lo inventó 'todo'

El 19 de enero del año 2000 moría en Florida la inventora de los primeros parámetros de la tecnología Wifi

Lamarr también fue pionera en el cine como la primera mujer en protagonizar un desnudo en la pantalla

Hedy Lamarr en un estudio de grabación. / Getty

Hedy Lamarr en un estudio de grabación.

Madrid

Veinte años después de su muerte, Hedy Lamarr sigue presente. Hedwig Eva Maria Kieslerue fue, además de "la mujer más hermosa del mundo", una de las inventoras más claves para la sociedad actual.

De madre pianista y padre banquero, ambos judíos, esta austriaca nacida en 1914 comenzó a estudiar ingeniería a los 16 años, pero pronto cambiaría los números matemáticos por otros: las funciones teatrales. De los escenarios del teatro berlinés pasó a la gran pantalla protagonizando una secuencia histórica para el cine y para la sociedad. Frente a un lago, se convirtió en la primera mujer en protagonizar un desnudo de la industria cinematográfica. La película se tituló 'Ecstasy' y apareció en 1933, pero estuvo prohibida durante veinte años. 

Estudiar el fascismo para vencerlo

De camino a despuntar en el cine, si vio obligada por sus padres a casarse con Friedrich Alexander Maria Fritz Mandl, un fascista católico director de la fábrica de municiones Hirtenberger, proveedora de aviones de combate y sistemas de control de los ejércitos de Hitler y Mussolini. En aquellos años convulsos previos a la Segunda Guerra Mundial, Lamarr utilizó su matrimonio para acceder a información del gobierno nazi que más tarde cedió a Estados Unidos. 

Hedwig Eva Maria Kieslerue, como aún era conocida, tuvo que abandonar su trabajo obligada por su marido. La ingeniera y actriz llegó a contar en sus memorias que Mandl la sometió a un estricto control, sin poder salir de casa si no era para acompañarle a cenas y viajes de negocios.

Su sistema secreto de comunicaciones

Fue en ese tiempo cuando volvió a retomar sus estudios. Aquellas reuniones de su marido le servían para conocer desde dentro la industria armamentística que se estaba gestando. Las conversaciones sobre las que ponía el oído le proporcionaron patrones para idear su técnica de conmutación de frecuencias a través de una patente que registró en 1942 bajo el nombre de 'Sistema secreto de comunicaciones'. 

Lamarr sabía que a los gobiernos aliados se les resistía la idea de fabricar de un misil teledirigido por miedo a que las señales de control fueran interceptadas o interferidas fácilmente por el ejército nazi y quiso así contribuir a la victoria contra el fascismo: su invento permitía construir torpedos teledirigidos por radio que no pudieran detectar los enemigos. Sin embargo, no fue aplicado hasta décadas más tarde, durante la crisis de los misiles de Cuba, evidenciando su total funcionalidad.

Escapar del machismo

Pero antes, Hedy Lamarr también supo idear un plan para escapar de su marido y del palacio en el que la tuvo recluida durante cuatro años. Después de varios intentos fallidos, huyó rumbo a París con la ropa de su sirvienta y perseguida por un despliegue de agentes que Mandl contrató. Tenía 22 años, ya había pasado a la Historia y pensaba seguir haciéndolo. 

En su partida de Londres a Estados Unidos conoció a Louis Burt Mayer, dueño de la Metro Golden Meyer. Lamarr había subido al barco con su nombre de casada (H. K. Markey), y al bajar ya tenía nombre artístico y un contrato para siete años con la productora estadounidense. Entre los 26 y los 35 protagonizó 18 películas, trató de vender, entre toma y toma, su invento y sus capacidades para la tecnología al Gobierno y también trató de ser su propia jefa, independizándose de la Metro. Por un lado y por otro la tomaron por loca. ¿Inventos tecnológicos? ¿Producir ella películas? Nada acorde a la imagen de diva que le proyectaban, creyeron en la industria.

La tecnología de hoy gracias a Lamarr

Lamarr siguió intentándolo, pero como ya hiciera su exmarido, otros hombres quisieron ocultarla. No lo lograron del todo, a pesar de que sus últimos años estuvieron protagonizados por la depresión y las mentiras, Hedy Lamarr pudo ver cómo más tarde que pronto su legado iba siendo reconocido. Antes de fallecer en el año 2000, recogió numerosos premios de la industria cinematográfica y obtuvo el reconocimiento de la industria tecnológica. 

El sistema ideado por Hedy hizo posible la transmisión de mensajes u órdenes de mando fraccionándolos en pequeñas partes, cada una de las cuales se transmitía secuencialmente cambiando de frecuencia, siguiendo un patrón pseudoaleatorio. Así, los tiempos de transmisión en cada frecuencia eran lo suficientemente cortos y estaban espaciados de forma tan irregular que era prácticamente imposible recomponer el mensaje si no se conocía el código de cambio de canales. A pesar de la idea parecía difícil de llevar a la práctica a principios de los años cuarenta, la invención del transistor hizo factible su utilización.

En la actualidad, los parámetros recogidos por Lamarr son utilizados en muchos sistemas orientados a voz y datos, tanto civiles como militares (entre ellos todas las tecnologías inalámbricas de la telefonía 3G como el Wifi o el BlueTooth).  En su honor, cada 9 de noviembre (fecha de su nacimiento) Austria, Alemania y Suiza celebran el Día del Inventor.

 
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