Las 'sardinadas' contra Salvini se extienden por toda Italia
Los estudiantes italianos dicen 'basta' a Matteo Salvini, hartos de las proclamas del líder de la derechista Liga en la sucesión de mítines que mantiene casi a diario desde hace año y medio
Roma
Les llaman 'sardinas' porque aparecen enlatados en las universidades, en las bibliotecas o en los bares a los que acuden. Pueden parecer distantes pero no están sordos a la verborrea de mentiras ni ciegos a la propagación de discursos xenófobos en la política. Para no quedarse de brazos cruzados ante la presencia de Salvini en su ciudad, Bolonia, las sardinas se citaron en la plaza Maggiore. Sorpresa, de forma espontánea y pacífica acudieron siete mil, apretujados bajo la lluvia, cantando 'Bella Ciao', a poca distancia del enésimo mitin legista que congregó no más de cinco simpatizantes.
En los días siguientes, el fenómeno se repitió en Módena, Milán o Sorrento. Una semana después hay convocadas 'sardinadas' en todos mítines de Salvini, hasta ahora las hay previstas en Palermo, Reggio Emilia, Perugia, Rímini, Parma, Nápoles, Florencia y Turín al grito de "nuestra ciudad no se liga a la Lega". El fenómeno se extiende como una vinagreta y nada más conocerse que el líder acudirá a Amberes el 2 de diciembre próximo, los estudiantes belgas han empezado a preparar ya su salsa mitraillette.
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En un primer momento Salvini comentó que "le gustan mucho más los gatitos... porque cuando tienen hambre se comen las sardinas". Luego intentó rectificar y dio la bienvenida al fenómeno juvenil porque da mayor relieve -afirmó- a su programa político de oposición al gobierno de los 5 Estrellas y el Partido Democrático. Ha rectificado otra vez, una más, y en el periódico La Verità ha declarado en una lamentable pontificación de principios que "en democracia no hay que salir a la calle contra la oposición".
Las sardinas y las reacciones que generan los universitarios italianos ocupan lugar destacado en la mayoría de diarios de Italia: "un movimiento para no ahogarse" escribe Il Corriere de Milán; "las sardinas frenan el odio del populismo" según el diario la Repubblica de Roma; el conservador Il Giornale, propiedad de la familia Berlusconi, titula: "las sardinas quieren censurarnos" y el derechista Líbero "las sardinas deben volver a la lata, en vez de incordiar".