Víctor Ullate cierra su compañía por la falta de inversores y sin hacer autocrítica
El coreógrafo anuncia el cierre de su compañía privada después de 31 años, pero mantendrá su escuela
Imagen de archivo de Victor Ullate durante la presentación de 'Carmen' en el Teatro Real el pasado 21 de junio / Juan Naharro Gimenez (Getty Images)
Madrid
Víctor Ullate ha anunciado este miércoles que cierra la compañía de danza que creó hace 31 años. Así lo ha explicado en un comunicado bastante confuso en el que dice haber tomado esta decisión por "la inviabilidad económica del proyecto" pero en el que el coreógrafo no explica qué ha llevado a la compañía a esta situación. Desde el año 2009, la de Ullate es compañía asociada de los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid, de forma que tiene allí su residencia y usa, cuando las necesita, sus salas de ensayo.
Ullate ha contestado por correo electrónico a varias preguntas de la Cadena SER, en las que explica que "el proyecto se volvió inviable económicamente hace 8 años, no hemos encontrado inversores que nos ayudaran a resolver la situación del Ballet, la compañía. Personalmente no podía contribuir más". El coreógrafo señala que la Comunidad de Madrid "mantiene su compromiso" con la compañía y la subvención que recibe de cerca de un millón de euros se mantiene también hasta el 31 de diciembre.
A la pregunta de por qué sí puede mantener la escuela de danza pero no la compañía, Ullate contesta que "son dos empresas independientes, la escuela tiene un gran éxito y la compañía, el ballet es mucho más complejo y necesita de mayores recursos económicos, se ha vuelto inviable". Hace un mes, la gerente de la compañía, Gema Vallespín, solicitaba una baja voluntaria por motivos personales. El pasado lunes, abandonaba su puesto de trabajo.
Fuentes consultadas por la SER explican que el presupuesto de la compañía era de 2 millones de euros. Solo en sueldos y salarios, Ullate gastaba 1,3 millones de euros anuales. La subvención que recibían de la Comunidad de Madrid, de 950.000 euros. Fuentes de la compañía explican que se redujeron las dietas de los bailarines y se tomaron medidas de reducción de costes, y que para evitar los números rojos, la compañía debía cerrar al menos 85 funciones al año, una cifra que no siempre se alcanzaba. Fuentes cercanas a Ullate explican el fracaso del proyecto por la ausencia del apoyo institucional necesario (mayor, claro) para mantener una compañía de esas dimensiones. En el apartado de autocrítica, solo un comentario: “deberíamos haber cerrado antes”.
Sobre su futuro, en declaraciones a la SER, Ullate señalaba: “Mi principal objetivo en el futuro es convertir en realidad La Casa de la Danza, donde niños en situación de exclusión social, sin recursos económicos, puedan allí hacer realidad su sueño de convertirse en bailarines, una casa donde estos niños puedan no solo bailar, sino vivir. Y, por supuesto, volcarme a mi labor pedagógica, volver donde empecé, en las aulas. Seguir luchando por mantener mi legado y continuar formando a futuros bailarines como lo ha hecho hasta ahora, bailarines que han llegado a los principales escenarios del mundo”.
