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Trump diseña un 4 de julio para sus bases

El presidente de Estados Unidos ha organizado un gran desfile militar para celebrar en la capital el Día de la Independencia, donde dará un discurso ante cientos de miles de personas. Los escépticos denuncian la politización de la fiesta nacional

El presidente de EEUU Donald Trump. / Shealah Craighead - Archivo (EUROPA PRESS)

Washington

Lo ha bautizado como “el show de la Historia” y para eso lo ha diseñado: un escenario con los colores nacionales donde dará un discurso ante la icónica estatua de Abraham Lincoln, varios carros de combate alrededor, un desfile militar terrestre y otro aéreo; y, si la lluvia lo permite, treinta minutos de fuegos artificiales (más del doble de lo que duran en un año “normal”). Un gran decorado para las televisiones y un espectáculo en directo para los cientos de miles de personas que espera congregar en el National Mall de Washington DC.

Donald Trump ha convertido este 4 de julio en una celebración extravagante y exagerada, comparada con la fiesta familiar que es normalmente: perritos calientes y sodas en el parque, concierto al aire libre y 15 minutos de fuegos artificiales que sigue todo el país a ritmo de una orquesta sinfónica. Una exaltación nacional, con la omnipresencia de las barras y las estrellas en manteles, servilletas y todo ítem que uno pueda llevarse a un picnic. Todo muy patriótico, sí, pero sin connotaciones partidistas. Y menos militares.

La fiesta nacional como acto de campaña

Pero el desfile que ha organizado el presidente ha levantado críticas desde casi todos los frentes: demócratas, funcionarios y oficiales del Pentágono, que creen que Trump va a utilizar la fiesta nacional para celebrar un acto de campaña.

No es una deducción rebuscada. Entre su audiencia hay un grupo VIP, reservado para donantes de su campaña electoral y miembros del Comité Nacional Republicano.

Este evento será previsiblemente el 4 de julio más caro de la historia. La Casa Blanca no ha revelado cuándo dinero le constará a los contribuyentes pero los medios estadounidenses estiman que solo la participación de Trump costará dos millones y medio de dólares, a lo que hay que sumar varios millones más por la exhibición aérea, terrestre, y el transporte de la maquinaria.

Para Trump, merece la pena. “El coste de nuestro gran Saludo a América será muy poco comparado con lo que vale. Tenemos los aviones, tenemos los pilotos, el aeropuerto está justo al lado (Andrews), todo lo que necesitamos es el combustible”

En Washington, que es una ciudad mayoritariamente demócrata (en 2016, el 92,8% votó por Hillary Clinton), ya han empezado las protestas. “Este presidente está politizando y militarizando una fiesta que es de todos”, dice Madea Benjamin, activista de CODEPINK, una organización que se autodefine como feminista y pacifista. “Está dividiendo al país también con esto”.

Sus seguidores, sin embargo, se han organizado para ver a Trump en acción. Este miércoles caminaban por el Mall con sus bermudas, sus camisetas de tirantes, sus pieles rosadas y sus gorras MAGA, si llevaban la versión tradicional del “Make America Great Again”; o KAG, “Keep America Great Again”, si llevaban la versión renovada del merchandising.

Donald Trump soñaba con un evento como este desde el inicio de su presidencia. Desde antes de su toma de posesión hablaba de la necesidad de mostrar “la fuerza militar” por Pennsylvania Avenue, “con exhibiciones militares, volando sobre Nueva York y Washington DC”. “Vamos a mostrar a nuestros militares”, dijo en el Washington Post en enero de 2017.

El gasto (poco transparente) de millones de dólares del erario público para mostrar su industria armamentística, es un acto más de un presidente estrafalario, que no tiene reparo en pasear a su hija en las cumbres mundiales desplazando a su propio secretario de Estado; que queda con un dictador por Twitter; que está provocando una auténtica crisis humanitaria en la frontera o que dice de la mujer que le acusa de violación que “no es su tipo”.

Es irónico que una persona que se ha librado hasta en cinco ocasiones de cumplir el servicio militar y de ir a la guerra de Vietnam (una por un problema en los pies y otras cuatro por estar en la universidad), utilice al ejército para alardear del poderío patrio ante sus bases.

Trump puede permitírselo. Puede permitírselo porque tendrá a sus seguidores jaleándolo, igual que él les jalea a ellos. Por eso les prepara un 4 de julio a su medida. Porque los necesita. Porque tiene que mantener su imagen de hombre firme. De presidente que ha vuelto a poner a este país en la cabeza del mundo. Porque America First. Porque Trump First. Porque ha empezado la cuenta atrás para 2020.

 
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