Elecciones 23 de julio

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Conclusiones tras dos semanas de campaña en Twitter

Resumen de la cobertura del 28-A en la red social más política

Pedro Sánchez se dirige a sus seguidores tras ganar las elecciones generales desde la sede del PSOE en la calle Ferraz de Madrid. / Pablo Blazquez Dominguez (Getty Images)

Pedro Sánchez se dirige a sus seguidores tras ganar las elecciones generales desde la sede del PSOE en la calle Ferraz de Madrid.

Madrid

Ha sido una de las elecciones más discutidas e impredecibles de nuestra democracia reciente. Y ha llegado la hora de poner sobre la mesa algunas de las lecciones aprendidas tras 15 días de campaña, millones de tuiteos y una votación de infarto:

- La izquierda cuenta con una base tuitera más extensa, pero no más activa que la de la derecha ni tampoco menos apoyada. Las formaciones del antiguo bipartidismo -PP y PSOE- son las que tienen más perfiles activos, aunque esto no se haya notado del mismo modo en las urnas.

- Cada uno de los políticos analizados ha realizado un centenar interacciones de promedio durante esta campaña: estos 21 tuiteos y 83 retuiteos -con y sin comentarios- hablan de unos candidatos y candidatas que han preferido retuitear contenido ajeno (y no siempre del propio partido) a teclear mensajes propios.

- Tampoco estos políticos han sido muy propensos a dialogar con su electorado: han dedicado, de promedio, solo dos tuiteos para responder alguna consulta o comentario en las dos semanas de campaña electoral. Y eso que los tuiteros han realizado casi tres millones de interacciones sobre ellos, en tono fundamentalmente positivo o neutro.

- A lo largo de esta campaña hemos publicado clasificaciones diarias de lo más comentado y lo más retuiteado por los candidatos y candidatas. Casi la práctica totalidad de estos tuiteos tenían que ver con la polémica y muy pocos con las propuestas políticas. Y esta es una responsabilidad compartida, pues los retuiteos y las menciones de estos asuntos polémicos venían mayoritariamente del electorado, no de los candidatos.

- No existe una relación directa entre las palabras propuestas desde el discurso de los políticos y el impacto que tienen en Twitter. O dicho de otro modo, las palabras más retuiteadas por los tuiteros no suelen coincidir con las más tuiteadas por los candidatos.

- Twitter parece ser un termómetro perfecto para conocer el funcionamiento de un debate. No solo por el número de interacciones que provoca cada una de las intervenciones sino también por la posibilidad de analizar la respuesta de los tuiteros a estas intervenciones, cuantitativa y cualitativamente. Lo que no hemos podido comprobar es que tenga algún impacto positivo en las urnas, como tampoco está claro que lo tenga el debate, a tenor de los resultados obtenidos: los ganadores del primer encuentro -Iglesias y Casado- han resultado perdedores en las urnas.

- Y si los resultados del debate no tuvieron apenas repercusión en las urnas, la predicción hecha con los datos de las dos semanas de campaña no acertó en casi nada:

     El resultado del PSOE fue bueno con respecto a los resultados de 2016 (seis puntos y casi 40 escaños más), pero el del PP fue manifiestamente malo (casi 15 puntos y 71 escaños menos). 

     El resultado de Vox fue bueno, pues irrumpirá en el Congreso con 24 escaños, pero por debajo de los 40 que les daban las previsiones más optimistas. Y Unidos Podemos no solo no subió sino que perdió un punto y medio, casi diez escaños, sin contar lo perdido en sus anteriores uniones con Compromís y En Marea (llegó a sumar 71, frente a los 42 que ahora suma con En Comu-Podem).

     ERC aguantó bien tras su experimento con Catalunya Sí (15 escaños), cosa que no puede decir Junts per Catalunya (siete escaños).

     Al resto de partidos sí les fue más o menos bien, sobre todo a EH Bildu, que subió dos décimas y dos escaños, duplicando su presencia en el Congreso.

La bola de cristal estaba turbia: O son necesarias variables más complejas para extraer la intención de voto. O una red de bots y cuentas falsas distorsionó los datos de partida. O Twitter no es aún un universo suficientemente representativo para la demoscopia, y el aumento de la participación en estas elecciones lo hizo aún menos representativo. O todo lo anterior.

- La mayoría de los candidatos y candidatas analizados no usó Twitter durante jornada de reflexión o lo usó solo para agradecer el apoyo a su campaña. Pero varias decenas de ellos apenas respetaron este día sin mensajes políticos y deslizaron algunas ideas en sus tuiteos también recogidas en sus programas. Es el caso del candidato de Ciudadanos, Albert Rivera, quien publicó un tuiteo y envió un vídeo a Instagram con una despedida que coincidía, casualmente, con el lema de su campaña: "¡Vamos!".

También llamó la atención que algunos medios hicieran caso omiso de la prohibición de publicar sondeos hasta el cierre de los colegios electorales.

Es necesaria una legislación muy clara que contemple las redes sociales y, sobre todo, dar capacidad a la Junta Electoral Central para hacerla cumplir en unos plazos aceptables para unas redes en las que los mensajes se viralizan a gran velocidad y cualquier medida llega siempre tarde.

- Es de agradecer el trabajo realizado por los medios nacionales e internacionales en la detección de bulos y libelos. También el esfuerzo de Twitter para localizar y anular cuentas falsas, así como la nueva herramienta que acaba de presentar para que los tuiteros avisen cuando localicen algún tipo de contenido fraudulento. Lástima que llegue tarde a esta cita electoral.

Twitter acaba de cumplir 13 años entre nosotros y casi desde su nacimiento ha sido utilizada como herramienta política en muchos procesos electorales: desde la victoria de Barack Obama hasta las elecciones generales de ayer pasando por la elección de Donald Trump. Pese a todo este tiempo transcurrido, queda mucho por conocer en una herramienta política compleja y de primer orden para los países democráticos y por la que transcurre gran parte del diálogo político de nuestra época.

 * Muestra: 936 perfiles de los candidatos y candidatas de los partidos con representación parlamentaria o clara intención de voto: PP, PSOE, UP, Cs, ERC, JxCAT, EAJ-PNV, Compromís, EH Bildu, CC y VOX.

 
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