Seguir la política allí donde se encuentre
Escuchamos y analizamos la conversación entre los candidatos y candidatas y su electorado, en la red social más usada en campaña
Madrid
La historia de las campañas políticas se remonta a varios milenios, pero ha sido en las últimas dećadas cuando ha experimentado los cambios más profundos. Solo en los últimos diez años, los mítines y la cartelería han pasado de ser uno de los ejes fundamentales del proceso electoral a parecer los elementos de un ritual anacrónico en esta sociedad conectada. Sin embargo, el mensaje político sigue fluyendo a través de los medios y ha encontrado un nuevo soporte en las redes sociales. Y de todas ellas, tal vez sea Twitter la que mejor ha sabido recoger y distribuir este mensaje.
Informe de campaña pretende escuchar y analizar esa nueva conversación entre los candidatos y candidatas y su electorado, allí donde se está produciendo. Queremos saber cómo es la actividad en sus perfiles, qué información comparten, qué es lo que dicen y qué les dicen los tuiteros que interactúan con ellos. Y lo queremos saber no solo de manera cuantitativa, sino también cualitativa: desmenuzando sus mensajes hasta conocer el plano más básico de su discurso político.
De los 1.967 candidatos al Congreso de los partidos con representación parlamentaria o con clara intención de voto , hemos sido capaces de localizar los perfiles de 939 (un 47% del total). Cada 15 minutos, un grupo de programas consulta Twitter para recopilar no solo los nuevos tuiteos, retuiteos y favoritos de los candidatos y candidatas, sino también todas aquellas menciones, retuiteos y favoritos que cualquier tuitero les haya hecho. Después, esa información es procesada y consolidada para ofrecer un pequeño panel de control en tiempo real con los datos más relevantes y una serie de artículos con información estadística que se publicarán regularmente en este espacio.
Este proyecto no pretende pasar, en ningún caso, por científico. Sus métodos son editoriales; sus resultados, solo indiciarios; y los datos de los que parte son seleccionados unilateralmente por Twitter, sin apenas control por parte de los analistas. A pesar de todo, creemos que supone un ejercicio de transparencia, un intento por conocer los nuevos límites de la propaganda y un buen modo de fiscalizar esta 'democracia 2.0', en un momento en que la prensa parece haber sido relegada a un segundo plano por quienes ejercen la representación popular.