Alemania se manifiesta "contra la locura de alquileres" que han subido un 20% durante el último año
En la capital alemana durante la última década han aumentado aproximadamente un 90 por ciento los alquileres
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Imagen de las protestas por los alquileres en Alemania / Getty Images
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Berlín
Arranca una ofensiva ciudadana “contra la especulación y la locura de los alquileres”, que solo en Berlín han subido un 20% durante el último año. Los organizadores de la campaña, una alianza de asociaciones de inquilinos e iniciativas de toda Alemania, quieren destacar “que la vivienda no es una mercancía, sino un derecho humano”. Decenas de miles de alemanes saldrán a la calle en Colonia, Múnich, Leipzig o Dortmund a protestar por el encarecimiento de los alquileres, pero en la siempre dinámica capital del país, además, 200 asociaciones de inquilinos impulsan la petición de un referéndum para forzar al Senado de Berlín a que expropie a las inmobiliarias con más de 3.000 viviendas en la ciudad y las destine al bien común.
“La sociedad civil debe ser valiente, consciente de sus derechos, la resistencia merece la pena", afirma Rouzbeh Taheri, el promotor del referéndum. Padre de dos hijos y asesor de proyectos, lleva varios años en organizaciones de derechos de los inquilinos tras sufrir en carne propia la dentellada de la especulación.
"Queremos viviendas pagables, pero no hay en el mercado. Ni en alquiler ni en venta. El 90% de las casas que se construyen son impagables, porque encima se dirigen a un sector de lujo”, explica a la Cadena SER. “Podemos importar coches baratos, de Corea o China pero no viviendas. Esto es un enorme problema social". "Una economía de libre mercado, donde los fuertes pueden hacer lo que quieran, significa que los débiles quedan atrás. Estoy a favor de una fuerte regulación en el sector de la vivienda", defiende.
Taheri admite que la idea de la expropiación es extrema, pero culpa de ello al propio mercado. “Nuestra demanda ha sido alimentada por la radicalidad del mercado inmobiliario. Muchos dicen que es una especie de lucha de clases. Sí, lo es, pero nosotros no la hemos iniciado. Esto es una respuesta de defensa al comportamiento de unas élites desde hace unos años contra los inquilinos de Berlín”, indica.
En la capital alemana durante la última década han aumentado aproximadamente un 90 por ciento los alquileres. Y los activistas han puesto su mirada en ‘enemigos’ como Deutsche Wohnen, el mayor propietario de viviendas en la capital, una empresa que cotiza en bolsa y posee 167.000 casas y locales comerciales en toda Alemania. Alrededor de 115.600 apartamentos y de 1.900 locales comerciales se encuentran en Berlín. Y acaba de anunciar un beneficio de 1.900 millones de euros para 2018 -un seis por ciento más que el ejercicio anterior-, casi a la par que una subida de los alquileres del 3% para el próximo año.
El respaldo jurídico para la expropiación lo encuentran en el artículo 15 de la Ley Fundamental, según el cual "con fines de socialización, el suelo, los recursos naturales y los medios de producción, pueden ser situados bajo un régimen de propiedad colectiva o de otras formas de gestión colectiva por una ley que fije el modo y el montante de la indemnización". Taheri dice que si se expropian otros bienes como carreteras o tierras, por qué no se van a poder expropiar casas por el bien común: “Entiendo que la palabra expropiación genera recelos y algunos piensan en los tiempos de la RDA o los nazis, pero actualmente se expropia y los afectados reciben una indemnización”.
Sobre esta base, el referéndum pide al Senado de Berlín (la cámara autonómica) que elabore una ley sobre la transferencia de bienes inmuebles y suelo. Se trata de un largo proceso cuya primera fase comienza hoy con la recogida de 20.000 firmas. El plazo es de seis meses. Posteriormente, pedirán la celebración del referéndum previa presentación de 180.000 firmas, recogidas en cuatro meses. Una vez superadas estas dos etapas, entonces el Senado de Berlín convocará la consulta, que deberá conseguir el voto a favor del más del 50%, y estos votos tienen que sumar el 25% del censo.
Sus detractores alegan que la expropiación sería jurídicamente imposible, además de muy cara para las arcas públicas, pero ya hay algunos juristas que defienden que es posible revertir la propiedad y que a largo plazo los beneficios para la Administración son enormes.
Los partidos políticos han reaccionado de forma desigual. De los tres partidos que conforman el gobierno de Berlín, solo Die Linke respalda claramente la petición de un referéndum. Los socialdemócratas y Los Verdes no se han comprometido. El propio alcalde de Berlín, Michael Müller (SPD) está en contra de las expropiaciones, mientras los representantes económicos advierten de la “ruptura de tabúes” y de que incluso el debate sobre hipotéticas expropiaciones disuade a los inversores. La misma línea que sigue la oposición, representada por los demócrata cristianos (la CDU de Merkel) y los liberales del FDP, quienes atisban amenazas sobre la economía de mercado.
Pero las reticencias de los políticos no desalientan a Taheri y sus compañeros, quienes esperan que la iniciativa ciudadana sea un éxito y, aunque no se plantean un fracaso, en caso de no conseguirlo, volverían a la carga con otra campaña, porque su sueño es que “la mayoría de casas de Berlín no estén en manos de los especuladores”.