El argentino Tute publica en España su primera novela gráfica
Juan Matías Loiseau se estrena con 'Dios, el Hombre, el Amor y dos o tres cosas más', un abanico de temas que van desde la poesía hasta el humor negro
Madrid
Empezamos por el principio. Por el origen de todo. Y parece que Tute, Juan Matías Loiseau (Buenos Aires, 1974) no podía dedicarse a otra cosa que no fuera el dibujo. Hijo de Caloi, el famoso humorista gráfico argentino creador del personaje Clemente, su madre también era artista gráfica. Así que en su casa siempre había a mano papel y lápices. "No es que quisiera ser dibujante es que me sentía dibujante. Piensa que el dibujo es la primera forma de expresión de todo. Ahí pegadito con la palabra está el dibujo. Siempre soñé con ser dibujante y publicar en los medios. Aunque después en la adolescencia vinieron las dudas porque para ser humorista gráfico además de dibujar hay que tener ideas. En seguida las despejé sentándome a pensar".
Tute, con varias publicaciones y viñeta diaria en La Nación, califica su primera novela gráfica 'Dios, el Hombre, el Amor y dos o tres cosas más' (Lumen) como una antinovela. Dice que no tiene nada que ver con lo que se entiende por una novela al uso, ni en estructura, ni en argumento, ni en el desarrollo de los personajes, que es caprichosa y que, incluso, tiene algo de cinematográfica. "Es como una cámara que se va quedando de manera arbitraria con algunos de los personajes, los acompaña sólo un momento y, en seguida, pasa a otro momento absurdo o poético o humorístico, de muchas palabras o de muchos silencios". Ni siquiera la manera de escribirla, explica el autor, ha tenido nada que ver con un proceso de escritura convencional. "Es una novela que no tiene plan, ni hoja de ruta, ni bocetos previos. Simplemente tomé 300 páginas en blanco y me largué a dibujar y a ver qué encontraba".
Pequeños personajes narigudos protagonizan sus historias "mis dibujos han cambiado mucho, tanto como yo, aunque a veces esos cambios puedan parecer imperceptibles. Ha sido un camino hacia la síntesis".Siempre de la mano de la improvisación, cuenta Tute, y del inconsciente. Y con el fin último de disfrutar de lo que estaba haciendo. Como cuando aborda la presencia/ausencia del ser amado con una parte más poética y otra en la que dos amigas terminando escupiendo semillas de sandía para liberar la rabia de la separación. "Lo que me propuse fue divertirme dibujándola. Iba cambiando si veía que se agotaba alguna idea o el modo de abordar algún tema". Eso es lo que hizo al final que la novela se haya convertido en un abanico temático que abarca "poesía, absurdo, humor negro, citas literarias pero también gente de boca soez, perros que putean, un Dios torpe, humano y falible que se enoja". Después el problema, explica el artista, fue poner un nombre a todo eso y aunque pensó en antinovela (que, en seguida, desechó por la connotación negativa del prefijo anti) decidió cambiarlo por Dios, el Hombre, el Amor... en una forma de homenaje al director de culto Leonardo Favio, que siempre ponía a sus películas títulos larguísimos.
Terminamos hablando de su idea de Dios "me declararía agnóstico, por eso de la duda, pero más tirando a ateo" y de la situación política en su país que este año celebra elecciones. "Nuestro país se encuentra en una situación muy delicada con un gobierno perverso que está llevando a muchísima gente por debajo del nivel de la pobreza. Lo vivo con tristeza y preocupación porque veo cómo se va naturalizando un paisaje de personas que revuelven la basura buscando lo que otras no quieren. Pero también lo vivo con la esperanza de que haya un cambio de verdad". Con él, por cierto, dice Quino, el padre de Mafalda, que le ha renacido la esperanza de que los humoristas gráficos no se conviertan en una especie en extinción.