Cómo el enjuague bucal puede aumentar nuestra tensión sanguínea
Es un producto de higiene muy utilizado, pero también ataca las bacterias 'buenas' que viven en nuestra boca
Madrid
Imagínese que está en una primera cita y acaba de llegar al restaurante. ¿Cómo cree que estará su tensión sanguínea? No le sorprendería que estuviese un poco más alta de lo normal. La explicación sería atribuirlo a la emoción o al nerviosismo. Sin embargo, también existe la posibilidad de que haya usado más enjuague bucal de lo habitual para mantener su aliento fresco y mentolado. Efectivamente, este producto de higiene dental puede aumentar la presión arterial.
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Para entender la relación entre enjuague bucal y tensión arterial tenemos que volver a 2006. Fue entonces cuando unos investigadores descubrieron que un componente de la dieta llamado nitrato (NO₃-) reduce la presión sanguínea. Este compuesto está presente de forma natural en frutas y verduras, y es muy abundante en remolachas y verduras de hojas verdes, como espinacas, coles y lechugas.
Por ejemplo, el zumo de remolacha baja de forma drástica la tensión sanguínea en individuos sanos. Lo sorprendente es que el uso de enjuague bucal antibacteriano elimina por completo este efecto del nitrato. Esto es curioso, porque este líquido de higiene dental no afecta al nitrato de forma directa. Entonces, ¿qué está pasando?
En el 2013, investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres (Reino Unido) encontraron evidencias sólidas del eslabón perdido que explicaría la relación entre nitrato, enjuague bucal y tensión sanguínea. Tal vez le sorprenda que hablamos de las millones de bacterias presentes en la boca, que forman parte de la microbiota oral. Cada persona tiene entre 100 y 200 o más especies bacterianas en su cavidad bucal, que se encuentran en todas sus superficies (Figura 1). Algunas de ellas reducen el nitrato a nitrito. El nitrito se convierte en óxido nítrico en varias partes del cuerpo y afecta a diferentes procesos fisiológicos de manera positiva.
Cuando consumimos alimentos con nitrato, como zumo de remolacha (Figura 2), el compuesto químico llega a nuestro intestino (A), pasa a la sangre y llega a las glándulas salivales (B). Las glándulas salivares concentran el nitrato en la saliva (C), que alcanza en ayunas una concentración de entre 6.2 y 31 miligramos por litro (mg/l). Esto es diez veces la concentración en plasma. Además, puede aumentar hasta entre 310 y 496 mg/l después de una comida que contenga nitrato.
Nuestras glándulas salivares hacen esto porque nuestro cuerpo no puede usar el nitrato, pero las bacterias de la boca, sobre todo de la lengua, sí pueden convertirlo a nitrito (D). El nitrito entra en la saliva, de la cual tragamos un litro al día (E), y aquí es donde los empiezan los efectos positivos.
En nuestro estómago, ácido, el pH bajo convierte parte del nitrito a óxido nítrico (F), lo que aumenta la actividad antimicrobiana del estómago. El resultado es una eliminación de patógenos más eficiente. Además, una parte significativa del nitrito entra en la sangre (G), donde reacciona con hemoglobina y forma óxido nítrico (H). Además de tener actividad antimicrobiana, el óxido nítrico es un vasodilatador importante en el cuerpo, que provoca una expansión de vasos sanguíneos y baja la tensión sanguínea (I).
En una revisión reciente publicada en la revista Cell Metabolism se concluye que, aparte de mejorar la salud cardiovascular, existen evidencias de que la reducción de nitrato por la microbiota oral puede aumentar el rendimiento deportivo, mejorar la función endotelial, revertir el síndrome metabólico y tener efectos antidiabéticos.
Estos resultados indican que deberíamos evitar el uso excesivo de enjuague bucal antibacteriano. El mismo producto que hace oler tu aliento tan fresco y mentolado también mata muchas de tus bacterias orales buenas, lo que perturba la simbiosis (interacción entre organismos en la cual todos se benefician) entre el cuerpo y la microbiota oral. Esta colaboración se desarrolló durante millones de años de coevolución, y contribuye al funcionamiento normal del cuerpo. En un estudio epidemiológico reciente, asociaron el uso de enjuague bucal con un riesgo elevado de desarrollar prediabetes y diabetes.
Es importante tener en cuenta que cepillarse los dientes no aumenta la tensión sanguínea. Deberíamos seguir haciéndolo dos veces al día y limpiándonos entre los dientes una vez al día, como recomienda la American Dental Association, para mantener una buena salud bucodental. Y eso, con algunas excepciones para gente sensible a periodontitis, sería suficiente para una buena higiene, evitando el uso constante de enjuague bucal. Una buena higiene oral es muy importante pero, como con todo, uno se puede pasar.
Bob T. Rosier, PhD Student, Fisabio
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.