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Leonard Cohen

La verdad oculta de la carta de despedida de Cohen a Marianne

La primera versión que se conoció de la mítica carta no contada de memoria, la versión escrita dista un poco de aquel mensaje

Leonard Cohen en el año 2012 / GETTY IMAGES

Leonard Cohen en el año 2012

Madrid

La carta que Leonard Cohen le escribió a su antigua amante Marianne Ihlen cuando esta yacía en su lecho de muerte se convirtió en un fenómeno viral tras el fallecimiento de ambos en 2016. Sin embargo, la última vez que el artista canadiense se dirigió a Ihlen no es exactamente tal como la conocemos.

A Ihlen le diagnosticaron leucemia en julio de 2016. Estando hospitalizada, un amigo cercano contactó con Cohen para informarle de la inminente muerte de la que fue su musa. Unas horas después, Cohen le hizo llegar una carta por medio de un correo electrónico. Ihlen murió pocos días después, el 28 de julio, tras haber escuchado el mensaje que Cohen le había enviado. A pesar de ser una nota íntima, pronto estaba en boca de todo el mundo.

El texto es considerado un tesoro, y no solo por los seguidores del poeta, cantante y compositor canadiense. Fue incluido recientemente en una colección epistolar, Written in History: Letters that Changed the World (Escrito en la historia: Cartas que cambiaron el mundo), recopilada por el historiador inglés Simon Sebag Montefiore.

El autor comienza el libro asegurando que “nada supera la inmediatez y la autenticidad de una carta”. Sin embargo, la circulación de la misiva de Cohen demuestra que la originalidad no es tan importante para aquellos que buscan explotar su inmediatez. De igual manera, subraya la mitomanía generada alrededor de la relación entre el escritor y su musa, que se conocieron en la isla griega de Hidra en 1960, iniciando un romance cuya repercusión llega hasta nuestros días, a pesar de que terminó hacia el final de esa década.

Quien hizo negocio a costa del último intercambio entre Ihlen y Cohen fue el director de cine Jan Christian Mollestad, amigo de la mujer. Tan solo unos días después del fallecimiento de Ihlen, la CBC, corporación de radiotelevisión pública en inglés de Canadá, contactó con Mollestad. El 5 de agosto de 2016, el medio de comunicación publicó en su página web la entrevista radiofónica realizada al amigo de Ihlen junto con una transcripción imprecisa de la misma.

En respuesta a una pregunta de la entrevistadora, Mollestad se atrevió a “citar” la carta de Cohen en su totalidad.

Bueno, Marianne. Ha llegado un momento en que somos tan viejos que nuestros cuerpos empiezan a fallar, tanto que creo que iré tras de ti muy pronto. Quiero que sepas que estoy tan cerca de ti que si extiendes tu brazo, creo que podrás alcanzar mi mano.

Siempre te he querido por tu belleza y tu sabiduría. No necesito decirte nada más, porque tú ya sabes todo de sobra. Solo quiero desearte un buen viaje. Adiós, vieja amiga. Mi amor eterno, nos vemos por el camino.

El texto, tal como lo recitó Mollestad, fue recogido inmediatamente por otros medios de comunicación. El 7 de agosto, The Guardian y Rolling Stone reprodujeron el contenido exacto de la carta según la versión de la CBC.

La instantánea fama de la carta no nace solo del cariño que se desprende de las palabras de Cohen hacia Ihlen en la recta final de su vida, sino también de las insinuaciones del escritor acerca de su propia desaparición en un futuro cercano. Los medios y las redes hicieron el resto difundiendo masivamente la despedida del artista a su amiga.

‘La sintaxis del amor’

Posteriormente, un artículo de The Guardian elogió “la economía de las palabras, la sintaxis del amor, la capacidad de Cohen para ir directo a lo que realmente importa: la muerte de su compañera, su mortalidad, el amor que compartieron. Es un acto de belleza y sabiduría en sí mismo”. Estas palabras describieron un sentimiento compartido por muchos.

El 7 de noviembre de 2016 fallecía Leonard Cohen. La carta fue inmediatamente rescatada por numerosos medios de comunicación y espacios informativos, que invitaron a la audiencia a centrarse en otro aspecto presente en la correspondencia: el vaticinio de Cohen (“creo que iré tras de ti muy pronto”) y la evocación de su propia muerte por medio de la imagen de la mano de Ihlen, como si le ofreciera acompañarle en su viaje.

A lo largo de los meses posteriores, la carta fue leída en los homenajes rendidos al desaparecido cantante, a menudo acompañada de diferentes versiones de So Long, Marianne, canción incluida en el primer álbum de Cohen, publicado en 1967. En noviembre de 2017, un año después de la muerte de Leonard, el hijo de este, Adam Cohen, añadió la carta a la letra de la canción en un concierto celebrado en su honor en Montreal, en el que participaron multitud de artistas reconocidos.

La carta de Cohen, aparentemente respaldada por su familia, forma parte de su legado. No habría nada que objetar si no fuera porque el contenido del mensaje no es obra del poeta canadiense.

¿Qué es lo que ocurrió?

Resulta revelador escuchar la entrevista a Mollestad en la CBC en lugar de atender a la transcripción abreviada de la misma. La periodista, Rosemary Barton, comenta al amigo de Ihlen: “Sé que no la tiene [la carta] delante, pero seguro que habiéndola escrito Leonard Cohen puede recordar parte de ella”.

Al responder, se aprecia claramente que Mollestad parafrasea a Cohen, trabándose en ocasiones y formulando las frases de distintas maneras mientras trata de recordar las palabras exactas del artista. Al llegar al final de la carta tal y como la recuerda, murmura: “algo así”.

En la transcripción publicada en la web de la CBC se editó la versión de la carta que Mollestad recordaba para eliminar sus dudas, lógicas a todas luces, y se realizaron algunos cambios adicionales de menor importancia.

En su libro, Montefiore presenta lo que parece ser una reproducción bastante exacta de la carta escrita por Cohen, cedida por los gestores del patrimonio del músico canadiense. Las diferencias son considerables. El texto dice así:

Querida Marianne,

Estoy justo detrás de ti, tan próximo que podría tomar tu mano. Este viejo cuerpo se ha rendido, al igual que el tuyo, y el desahucio puede ocurrir en cualquier momento.

Nunca he olvidado tu amor y tu belleza. Pero eso ya lo sabes, así que no es necesario que diga nada más. Te deseo un viaje tranquilo, mi vieja amiga. Nos vemos por el camino. Todo mi amor y agradecimiento. Leonard

Además de ser un tercio más larga, la versión de Mollestad y la CBC contiene pequeñas pero significativas modificaciones que alteran el sentido del texto original.

La sabiduría de Marianne

El “Querida Marianne” con el que Cohen empieza la carta se desmarca de la resignación del “Bueno, Marianne” recordado por Mollestad, quien en la entrevista expresa que Ihlen podría llegar a tocar la mano de Cohen, cuando es el escritor quien asegura poder alcanzar la mano de su amiga. La referencia a la “sabiduría” de Ihlen distorsiona de alguna manera las características de la relación entre ambos, y la alusión de Cohen al “desahucio” de ambos de sus cuerpos perturba la dulzura y la intimidad que desprende la versión de Mollestad.

Podría decirse que la interpretación del cineasta es un poco más agradable si nos paramos a observar frases como la edulcorada “estoy tan cerca de ti”, mucho más amable que el “estoy justo detrás de ti” escrito por Cohen, de la misma manera que las palabras “buen viaje” suenan mejor que el “viaje tranquilo” que el escritor le desea en realidad a Ihlen. Una de las pocas expresiones que no fueron alteradas fue la despedida final: “nos vemos por el camino”.

Si la carta original consiguiera notoriedad quizá podría cambiar, aunque sea levemente, la manera en que son recordadas las historias personales de Cohen e Ihlen. Periodistas y analistas se han encargado de alimentar la vorágine informativa hasta el punto de descartar la autenticidad de las palabras de Cohen, dando forma a una versión apócrifa.

Tanya Dalziell, Associate Professor, English and Literary Studies, University of Western Australia y Paul Genoni, Associate Professor, School of Media, Creative Arts and Social Inquiry, Curtin University

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

 
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