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Amnistía denuncia el turismo cómplice con la ocupación israelí

La organización señala a los gigantes del turismo on line por anunciar cientos de alojamientos y actividades de ocio en asentamientos israelíes de Cisjordania y Jerusalén-Este, considerados ilegales según el derecho internacional.

Manifestantes palestinos cerca de Ramallah, en Cisjordania, el pasado día 27 de enero. / MOHAMAD TOROKMAN (Reuters)

Jerusalem

Alojamiento con vistas al desierto, cerca de ruinas históricas, hospitalidad israelí, ideal para familias. La descripción suena perfecta y las fotos no lo son menos. Pero tras esta idílica imagen puede esconderse una situación ilegal y una complicidad con la existencia y expansión de los asentamientos israelíes que se alzan en tierra palestina, es decir con la ocupación israelí iniciada hace más de 50 años. Esta es la denuncia del nuevo informe de Amnistía Internacional publicado el miércoles en el que la organización señala directamente a los gigantes del turismo en línea AirBnb, Booking, Tripadvisor y Expedia por ofrecer alojamientos y actividades de ocio en estos asentamientos en Cisjordania y Jerusalén-Este.

En su informe “Destino Ocupación”, Amnistía analiza las ofertas de estas empresas en cinco lugares concretos de Cisjordania y Jerusalén-Este y recuerda que promover estas colonias israelíes, en las que viven ya más de 600.000 personas, significa violar el derecho internacional y los derechos humanos de los palestinos que viven bajo ocupación y constituye un “crimen de guerra”.

“El modelo empresarial de Airbnb, Booking.com, Expedia y TripAdvisor (…) contribuye a estas violaciones de derechos humanos al hacer negocios en los asentamientos”, ha explicado Seema Joshi, directora de Asuntos Temáticos Globales de Amnistía Internacional.

La organización ha estudiado los casos del asentamiento de Kfar Adumim, a las afueras de Jerusalén; la colonia de Shiloh y los pueblos palestinos cercanos de Qaryut y Jalud, al norte de Cisjordania; la ciudad palestina de Hebrón, donde hay colonias dentro de su casco histórico, el barrio palestino de Silwan, en Jerusalén-Este; y el asentamiento de Susya, al sur de Cisjordania. En todos ellos, estas empresas proponen alojamientos, visitas, restaurantes y otras actividades.

Por ejemplo, Amnistía cita que Airbnb, Booking.com, Expedia y TripAdvisor anuncian alquileres y “experiencias” de acampar en el desierto gestionadas por colonos en el asentamiento de Kfar Adumim o en sus proximidades. Mientras tanto “unos 180 residentes de la comunidad beduina vecina de Jan al Ahmar corren riesgo de un desalojo forzoso por el ejército israelí para dejar sitio a la expansión ilegal de Kfar Adumim y de otros asentamientos de la zona. Este traslado forzoso de personas en territorio ocupado constituye un crimen de guerra”, continúa AI.

La organización también presta especial interés al caso de Airbnb, quien se comprometió a finales del año pasado a retirar los anuncios en colonias de Cisjordania pero no habló de los alojamientos propuestos en Jerusalén-Este, donde viven más de 200.000 colonos. Además, alojamientos en asentamientos israelíes de Cisjordania siguen estando disponibles en su web.

“Amnistía Internacional considera que Airbnb, Booking.com, Expedia y TripAdvisor no sólo contribuyen de forma importante a llevar el turismo a los asentamientos ilegales, sino que además engañan a sus clientes al no indicar de modo sistemático si los anuncios están situados en asentamientos israelíes”, dice AI en su informe.

Según la organización, el gobierno israelí ha invertido en los últimos años mucho dinero en el desarrollo de la industria turística en los asentamientos con fines esencialmente políticos, utiliza lugares de interés “para justificar la apropiación de tierras y viviendas palestinas y a menudo construye asentamientos cerca de yacimientos arqueológicos deliberadamente, para subrayar la relación histórica del pueblo judío con la región”.

La publicación de este informe de Amnistía Internacional coincide con un aumento significativo de los turistas en Israel y Palestina. Las autoridades israelíes anunciaron que recibieron en 2018 más de cuatro millones de turistas. Los dirigentes palestinos no tienen forma de contabilizar los visitantes, ya que cualquier turista que decida ir a Belén o Ramallah debe entrar primero en Israel. El gobierno palestino sí ha denunciado una monopolización del turismo por parte de Israel y también una apropiación indebida de lugares como la Ciudad Vieja de Jerusalén, que aparece en muchos folletos turísticos israelíes, Belén, epicentro de las peregrinaciones cristianas, que se sitúa en Cisjordania, o puntos del Mar Muerto.

“El gobierno israelí utiliza la creciente industria turística en los asentamientos para legitimar su existencia y su expansión y las empresas de turismo en línea le siguen el juego (…) Los crímenes de guerra no son una atracción turística”, insiste AI.

Amnistía pide a las empresas que dejen de hacer negocios en y con los asentamientos e insta también a los gobiernos a impedir estas actividades por ley y que introduzcan normativas que prohíban la importación de bienes procedentes de los asentamientos.

 
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