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UE

Borrell advierte que un fracaso en Salzburgo puede aumentar el riesgo de autodisolución del proyecto europeo

El ministro español de asuntos exteriores describe a una UE dividida y con riesgo de implosión

El ministro de Asunto Exteriores, Josep Borrell, durante la inauguración del seminario "Quo vadis Europa. ¿Hacia una nueva primavera europea? / Pedro Puente Hoyos (EFE)

El ministro de Asunto Exteriores, Josep Borrell, durante la inauguración del seminario "Quo vadis Europa. ¿Hacia una nueva primavera europea?

Bruselas

No es la primera vez que Josep Borrell habla de la inmigración como del riesgo principal al que se enfrenta la Unión. Pero a pocos días de la Cumbre Europea de Salzburgo a donde viajarán los ministros de asuntos exteriores su posición describe sin tapujos lo mal que está la situación.

“La inmigración, los problemas migratorios son más graves que los que han sido los problemas del euro. Los problemas migratorios son un claro disolvente de la Unión porque crean mucha desunión”, ha explicado Borrell.

El ministro mantiene que el problema es que existen dos grupos de países enfrentados, por culpa del problema que sacudió a la UE el verano del año 2015 desde el que ha sido claramente imposible pactar ninguna solución.

Se están perfilando dos grupos de países con posiciones claramente contrapuestas: algunos países del este más Italia por un lado y lo que podríamos llamar el tridente Franco-Español-Alemán más Portugal y otros países que tienen una actitud más de realismo moral, teniendo en cuenta las exigencias morales y prácticas del problema pero también teniendo en cuenta los valores de los Tratados de la Unión. Sin duda esta división existe”, ha dicho ante los periodistas españoles en Viena.

Por esto, el ministro mantiene que es crucial llegar a algún acuerdo en la próxima Cumbre de jefes de gobierno. Según el ministro, el Gobierno español trabaja a fondo para preparar la reunión y anuncia que “España confía en poder hacer una aportación en colaboración con los países que están por buscar soluciones constructivas".

Según Borrell “el presidente Sánchez está absolutamente movilizado por este tema” porque “la división existe y por eso la reunión de Salzburgo tiene tanta importancia porque un nuevo fracaso en Salzburgo significaría la cristalización de estos dos grupos”.

Un riesgo que la UE no puede permitirse según la Alta Representante para la Seguridad y la Política Exterior, Federica Mogherini, que hoy ha intentado frenar los intentos de la nueva ultra derecha radical que desde los gobiernos de Austria o de Italia parece decidida a boicotear cualquier intento de consenso.

Mogherini ha advertido que la propuesta de Austria para militarizar las fronteras internas frente a la inmigración es ilegal. Y ha defendido que la única opción para garantizar la seguridad en el Mediterráneo es la de mantener la operación “Sophia” que desde el 2015 mantiene a buques de distintas armadas europeas como patrullas contra los traficantes.

Mogherini rechaza militarizar las fronteras terrestres

Parecían dos temas alejados. Austria llevaba a las reuniones de los ministros de defensa y de exteriores una propuesta para crear un cuerpo militar colectivo que vigilara las fronteras internas frente a la inmigración mientras Italia pedía soluciones para los inmigrantes rescatados por los buques que patrullan el mar Mediterráneo. Buques adscritos a la operación Sophia.

Pero por si algunos partidos de la nueva derecha extrema europea pensaban que el final de una cosa podía ser sinónimo del principio de la otra, la Alta Representante de la Unión Europea para la Seguridad y la Política Exterior les ha explicado hoy que el Tratado no deja retraer la operación marítima sobre tierra europea.

“En temas de operaciones militares comunes, los Tratados que son de cumplimiento obligado prevén que se hagan fuera”. Ha dicho acompañada por el ministro de defensa de Austria y miembro de uno de los partidos de ultra derecha que ha llegado a un gobierno europeo.

Mogherini mantiene pues que la única vía es continuar prologando la operación Sophia. Se inició a petición de Italia el año 2015 pero la participación de los gobiernos quedó condicionada a que Italia asumiera todos los desembarcos de los rescates que hacen los barcos militares en el Mediterráneo.

Los desembarcos por esta vía “ no son ni el 10 por ciento” ha dicho Mogherini antes de asegurar que “Sophia no es eso, es mucho más” y avisar que “el final de la misión marítima podría suponer un aumento muy grave de los riesgos y la seguridad en las dos caras del Mediterráneo” dando por hecho que aunque sea difícil “hay que encontrar alguna solución para el reparto de inmigrantes desembarcados” ya que el mandato de la misión finaliza en diciembre y su prórroga queda condicionada a pactar un reparto solidario. Debate que deberán zanjar en la Cumbre europea del día 19 en Salzburgo, los jefes de gobierno de la UE.

 
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