Los ministros omnipresentes de Sánchez
"Estamos aquí y tenemos ganas", es la sensación que quieren trasladar los miembros del Gobierno, admiten en la Moncloa. Hay vía libre para que los ministros ocupen el máximo espacio posible en los medios de comunicación
Madrid
El martes 5 de junio empezó a conocerse, por goteo, la composición del Gobierno de Pedro Sánchez. El de Josep Borrell como ministro de Exteriores fue el primero de los diecisiete que se confirmó. Enseguida los recién elegidos, cuyos nombres ni siquiera figuraban todavía en el BOE, empezaron a asomarse a los medios de comunicación.
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En los últimos seis días, las ministras y ministros, han aparecido de manera constante en radios, televisiones, periódicos o webs. En programas informativos y programas de entretenimiento. En todas partes. Sus entrevistas han copado de una manera nunca vista antes los medios de comunicación.
Una de las primeras tareas del Gobierno ha sido gestionar el torrente de entrevistas. El equipo de comunicación del Gobierno aún no está constituido. El nombramiento del periodista Miguel Ángel Oliver, nuevo secretario de Estado de Comunicación, se publicó el sábado en el BOE, acaba de aterrizar en la Moncloa. La mayoría de los ministros todavía no tienen responsables de prensa, por tanto, varios de ellos han atendido directamente las peticiones de entrevistas de los medios.
En la Moncloa admiten que han dado vía libre a los ministros para ocupar el máximo espacio posible en los medios. "Estamos aquí y tenemos ganas", es la sensación que se quiere trasladar.
El cambio de estilo
Esta omnipresencia supone un cambio radical respecto a la etapa de Mariano Rajoy. Buena parte de las críticas del PP hacia el equipo de la Moncloa se debían, precisamente, a que los ministros no daban la cara. Muchos de ellos eran prácticamente desconocidos, en las filas populares se quejaban de que no defendían públicamente la tarea del Gobierno ni del partido, que se ponían de perfil y eso hacía que todo el peso, toda la responsabilidad, recayese sobre el presidente. Por ejemplo, Sáenz de Santamaría concedía poquísimas entrevistas y Fátima Báñez o, antes, Ana Mato, solo aparecieron en algunos medios y en contadas ocasiones.
La política de comunicación de Mariano Rajoy en la Moncloa fue siempre no comunicar. Tan solo en la última etapa de Gobierno, después de la crisis del referéndum ilegal el Cataluña, en la Moncloa saltaron todas las alarmas. Importantes medios internacionales estaban comprando la versión de los independentistas que, al contrario que el equipo de Rajoy, habían sido muy proactivos en sus contactos con la prensa. El equipo de Rajoy empezó a comunicar algo más, pero quizá era demasiado tarde.
El gran despliegue en los medios de los ministros de Pedro Sánchez supone un contraste enorme con las costumbres de sus antecesores. Pero, de momento, estamos solo ante los primeros, pasos y está por ver si ese estilo de comunicación se consolida o es solo una estrategia inicial para dar a conocer rápidamente a un equipo que, como máximo, dispone de dos años para trabajar.