Los tres caminos que se abren con la moción de censura de Sánchez a Rajoy
Pueden darse tres escenarios bien distintos: que Rajoy logre salvar la votación y su cargo, que Sánchez se convierta automáticamente en presidente o que Rajoy decida dimitir y esté en funciones hasta que se elija uno nuevo
Madrid
El debate que se inicia este jueves en el Congreso de los Diputados va a agitar, inevitablemente, el tablero político. La moción de censura es un mecanismo constitucional pero muy excepcional. Es la cuarta vez en la historia de nuestra democracia que se ha utilizado y nunca ha triunfado. Esta vez, cabe la posibilidad de que prospere. Ocurra o no, se van a producir cambios que podemos dibujar en forma de tres escenarios.
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Escenario uno: la moción de censura no prospera
Si Pedro Sánchez no logra los 176 votos necesarios para que prospere la moción de censura, formalmente no pasa nada, Rajoy continuará siendo presidente del Gobierno y la legislatura continuaría su curso.
Desde el equipo del presidente vaticinan que Rajoy podría, incluso, salir fortalecido tras su victoria, aunque no se le abre un camino sencillo. Pablo Iglesias ya ha amenazado con presentar muy pronto una nueva moción de censura para tratar de forzar elecciones. Sería una moción "instrumental", a modo de lo que pide Ciudadanos, con un candidato de consenso que solo tuviera en su programa un punto: convocar a las urnas. De manera que –teóricamente- el partido naranja no tendría otro remedio que apoyarla. Volvería a estar en juego, por tanto, la Presidencia de Rajoy. Sería, como temen los colaboradores de Rajoy, el inicio de un "calvario" hasta el final de la legislatura.
Escenario dos: Pedro Sánchez gana la moción de censura
España se encontraría ante una situación sin precedentes. Si Pedro Sánchez consigue reunir los 176 votos necesarios para ganar la votación, se convertiría automáticamente en presidente del Gobierno y su toma de posesión debería ser prácticamente inmediata como recoge el artículo 178 del Reglamento del Congreso de los Diputados:
"Cuando el Congreso de los Diputados aprobare una moción de censura, su Presidente lo pondrá inmediatamente en conocimiento del Rey y del Presidente del Gobierno. El candidato a la Presidencia del Gobierno incluido en aquélla se considerará investido de la confianza de la Cámara, a los efectos previstos en el artículo 99 de la Constitución."
El mismo viernes, tras la votación, la presidenta del Congreso, Ana Pastor, comunicaría al Rey el resultado, el sábado se publicaría el nombramiento en el BOE y, previsiblemente el lunes tomaría posesión. A continuación, rápidamente también, Pedro Sánchez tendría que nombrar a sus ministros y tendría que realizarse todo el traspaso de poderes con el que sería entonces el gobierno saliente de Mariano Rajoy.
Escenario tres: Mariano Rajoy dimite para evitar la moción de censura
La Moncloa y el PP niegan oficialmente que exista esa posibilidad, pero el rumor ha recorrido los pasillos del Congreso y las redacciones periodísticas. Existe cierta discusión acerca de hasta cuándo podría tomar esa decisión: si hasta el momento del comienzo del debate, a las nueve de la mañana, o hasta justo antes de la votación el viernes.
En todo caso, si eso ocurriera, la moción decaería, quedaría sin efecto. Rajoy se convertiría en presidente en funciones hasta que hubiera uno nuevo y se pondría en marcha el mecanismo que prevé la Constitución. El Rey debería proponer a un nuevo candidato, previa ronda de consultas con los partidos que determinaría cuál de todos tendría más apoyos. Cuando se produjera la primera votación, empezaría a correr el reloj y habría dos meses de plazo para que, si no lo lograse el primero, el Rey propusiera a otro u otros aspirantes. Si nadie lo consiguiera, al vencer el plazo de dos meses, se convocarían automáticamente las elecciones generales.
Esta opción tendría la ventaja para Rajoy de que sería él quien tomaría la iniciativa de marcharse, en lugar de ser desalojado por la oposición. Pero también tendría cierta ventaja para Pedro Sánchez. Si el Rey comprobase que es el que más apoyos podría reunir y le propusiera, tendría más fácil ser presidente en una votación de este tipo que mediante la moción de censura. En una investidura ordinaria, en segunda votación, hacen falta más síes que noes en lugar de los 176 diputados de la mayoría absoluta.