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Irlanda del Norte

El modelo irlandés en el que se han mirado los independentistas vascos

El fin de ETA coincide con el vigésimo aniversario de los Acuerdos de Viernes Santo, que pusieron fin a enfrentamiento armado en Irlanda del Norte

Cartel del IRA en Irlanda del Norte / Getty Images

Londres

El fin de ETA coincide con el vigésimo aniversario de los Acuerdos de Viernes Santo, que pusieron fin a enfrentamiento armado en Irlanda del Norte, dejando atrás tres décadas de violencia, 3.500 muertos y 47.000 heridos. Un conflicto que siempre estuvo muy ligado al vivido en el país vasco.

WEB Begoña Arce: El modelo irlandés en el que se han mirado los independentistas vascos

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Existen lazos estrechos e históricos y ha habido colaboración y apoyo mutuo entre republicanos y abertzales. Los dirigentes independentistas vascos han viajado a Irlanda frecuentemente, como es el caso de Arnaldo Otegi. Una de las últimas veces lo hizo para asistir el año pasado al entierro del dirigente del Sinn Féin, Martin McGuinness, “un amigo del país vasco”, según el coordinador general de Bildu.

Gerry Adams, al igual que otros dirigentes del Sinn Fein, les devolvieron las visitas en varias ocasiones y los republicanos han proporcionado consejo y asesoramiento a los abertzales, sobre la estrategia de negociación. Políticos españoles han seguido también atentamente la evolución de la situación norirlandesa e inevitablemente, el famoso modelo irlandés, que sirvió de marco para el fin de la lucha armada, ha sido en ocasiones analizado de manera interesada.

El también llamado Acuerdo de Belfast se alcanzó tras pacientes y larguísimas negociaciones, con dos pasos adelante y uno atrás, que concluyeron el 10 de abril de 1998 con la firma de los principales partidos de Irlanda del Norte y el respaldo de los gobiernos de Londres y Dublín. El Sinn Féin sólo pudo participar en las negociaciones políticas después de que IRA reanudara el alto el fuego, tras la ruptura de una de las treguas. Con el Acuerdo se logró un consenso constitucional sin precedentes, que fue refrendado masivamente en referéndum en el sur de Irlanda y por amplia mayoría en el norte. Los grupos paramilitares debían renunciar a las armas y mantener un alto el fuego permanente. El 28 de julio de 2005, el IRA Provisional anunció el cese de la lucha armada, pero el periodo de desarme y las verificaciones a cargo de una comisión internacional fueron un proceso extremadamente largo y hasta septiembre del 2008 no se consideró oficialmente desmantelada la organización paramilitar.

El Sinn Fein y el IRA que habían reclamado la autodeterminación como única solución al conflicto, optaron finalmente, sin renunciar verbalmente a esa reivindicación, por una salida más realista, conscientes de la lucha armada y el terrorismo era un tipo de lucha desfasada, cada vez más impopular y un callejón sin salida. A cambio el gobierno del laborista Tony Blair pacto la puesta en la libertad escalonada de los presos del IRA encarcelados. En total 447 convictos de terrorismo, incluidos 116 por delitos de sangre, se beneficiaron del programa de excarcelación anticipada negociado en el Acuerdo de Viernes Santo. Hubo además una amnistía encubierta y secreta, como se descubriría muchos años más tarde para los ‘on the run’, los republicanos sospechosos de haber cometidos delitos de sangre que se hallaban huidos. De ese pacto, alcanzado en una reunión entre Blair y Adams en el año 2000 sólo se supo en el 2014.

El Acuerdo de Viernes Santo trajo a Irlanda del Norte una paz sustancial, pero una democracia imperfecta, en una sociedad que sigue dos décadas después profundamente dividida. El sistema electoral proporcional ha beneficiado a los partidos radicales. El ultraconservador y probritánico Partido Democrático Unionista (DUP) y el independentista Sinn Feín, han sido los triunfadores. Ambos están obligados a compartir gobierno, algo anómalo que no ocurre en otras democracias. Desde hace 15 meses el Ejecutivo está paralizado sin que las dos fuerzas enfrentadas y condenadas a entenderse consigan superar la crisis. El ‘brexit’ ha añadido un factor más de inestabilidad en la provincia. El modelo irlandés podría necesitar ser revisado en un futuro no muy lejano.

 
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