Aquella noche en la que medio mundo gritó "no puede ser"

Washington

Cuando a mediados de junio de 2015 Donald Trump presentó oficialmente su candidatura a la Presidencia de EEUU desde su torre en Nueva York, en Washington DC los políticos de toda la vida, el stablishment según le gusta decir al magnate, se lo tómo a broma. Algunos miembros del equipo de la futura candidata demócrata Hillary Clinton llegaron incluso a la carcajada porque la escena les parecía cómica. Poco más de un año después, su jefe fue incapaz de salir a reconocer en público su derrota en la noche electoral más sorprendente en la historia del país.

Cuando Donald Trump llegó poco después a la Casa Blanca llevaba bajo el brazo un programa cargado de propuestas aislacionistas, contrarias a la inmigración y orientadas a desmontar el legado de su predecesor, Barack Obama. Es precisamente el nombre del primer presidente afroamericano de EEUU el que ejemplifica el mayor fracaso de Trump en sus primeros meses en el cargo: su incapacidad para "derogar y remplazar", como prometió incansablemente sobre todo en la recta final de la campaña, la reforma sanitaria. Pero no es el único.

Ante la paralización de algunas de sus llamativas y polémicas iniciativas, de momento Trump apuesta todo a la economía. Lo hace con el respaldo de excelentes datos en lo que tiene que ver con el crecimiento y el desempleo, y con una reforma de impuestos que asegura que será "histórica" y que quiere tener lista antes de final de año.