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"Solo pensaron en deshacerse de Daesh, sin preocuparse por los civiles"

Abdalaziz Alhamza es el portavoz de Raqqa is Being Slaughtered Silently, una organización que documenta las violaciones contra los civiles en Raqqa.

La batalla para reconquistar Raqqa comenzó en junio de 2017 y ha dejado más de 1.000 civiles muertos.

Un soldado de las Fuerzas de Siria Democrática camina entre las ruinas de Raqqa. / ERIK DE CASTRO (Reuters)

Un soldado de las Fuerzas de Siria Democrática camina entre las ruinas de Raqqa.

Madrid

En 2014, la plaza de Naim o plaza del paraíso, en el centro de Raqqa, pasó a ser conocida como la plaza del infierno. Daesh la convirtió en el escenario de ejecuciones y decapitaciones. "Cambiaron todo poco a poco, establecieron sus reglas, cerraron escuelas y restaurantes, ejecutaron, torturaron y buscaron cualquier forma de matar a los civiles. Raqqa se convirtió en una ciudad fantasma", nos cuenta Abdulaziz Alhamza, portavoz de la organización Raqqa is Being Slaughtered Silently.

Hace unos días, las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), un grupo de milicias árabes y kurdas apoyadas por Estados Unidos, sustutían, en esa misma plaza, ahora destruida, las banderas negras de Daesh por las suyas, amarillas. Celebraban la liberación de Raqqa del control del grupo terrorista después de cuatro meses de combates. Según Abdulaziz, que huyó de la ciudad cuando llegó Daesh, "los ciudadanos de Raqqa no lo consideran una liberación porque todo el mundo ha perdido a alguien querido: un familiar, un amigo, un vecino... Sí, Daesh ha sido derrotado, pero no podemos estar felices".

"Solo pensaron en deshacerse de Daesh, sin preocuparse de los civiles"

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Para los civiles, el terror que vivieron cuando Daesh controlaba la ciudad no acabó cuando comenzó la batalla, en junio de 2017. ¿Ha sido esta la manera correcta de liberar la ciudad? Donatella Rovera, investigadora de Amnistía Internacional, ha estado sobre el terreno y nos explica que aunque es inevitable que no se produzcan víctimas civiles en una batalla de estas características, sí hay maneras de evitar daños. "La cuestión es si las fuerzas de la coalición han tomado todas las medidas posibles para reducir lo más posible el daño a los civiles. Tras nuestra investigación el resultado es que no. Las municiones y los proyectiles que han utilizado no son precisos y no se deberían utilizar en barrios llenos de residentes porque un error de unos metros puede marcar la diferencia entre matar a un grupo de combatientes de Daesh o matar a una familia de civiles".

"Contaban que los bombardeos eran indiscriminados y no eran precisos. Dicen que empezaban a caer proyectiles y no sabían dónde esconderse. Caían al lado de sus casas, se iban a casa de sus vecinos y ahí también caían", explica Donatella. Abdalaziz está en contacto con los que han huido de los combates: "Los que han sobrevivido me decían que no había una manera de estar a salvo, que no se creen que aún estén vivos. La campaña no ha estado bien organizada. De otra manera quizás habrían tardado más en derrotar a Daesh, pero podrían haber evitado que miles de civiles murieran. Pero no, solo pensaron en deshacerse de Daesh, sin preocuparse de los civiles". Según el Observatorio Sirio de Derehos Humanos, más de 1.000 civiles han muerto durante la ofensiva, la mayoría por los bombardeos de la coalición internacional.

Banderas de las Fuerzas de Siria Democrática en la rotonda de Naim.

Banderas de las Fuerzas de Siria Democrática en la rotonda de Naim. / ERIK DE CASTRO

Banderas de las Fuerzas de Siria Democrática en la rotonda de Naim.

Banderas de las Fuerzas de Siria Democrática en la rotonda de Naim. / ERIK DE CASTRO

Las posibilidades de huir eran escasas. Por las carreteras, se exponían a los francotiradores de Daesh y a las minas que sus milicianos habían colocado. Así que muchos decidieron bajar al sur y cruzar el río Eúfrates. "Los puentes estaban destruidos así que la única opción era cruzar en barcos, pero las fuerzas de la coalición bombardeaban los barcos y muchos murieron también así", nos dice Donatella Rovera. En definitiva, los civiles se han visto atrapados entre cuatro fuegos: los bombardeos de la coalición, el asedio de el régimen de Al Asad apoyado por Rusia y las batallas entre los milicianos de Daesh y los de las FSD.

Cientos de miles consiguieron huir, convirtiéndose en desplazados internos. Varias organizaciones han alertado sobre la situación que viven estos desplazados. En un comunicado, Save The Children, dice que "la mayoría de las familias van a estar durante años estancados en estos campos, en los que las condiciones son miserables porque no tienen suficiente comida, agua o medicinas". Desde Amnistía, dicen que esto es algo que se puede prevenir. "En el momento de la planificación militar ya se sabe que estos combates van a causar millares de desplazados. Es una ecuación matemática muy sencilla. Si hay dinero para hacer la guerra, también tiene que haberlo para las víctimas de esa guerra".

El futuro de la ciudad es incierto. Según organizaciones como el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, el 80% de la ciudad está en ruinas. Ahora se plantean las cuestiones en torno a la reconstrucción y al gobierno de la ciudad. "Para la coalición y las FSD solo había un objetivo: derrotar a Daesh, pero no había un plan para el día de después de la derrota", dice Abdulaziz.

Sara Selva Ortiz

Sara Selva Ortiz

Redactora de la sección de Nacional. Antes trabajó en el equipo de Hoy por Hoy, en Economía, en Informativos...

 
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