Los editores denuncian que con la LOMCE hacen hasta 25 libros distintos para una misma asignatura
La ley Wert ha disparado las diferencias en los curriculos de las comunidades autónomas y la necesidad de manuales distintos.
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Libros de texto de una papelería de Madrid. / Isabel Muñoz Torres (EFE)
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Madrid
Matemáticas de 4º de primaria, una materia aparentemente neutra, no se imparte ni las mismas horas, ni en el mismo orden, ni en el mismo idioma en una comunidad autónoma que en otra. Eso obliga a los editores de libros de texto a tener que hacer hasta una veintena de versiones distintas de un mismo libro para poder adaptarse a los distintos currículos. "No es lo mismo tener una asignatura de matemáticas que se van a dar durante 400 horas (en toda la primaria) que tener unas matemáticas que se van a dar durante 1200. No sería coherente que yo pusiera nueve unidades para las 400 horas y que lo que hiciera el alumno fuera repetir esas unidades tres veces. Hay que adaptar los contenidos a la carga lectiva", ha explicado en rueda de prensa José Moyano, Presidente de la Asociación Nacional de Editores de libros y material de enseñanza (ANELE).
Moyano achaca esta "diversidad de contenidos " a la actual ley educativa que ha disparado las diferencias entre las distintas autonomías: "La LOMCE tenía entre sus objetivos unificar el currículo y las materias pero ha logrado precisamente todo lo contrario. Eso quiere decir que ha habido una mala actuación en cuanto a la puesta en marcha de esta ley".
La LOMCE no fija un horario para cada asignatura sino que asigna un porcentaje determinado de carga lectiva para tres bloques de asignaturas: las troncales (entre las que está matemáticas) deben tener al menos el 50% de la carga lectiva total. El resto del tiempo se reparte entre asignaturas específicas y de libre configuración. Las diferencias se generan porque hay comunidades que han decidido limitar la carga lectiva a ese 50% pero otras la han ampliado mucho más. Los alumnos de Madrid dan 400 horas más de matemáticas en la etapa de primaria que los del País Vasco, según un análisis de los distintos currículos publicado por El País. Además las comunidades autónomas pueden elegir en que curso profundizan en un determinado contenido. A esto hay que sumar la necesidad de manuales distintos para los sistemas bilingües o las lenguas cooficiales.
Las diferencias entre comunidades se repiten en el resto de materias. Según el informe "El libro educativo en España" curso 2017-2018 elaborado por ANELE para Ciencias Naturales las editoriales han publicado una media de 17 libros diferentes de 4º de primaria, para Sociales 25 y para Lengua 18. Todas son materias troncales. Con la ley anterior, la LOGSE, esto no ocurría. Según datos de ANELE se publicaban cuatro versiones de los libros de matemáticas, lengua y naturales. De sociales, siete. "Un libro de Madrid no vale en Castilla La Mancha. Es un despropósito", ha lamentado Antonio Ávila, director ejecutivo de la Federación de Editores de Gremios de España. "En total se han editado casi 50.000 títulos para el nuevo curso. En Francia hay 2.000", ha añadido. Los editores explican que cubrir esta variedad eleva los costes de forma “importante” aunque no son capaces de cuantificar su impacto en el precio final del libro.
ANELE pide contenidos más homogéneos y estabilidad. Confían en que puedan llegar de la mano del posible pacto educativo: "Un país que quiere ser operativo y que quiere tener empresas fuertes no puede estar al albur de estar continuamente intervenido por una normativa inasumible. Hay que buscar la coherencia, la estabilidad. Ojalá sea consecuencia del pacto en educación. Nos parecería fabuloso".
Los portavoces de la asociación de editores han querido también dejar claro que no están en contra de las políticas de gratuidad de los libros de texto siempre que se hagan "respetando la calidad". Además han criticado las modificaciones que se han registrado en la renovación de los libros. La ley obliga a que los manuales se mantengan durante cuatro años. Las comunidades autónomas han alterado ese plazo por la crisis económica y en muchas ocasiones "sin previo aviso", lo que ha provocado desorden en los calendarios de renovación, obsolescencias e incertidumbre para el sector.