''Solo pienso en que mañana mis hijos y yo sigamos con vida''
Desde inicios de este año el mundo se enfrenta a la peor crisis humanitaria desde que se creó Naciones Unidas. No sólo porque nunca en los últimos 70 años se habían sumado tantos millones de personas sufriendo hambre a la vez sino porque por primera vez en la historia se podría declarar la hambruna en hasta 4 países a la vez
Somalia
En el campo de desplazados internos de Hoodo saben demasiado bien lo que es el hambre. En todas y una cada una de las 180 chozas que lo componen en medio de la nada hay nombres de fallecidos a los que se les recuerda o de niños gravemente malnutridos.
Crónica y entrevista sobre crisis humanitaria en Somalia (12/07/2017) - 'Hoy por hoy'
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Pero si hay uno que puede dar testimonio de la tragedia que está produciendo la sequía y la desnutrición en Somalia ese es Abulkader, de 37 años, pastor nómada como la gran mayoría de los somalíes, y al que encontramos tosiendo fuertemente en la puerta de su precaria cabaña. Está enfermo y seguramente su salud se seguirá complicando pero ese es el menor de sus problemas. No se puede permitir ni pensar en cuidarse a sí mismo. Desde que llegó de Galadi , Etiopia, cuya frontera está a solo 30 km a este campo, donde lleva 4 meses, no ha dejado de poner los nombres de su familia al balance brutal de muertes por desnutrición, 6 nombres ha puesto ya, los de los 6 miembros de su familia que han muerto desde enero.
”La sequía nos ha impactado a todos, pero a mí especialmente. Primero perdí todo mi ganado 87 cabras, 1 camello y un burro. Una vez que me quedé sin animales y sin dinero empezó a enfermar mi familia. Mi mujer murió hace 6 meses en el hospital de Galkayo, ingresó ya demasiado tarde, estaba muy enferma. Si fuera sólo mi mujer... es que además la sequía ha matado a 5 de mis hijos. 4 murieron en Etiopía, en el camino de huida hacia este campo. El último niño que he perdido, de solo 4 meses, nació malnutrido y murió ya aquí en esta choza" relata en un bajísimo tono de voz este pastor arruinado por 4 años sin lluvias. Sus niños fallecidos tenían 3 años, otro de 2, el tercero de 1 año y medio, y los dos más pequeños 6 y 4 meses.
"Es duro perder a mi mujer y a la mitad de mis hijos. Todos por la sequía, fueron muriendo por la malnutrición" asegura Abdelkader apostado frente a su choza, rodeado de los otros 5 hijos que le quedan vivos y frente a la atenta mirada de sus vecinos , que siguen la visita de los técnicos de Save The Children que se detienen en la infravivienda del pastor, “me quedan estos 5 niños vivos .Lo único en lo que pienso es que no muera ninguno más, en que nos ayuden o en tener ganado para ganarnos la vida” se despide Abdelkader, el padre viudo al que esta sequía le ha matado a 6 miembros de la familia.
La única esperanza es seguir un día más con vida
A pocos metros, una madre recita los nombres de los 5 hijos que le quedan vivos, porque otros 3 también han muerto en los últimos 4 meses por los efectos de la desnutrición.
Es Sahra Dajrir, llegada desde Boj, Etiopía, "allí perdí 3, 2 murieron en Etiopía poco después que el ganado y el último se me murió en el camino hasta aquí, hasta el campo " afirma esta joven de 30 años con unas arrugas faciales propias de anciana centenaria.
Con su marido y sus hijos hicieron muchos kilómetros en busca de agua pero nada pudieron hacer por sus 300 cabras. Por si esto fuera poco, una de las hijas, la pequeña Hawa, está malnutrida severa, y está recibiendo tratamiento de Save The Children, "no tenemos nada de nada, sólo lo que nos dan en el campo" a lo que añade que su única obsesión es buscar el alimento del día.
"El mayor reto es la comida, mantener a mis hijos vivos, que mañana sigan en este mundo, la prioridad es comer, no la educación, mis hijos nunca han ido a un colegio. ¿Futuro? Para mí sólo hay presente. No puedo tener nada más en la cabeza más que mantener a mis hijos vivos, no puedo pensar nada más en que mañana sigamos todavía con vida" sentencia Sahra.
Tardaron 5 días caminando para llegar hasta este campo de Hoodo, hicieron unos 160 kilómetros, “fue agotador”, afirma Sahra, que termina recitando otro nombre, el de Abdeharram, su bebé de solo 2 meses, el tercero de sus hijos en morir por esta sequía.
En solo 2 de las 180 chozas de este campo, donde viven poco más de 1000 personas, Abdulkader y Sahra suman de momento 9 familiares muertos por el hambre que arrasa Somalia. Un padre viudo y una madre desesperada cuya única esperanza es mantener al resto de sus hijos un día más con vida.